El terror que vivió Dalilah Polanco por su respuesta a los secuestradores de Héctor Sandarti
Dalilah Polanco y Héctor Sandarti son ejemplo de que a la familia también se le escoge.
Los actores se conocieron al principio de sus carreras, cuando ambos luchaban por tener su momento en el espectáculo mexicano, compartiendo créditos en distintos proyectos como Me caigo de risa, El privilegio de mandar, Hospital El Paisa, y Sandarti estuvo en el homenaje que la obra Mentiras le realizó a Polanco en el 2012.
Su unión es tan grande que incluso ellos se llaman hermanos y son la referencia uno del otro cuando se trata de hacer algún trámite. Dalilah incluso tiene un apodo muy peculiar para Héctor, a quien llama Pepino.
Pero así como han compartido muchos buenos momentos, también hubo malos. El más terrorífico ocurrió en agosto de 2001 con el secuestro de Sandarti.
Héctor Sandarti ha contado esta terrible experiencia en algunas ocasiones. Aquel día se dirigía a la lectura de la que sería su primera obra de teatro al lado de Galilea Montijo, pero en el camino se detuvo en una papelería donde fue interceptado por un hombre que lo amagó con una pistola y lo secuestró.
Fue llevado a un paradero desconocido y con el paso de las horas, los secuestradores se dieron cuenta de que él no era el objetivo que tenían en mente. Aparentemente también desconocían que se trataba del conductor, en aquel momento, del programa Vida TV, pero antes de dejarlo ir, quisieron negociar un posible rescate.
Cuando revisaron las pertenencias que portaba, entre ellos el teléfono, se percataron de que entre los mensajes y las llamadas frecuentes se repetía un número. Era el de su "hermana" Dalilah, "pero es igual que yo, actriz, incipiente y pobre (...) y póngale que echándole ganas, junte 20 mil pesos", le contó a Yordi Rosado en una entrevista en 2022.
Los secuestradores se comunicaron con la "hermana" pero nunca imaginaron la respuesta de ella, que les colgó el teléfono. "El secuestrador dijo 'no, a este pobre ni su mejor amiga lo quiere, ni su mejor amiga responde por él. Libérenlo'".
Sandarti ha agradecido que Polanco se haya negado a siquiera escuchar esa llamada pues cree que gracias a eso, él sigue vivo. Sin embargo, Dalilah cuando se dio cuenta que Héctor realmente estaba en peligro, pensó que por su desinterés lo había condenado a morir.
La actriz de la serie Chavorrucos y la telenovela Eternamente amándonos le ha contado a Isabel Lascuráin cómo vivió el secuestro de su "hermano" desde el momento que recibió la llamada.
"Me hablan y me dicen 'quiere volver a ver al señor Héctor Humberto Sánchez Duarte vivo...', cuando dijo 'Héctor Humberto Sánchez', que es el nombre completo del señor Héctor Sandarti, ahí dejé de escuchar porque quién le dice el nombre completo, alguien quien tiene su identificación en la mano", comenzó.
Como lo contó el presentador de Telemundo, la también conductora consideró que esa llamada era un mal chiste. "Cuando me dijeron 'si lo quiere volver a ver vivo', le menté la madre, le dije 'pésima broma, vaya usted y chingue a su madre', así fueron las palabras y le colgué".
Pero aún con la duda sobre si era real o una mentira, Dalilah se comunicó con Galilea Montijo, con quien se supone trabajaría ese día y fue ella quien le confirmó que Héctor no se había presentado. "Ahí ya, se me volteó la matriz, se me cortó la leche, o sea valió todo, dije 'maté a mi amigo, maté a mi amigo'".
Mientras Sandarti creaba lazos con los secuestradores (con uno logró una conexión fraternal que lo ayudó a que no lo maltrataran), Polanco comenzó a pedir auxilio a todas las personas que podía, entre ellos Alexis Núñez, el productor del programa Vida TV, y de los pocos amigos personales que tenía en México, pues su "hermano" se había asentado en el país proveniente de Guatemala.
"Mi casa se convirtió en, pues, era un lugar lleno de, o sea, estaba Alexis Núñez con su mujer, llegó gente de antisecuestros, aparte le hablé a un amigo, a Benjamín Córdoba que es un amigo de la comunidad —el Pepino es una persona muy de Dios, entonces tiene una comunidad— y llegaron como 15 personas del Altillo de la iglesia. Entonces era un lugar de rezos pero otro lugar de, ¡era una locura!", recordó la actriz.
Las horas comenzaron a pasar sin aparentemente ninguna llamada más de los secuestradores, pero además, el equipo antisecuestro que los asistía ordenó desconectar los teléfonos de la casa. "Cortaron las dos líneas telefónicas en la casa, dijeron 'no se contesta en la noche, ellos tienen que hablar, y si se va a negociar algo, se ve en la mañana'". La decisión no ayudaba a la de por sí ya afligida Dalilah.
Durante la madrugada, los delincuentes liberaron al conductor, pero antes le vaciaron sus tarjetas. "Tampoco era que tuviera gran cosa, no sé ni siquiera cuánto fue lo que le sacaron de las tarjetas, y lo soltaron en un lugar, creo que por Neza", un municipio colindante a Ciudad de México.
En aquel lugar, dijo la actriz, había una fiesta de barrio. "Así de que estaban en 'el Mariachi loco quiere bailar' y se metió a decirles 'perdón, ¿me prestan un teléfono?, necesito hablarle a mi familia porque me acaban de dejar aquí'". La llamada no se logró porque las líneas telefónicas de Dalilah estaban desconectadas.
Afortunadamente, Sandarti también había logrado tener más lazos con los vecinos de su "hermana" y pudo comunicarse con una de ella, quien le comunicó muy de madrugada la afortunada noticia de que estaba bien, perdido en algún lado hacia el oriente de la ciudad.
"(Cuando) lo vi, como que envejeció 10 años y adelgazó 10 kilos y yo estaba igual, fue una experiencia nada grata", le contó a Lascuráin.
Entre 2001 y 2004 fueron secuestradas y asesinadas 85 personas, y en Ciudad de México se registraba un secuestro cada 40 horas. En el país los secuestros tenían como objetivo a grandes empresarios o personas importantes cuyas familias pudieran pagar grandes sumas de dinero.
La Ciudad de México era ideal para ello, pero con Sandarti, los secuestradores, insiste él, se habían equivocado.
"Afortunadamente tenemos Hector Sandarti para rato, tan talentoso y tan amoroso, y creo que, de verdad, Dios puso en él, como dice él que lo pedía, 'pon en mi boca las palabras correctas para que estos señores se compadezcan de mí y me dejen en libertad. Y así fue", recordó Dalilah Polanco.