El trauma que vivió en su infancia Carlos de Inglaterra y marcó su vida

En esta fotografía, la reina Isabel II, a la que todavía le faltaban cuatro años para acceder al trono, sujeta en brazos al príncipe Carlos de Inglaterra, que acababa de soplar su primera vela. (Foto: Getty Images)

Cuando pensamos en el Príncipe Carlos de Inglaterra a menudo llevamos nuestra mente a Lady Di y enseguida recordamos a la triste Diana que vivía en un matrimonio sin amor. Pero, nunca pensamos en la tristeza del propio Príncipe de Gales. Y lo cierto es que Carlos de Inglaterra ha sido una persona marcada por el dolor y los traumas, ya desde su infancia. Decir que la vida de un Príncipe no es fácil parece, en estos tiempos, casi una ’boutade’. Sin embargo, si nos calzamos los zapatos de un pequeño niño llamado Carlos cuyos padres eran la Reina Isabel II de Inglaterra y un rígido Duque de Edimburgo, quizás podamos darnos cuenta de la infancia tan traumática y solitaria que tuvo que vivir Carlos de Inglaterra.

El pequeño Carlos Arturo Felipe Jorge tenía una constitución física frágil y una forma de ser más tendente a la melancolía que a las grandes hazañas. Sin embargo, su padre, el Duque de Edimburgo y su madre la Reina esperaban mucho de él. Lo esperaban todo. Querían que su hijo, destinado a ser el heredero, reuniera las mayores cualidades. El Duque de Edimburgo buscaba ver en su hijo la disciplina, la fortaleza y la decisión que él mismo demostraba. Pero, Carlos no tenía el carácter enérgico de su padre. Ni mucho menos. Carlos era un niño que deseaba por encima de todo recibir un abrazo de sus padres. Un abrazo que nunca llegaba y que por ello Carlos abrazaba sin parar a su osito de peluche.

El secreto de la corona de Carlos de Inglaterra que se ha desvelado 50 años después/HOLA
El secreto de la corona de Carlos de Inglaterra que se ha desvelado 50 años después/HOLA

El marido de la Reina Isabel temía que su hijo fuera demasiado vulnerable y pensó que debía fortalecerse. El Duque de Edimburgo entendió que lo que le hacía falta a su hijo era un buen colegio donde recibiera la educación necesaria. De esta forma, el pequeño Carlos fue matriculado en la escuela en la que había estudiado su propio padre, en Cheam School, una institución que buscaba liberar a sus alumnos de un trato con privilegios solo por ser los hijos de alguien poderoso. Pero si el colegio es un lugar al que a algunos niños les cuesta ir, para Carlos esta escuela en Escocia se llegó a convertir en un lugar casi terrorífico.

En el físico del pequeño Carlos destacaban unas grandes orejas y aquello le supuso al pequeño heredero tener que soportar miles de interminables bromas de sus compañeros. Además, padecía sobrepeso y los niños de su clase le bautizaron con el apodo, nada original y muy cruel, de “el gordito”. Carlos siempre tan sensible se fue encerrando cada vez más en sí mismo, entristeciéndose y alejándose de los compañeros de clase. A Carlos le costaban las matemáticas y la gimnasia, él era bueno en lectura, teatro, dibujo y música. Ninguna de las disciplinas que admirase su progenitor. Carlos decepcionaba.

Al regresar de la escuela, en casa, en Palacio, el pequeño Carlos echaba de menos a sus padres. Las obligaciones oficiales de Isabel y Felipe les mantenían muy ocupados e incluso alejados del país durante meses debido a sus numerosos viajes de Estado. Ni la Reina ni el Duque eran personas dadas a mostrar su cariño y Carlos veía en ello una distancia con sus padres infranqueable. Carlos se sentía solo en el colegio y solo en su casa. Su infancia fue traumática para el Príncipe de Gales y le dejó una dolorosa huella para el resto de su vida.

Foto/Marie Claire.
Foto/Marie Claire.

Ahora que Meghan Markle está a pocas semanas de dar a luz, probablemente Carlos de Inglaterra querrá aconsejar al Príncipe Harry, para que su futuro hijo o hija no tenga que sentir nunca ese vacío en su infancia. Querrá recomendar a su hijo y a su nuera que no hagan recaer en su primogénito o primogénita una expectativa tan grande que ahogue sus verdaderas aptitudes y sueños. Querrá prevenir a Harry y a Meghan para que su futuro nieto o nieta no padezca la soledad aterradora que él mismo vivió y que nunca ha llegado a superar del todo.