El voluntario exilio de los blockbusters de Viggo Mortensen

Han pasado ya 14 años desde que se estrenase El Señor de los Anillos y Peter Jackson lanzase al estrellato a un actor de padre danés, madre estadounidense y argentino de espíritu que con su larga melena, su cara de tipo duro de gran corazón y su acento de allá conquistó al público femenino con un solo gesto, el de abrir unas pesadas puertas a dos manos. Gesto heroico el de Viggo Mortensen, que le debe su fama a un montaraz personaje de nombre Aragorn que puso en el mapa hollywoodiense de manera fulminante después de años de duro trabajo y un sinfín de proyectos.

Viggo Mortensen no nació con Aragorn –llevaba desde los ochenta dedicándose profesionalmente a esto de la actuación– pero sí murió para algunos con ese personaje. Porque tras aquello, tras aquella trilogía que rompió la taquilla, el actor nacido en Manhattan se empeñó en desaparecer para el gran público refugiándose en el cine más de autor, independiente e internacional. Ha participado en películas españolas (léase aquel desastre titulado Alatriste), argentinas (Todos tenemos un plan) y francesas (Loin des hommes, la que le tiene estos días concediendo entrevistas por España).

Tiene 46 años ya y, con muchas canas que peinar y entradas que cubrir –los años han pasado por él como por cualquier mortal- Mortensen sigue renegando de los blockbusters. Al menos así ha sido durante la última década. Algo que Paul Greengrass y Universal están empeñados en remediar. Según ha publicado The Wrap, parece que el director del regreso de Matt Damon a la saga Bourne tras la incursión de Jeremy Renner, está interesado en que Mortensen interprete al villano de la película. Nada se sabe ni del guión, ni del personaje, ni de la oferta que supuestamente el actor ha recibido ya. Como tampoco su respuesta. Aunque, dados los antecedentes, su tirria a los taquillazos y su halo de actor de cine independiente, no parece que vaya a ser afirmativa.

Decía no hace mucho en una entrevista que busca “hacer cosas que me gusten que podrías ver dentro de diez años sin avergonzarte”. ¿Será ese el caso de Alatriste o de Todos tenemos un plan? Más bien, no. Para gustos, los colores, pero hay ciertos criterios universales de calidad y trascendencia, ¿no? Sea como fuere, el caso es que no parece que Mortensen se vaya a dejar seducir por Greengrass. Lleva años huyendo de la imagen de actor de taquillazos que adquirió con El Señor de los Anillos y no tiene pinta de que a estas alturas de la película de su vida vaya a querer retomar la senda que abandonó tan convencido.

Sobre todo teniendo en cuenta las pestes que soltó hace un tiempo sobre Peter Jackson y su afición por los efectos especiales. Claro, que también en otra entrevista alabó a algunos directores que “hacen películas de millones de dólares y han demostrado que son capaces de hacer algo distinto, como Christopher Nolan o Peter Jackson”. ¿Jugando al despiste? ¿Dejando puertas abiertas? Nunca se sabe. Lo que sí sabemos es que no es el thriller de acción no es el tipo de película que suelen atraer al actor fetiche de David Cronenberg, director con el que ha trabajado en tres ocasiones. Una de ellas, Promesas del este, hasta le valió su hasta ahora única nominación al Oscar. Ahora le dará por decir que sí y nada de esto tendrá sentido.

(Foto: © 2001 New Line Cinema / Pathé)