Un catastrófico fracaso al que no pudo salvar ni Meryl Streep ni su multimillonario presupuesto

Glenn Close y Meryl Streep en La casa de los espíritus
Glenn Close y Meryl Streep en La casa de los espíritus

Tenía todo para ser uno de los éxitos de la década del 90 y sin embargo no sólo se estrelló en taquilla, sino que fue rápidamente olvidada y su sola mención genera vergüenza entre las personas involucradas: la adaptación de La casa de los espíritus se volvió una película maldita que hoy cayó en el olvido. Sin embargo, la historia detrás de su rodaje deja muchas lecciones ahora que el auge del streaming la convertirá en una serie.

Con más de 70 millones de copias vendidas en ediciones traducidas a 35 idiomas, La casa de los espíritus no sólo es la primera y más exitosa novela de Isabel Allende, sino que desde su lanzamiento en 1982 se convirtió en una de las obras literarias más relevantes de nuestro continente.

Allende escribió la historia al enterarse que su abuelo estaba muriendo. La escritora había dejado Chile tras el golpe y se había refugiado en Venezuela, en donde trabajó de periodista: “Durante mucho tiempo no pude escribir más que lo mínimo. Pero al enterarme de la salud de mi abuelo, comencé casi sin querer una especie de carta espiritual que sabía que él nunca recibiría”.

Esa carta espiritual se convirtió en un suceso inédito de ventas y una de las historias que transita el género del realismo mágico, con elementos como varias generaciones de mujeres con pelo verde y la cabeza de una abuela guardada por décadas en una caja de sombreros del desván

Isabel Allende, autora de La casa de los espíritus
Isabel Allende, autora de La casa de los espíritus - Créditos: @Lori Barra / random House

Fue este éxito global que hizo que Hollywood se interesara por la historia. Allende, sin embargo, se mostraba reticente a ceder los derechos y rechazó varias propuestas. Hasta que el director danés Bille August le envió una copia de su producción Pele El Conquistador con una carta explicándole por qué creía que era el indicado para adaptarla. Y la convenció.

Con los derechos en mano, el mismo August negoció con los poderosos estudios Miramax para que le produjeran la película, reservándose para él la escritura del guion y el control creativo de la edición final. Hollywood le concedió todos sus deseos, ya que la combinación de esta gran historia con un realizador que era elogiado en todo el mundo parecía ser la garantía de un producto que garantizaría no sólo afluencia de espectadores sino también prestigio y, por qué no, varios premios Oscar.

Este clima alrededor de la película permitió lograr uno de los repartos más sólidos de la década del 90, incluyendo a Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder, Antonio Banderas y Vanessa Redgrave.

“Este es un proyecto temido en Hollywood. Vivimos un momento en el que todo lo que se produce es de acuerdo a determinadas e invariables recetas de éxito que apuntan exclusivamente a rápidas y altas ganancias”, aseguró Close antes del rodaje. Sin embargo, antes de arrancar ya empezaron las polémicas. La película fue rodada en Alemania, Dinamarca y Portugal. En este último país se hicieron casi todas las escenas de exteriores y allí está la casa del título. Es justamente en Évora, en el Monte de las Tres Marías de la región del Alentejo portugués, en donde se rodaron las escenas de la hacienda de la familia Trueba.

Consultado por la decisión de que la mayoría de los paisajes del film no son de Chile sino del país europeo, August fue tajante: “Se trató de una decisión basada estrictamente en la seguridad de los actores y el equipo”.

Winona Ryder en La casa de los espíritus
Winona Ryder en La casa de los espíritus

“No me sorprendió la decisión porque el mío es un libro muy político y yo quería que fuera una película muy política. Y no era seguro rodar en Chile porque sabíamos que no les gustaría a los militares”, se sinceró Allende en una entrevista con la revista Newsweek.

El rodaje fue veloz: sólo seis meses en 1993 y no tuvo grandes sobresaltos aunque algunos rumores indicaban que los intérpretes, que estaban ansiosos de trabajar con August, se sintieron algo perdidos por la falta de direcciones claras del realizador.

Quizá quien tiene el peor recuerdo fue Winona Ryder, quien estaba en el momento más alto de su carrera profesional pero perseguida por la prensa y los paparazzi después del abrupto final de su romance con Johnny Depp. Se habían comprometido cinco meses después de conocerse y el actor se había tatuado “Winona Forever” en su brazo derecho, pero el amor terminó cuatro años más tarde.

Ryder encontró refugio del escándalo en el rodaje en tierras portuguesas, pero no pudo escapar de sus propios demonios: “Estaba interpretando a este personaje que termina siendo torturado en una prisión chilena. Miraba estos falsos moretones y cortes en mi rostro del rodaje y luchaba por verme a mí misma como esta niña. ‘¿Estarías tratando a esta chica como te tratás a ti misma?’ Recuerdo que me miré y dije: ‘Esto es lo que me estoy haciendo por dentro’. Porque simplemente no me estaba cuidando”, le dijo hace poco a la revista Harper’s Bazaar.

Meryl Streep y Jeremy Irons, en La casa de los espíritus
Meryl Streep y Jeremy Irons, en La casa de los espíritus

La película se estrenó en Alemania en octubre de 1993 en una versión teatral de 145 minutos que no entusiasmó a la crítica ni al público. Alertados por esto, Miramax decidió que antes de llegar a los Estados Unidos siguiera probándose en Europa. Así, ese año también se pudo ver en Suiza, los Países Bajos y Escandinavia, sin mejores resultados.

La casa de los espíritus se estrenó en los Estados Unidos el 1 de abril de 1994 en una versión más breve, de 132 minutos, con una premiere que tuvo que ser controlada por la policía porque la asociación de actores latinos realizó una protesta pacífica con pancartas denunciando su ausencia.

Relajada o tal vez intuyendo que la aventura podía no salir como estaba planeada, Allende declaró en el estreno: “No tengo expectativas. A mí no me puede pasar nada. Si sale una película muy mala, la gente dirá que el libro es mejor. Y si resulta un film bueno, mucha gente saldrá a comprar el libro”.

La crítica no tuvo piedad con la superproducción y la calificó como uno de los peores films del año. “Es una colección envidiable de excelentes actores haciendo sus peores interpretaciones en una película de realismo mágico que carece de realismo y de magia”, resumió muy bien un periodista.

El público también le dio la espalda y sólo recaudó seis millones de dólares, lejos de los 50 millones que tuvo de presupuesto. Los cambios que llevó adelante August siguen siendo hoy desconcertantes: no sólo porque se habla en inglés, que era la convención de la época para las grandes producciones, sino que descartó todo aquello que hacía interesante a la obra de Allende.

Winona Ryder y Antonio Banderas en La casa de los espíritus
Winona Ryder y Antonio Banderas en La casa de los espíritus

Así, La casa de los espíritus abre con una placa que anuncia que la historia sucede en “América del Sur”, sin mayores detalles y algunos de los actores, como Jeremy Irons, deciden usar acentos que recuerdan al chileno mientras que otros como Winona Ryder, hablan como una adolescente de Minnesota. Y una de las escenas más importantes de la historia ocurre en Navidad... durante una noche de intensa nieve.

No sólo eso, sino que todos los elementos del realismo mágico fueron excluidos y dos generaciones de la familia Trueba fusionada para acortar tiempos pero oscureciendo los hechos y motivaciones.

Con un ritmo tedioso, la película tiene subtextos inesperados que no son claros, como la química que tienen los personajes de Streep y Close, que son cuñadas, que es mucho mayor que la que se nota entre el matrimonio principal, de Streep y Irons. El resultado es una película tediosa que parece perder mucho de su propio texto.

El mal trago de la adaptación hizo que, por muchos años, se volviese casi tabú hablar del tema con Allende. Sin embargo, en 2019, el Ballet de Santiago presentó una versión de la historia, con música del chileno José Luis Domínguez y coreografía de Eduardo Yedro, maestro de la compañía nacional, y hace poco se anunció una serie. Se trata de una adaptación a cargo de las chilenas Francisca Alegría y Fernanda Urrejola, que cuenta con la actriz Eva Longoria como productora y parte del elenco en el rol de Blanca Trueba, uno de los personajes principales de la trama.

La serie, que en Estados Unidos se verá en la plataforma Hulu y es posible que en América Latina en Star+, se rodará en Chile y será hablada en castellano. “Esta es una historia sobre la familia, el amor y la magia. Estoy emocionada de mostrarle al mundo la belleza, la creatividad y el talento de clase magistral que nuestra comunidad continúa produciendo”, aseguró Longoria sobre el proyecto, que comenzará a rodarse en el mes de octubre.