El emotivo discurso de Maribel Verdú al entregarle el Goya de Honor a su amiga Aitana Sánchez-Gijón
Aitana Sánchez-Gijón,una de las actrices más queridas del cine, el teatro y la televisión española, ha sido la gran protagonista de la noche tras ser reconocida por su gran trayectoria — de 40 años— profesional con el Goya de honor este sábado en la 39.ª edición de los premios. Un momento muy emotivo porque, además, la estatuilla se la ha entregado su íntima amiga y compañera, Maribel Verdú, una petición expresa de la protagonista de Un paseo por las nubes, que se lo entregase ella: "Nos conocemos desde que éramos unas niñas", ha comenzado la presentadora de la gala.
"Te quiero porque eres luz y talento, porque eres la compañera perfecta, cómplice y leal, y este premio te lo dan por lo que te quiere y admira la gente, haces que nuestro país y nuestra cultura sea mejor", ha comenzado Maribel explicando antes de entregarle este galardón a Aitana Sánchez- Gijón. Posteriormente, y tras proyectar un vídeo con el que han hecho un repaso a la carrera de Aitana, Verdú reconoció que le hacía mucha ilusión entregar este premio a una mujer a la que conocía desde niña: "Compartíamos el mismo sueño, ser felices con este juego tan formidable, de vivir otras vidas y emocionar a la gente con ellas", señaló.
Antes de que Aitana Sánchez-Gijón apareciera en escena, Maribel Verdú ha confesado que este homenaje, para ella, "este para mí no es un Goya de Honor, es un Goya de amor", concluía. La protagonista de Tierra baja o Madres paralelas, que fue presidenta de la Academia de Cine, se ha emocionado cuando todo el público se ha puesto en pie mientras abrazaba a su amiga y le han dedicado una ovación de más de un minuto. "Gracias Maribel, sabes que era un sueño para mí recibir este Goya de tu mano. Cuánto camino juntas, amiga de mi alma. Te adoro", confesaba, mientras entre risas, reconocía que le hacía mucha ilusión coincidir esta noche con Richard Gere, "el amor de mi vida".
"Pienso en la niña que comenzó a ir a clases de teatro y en la epifanía que sintió que ese mundo de juego, fantasía y creación, podría ser un modo de vida", ha comenzado hablando la premiada tras dar las gracias a la academia y a todos los allí presentes. "Recuerdo el temblor con el que pronuncié mis primeras palabras a los 12 años (...) Aquí en Granada, por lo que mis inicios están poéticamente ligados a esta tierra", ha recordado.
"Desde ese momento, mi escuela principal fue el trabajo. Quiero compartir este Goya por todos esos compañeros que siguen adelante con viento y marea por su profesión. (...) Amo tanto esta profesión que disfruto más del trabajo de mis compañeros que del mío propio", ha continuado antes de recordar a Bigas Luna, a quien cada tiempo que pasa, "echo más de menos" y a Patricia Ferreira, "que fue una de las pioneras en ponerse detrás de las cámaras".
En sus palabras también ha hecho mención a Marisa Paredes: "Como dijo nuestra querida Marisa Paredes precisamente en una gala de los Goya, no hay que tener miedo a la cultura, hay que tener miedo a la ignorancia, a la indiferencia, a la mentira, al fanatismo y a la violencia. Hay que tener miedo a la guerra. Y me gustaría añadir, y creo que Marisa estaría de acuerdo conmigo, hay que tener miedo a los nuevos imperialismos y a las limpiezas étnicas".
Por último, ha agradecido a sus seres queridos su apoyo incondicional: "A mis hijos, Teo y Bruna, la luz de mi vida. A mi padre Ángel, que ya nos dejó hace mucho tiempo, y sobre todo a mi madre, Fiorella. El motor de mi vocación, mi gran cómplice. Mamá, sin ti, sin tu apoyo, sin tu respeto y sin tu confianza, nada de esto sería posible. Te quiero mucho, mamá. Gracias. Muchas gracias por tanto amor, nos vemos en el cine", ha finalizado.