La infección de hongos en los pies que aumenta con la edad

Es una afección común; el 20 por ciento de los individuos son portadores asintomáticos de lo que se conoce como 'tiña del pie' o 'tiña contagiosa'. El pie de atleta es más frecuente en hombres que en mujeres, pudiendo aparecer en niños y mayores, ya que no es una condición exclusiva de los jóvenes. (Foto: Getty)
Es una afección común; el 20 por ciento de los individuos son portadores asintomáticos de lo que se conoce como 'tiña del pie' o 'tiña contagiosa'. El pie de atleta es más frecuente en hombres que en mujeres, pudiendo aparecer en niños y mayores, ya que no es una condición exclusiva de los jóvenes. (Foto: Getty)

El pie de atleta es una infección producida por determinados tipos de hongos sobre la que hay muchas ideas infundadas como que solo ocurre en los meses de verano, que afecta a deportistas o jóvenes, que no necesita tratamiento, o que es un problema menor.

Pues lo siento, pero todas estas afirmaciones carecen de fundamento real. Seguramente el nombre de esta condición, 'pie de atleta' (Tinea Pedis), tenga mucho que ver con la confusión que hay en torno a ella. Para empezar no es una patología que tengan en “exclusiva” los atletas o la gente joven. Más bien al contrario, el riesgo de contraer esta infección aumenta con la edad.

Lo que deja claro que puede afectar a los adultos mayores, y aparecer en cualquier época del año. Sí, al estar ligada a la humedad es más frecuente en la temporada de playa y piscinas, pero puede darse el resto del año ya que también nos duchamos (o vamos a nadar, al gimnasio o a la sauna).

El pie de atleta es muy contagioso y puede propagarse mediante el contacto con una persona infectada o con superficies contaminadas, como toallas, suelos y calzado. Así que cualquier sitio con ambiente húmedo puede ser el lugar perfecto para que los hongos se propaguen y lleguen a tus pies aunque no seas un atleta.

Pero hay otras causas como usar siempre el mismo calzado impidiendo que pueda airearse y secarse, andar descalzo por lugares públicos (la moqueta de habitaciones de hotel también cuenta) o no secarse bien los pies también puede favorecer su desarrollo.

En concreto, el pie de atleta está producido por hongos dermatofitos (que se alimentan de queratina) o por levaduras (en casos muy raros con alteración del sistema inmunitario). "La queratina es el material estructural que forma la capa externa de la piel humana, el cabello y las uñas. Para sobrevivir, los dermatofitos deben vivir en la piel, el cabello o las uñas (la infección en las uñas se denomina tiña ungueal u onicomicosis)", tal y como publica el manual médico MSD.

Además, este tipo de hongos pueden propagarse del pie a otras partes del cuerpo, especialmente si te rascas o tocas las partes infectadas del pie. De hacerlo, la infección se puede propagar a las uñas de los dedos de los pies, a la mano y a la ingle (tiña inguinal).

El primer signo del pie de atleta es la descamación de la piel. Se puede apreciar a simple vista, y comienza a manifestarse generalmente entre los dedos de los pies, en el área interdigital, pudiendo afectar a uno o varios dedos.

El hongo ataca especialmente esta zona (normalmente se 'asienta' entre el cuarto y quinto dedo) porque los zapatos crean un ambiente cálido y húmedo. Además de en los espacios interdigitales, el pie de atleta también se puede presentar en los talones y en los laterales, y acabar extendiéndose a toda la planta.

Peor aún, la infección del pie de atleta puede propagarse a otras partes del cuerpo cálidas y húmedas. Es habitual que la infección se propague del pie a la ingle, ya que el hongo puede trasladarse a través de las manos o las toallas.

Los síntomas del pie de atleta incluyen picazón, ardor y piel escamosa. Sobre todo, el picor se nota al quitarse calcetines o medias y calzado. Pero el hecho de que tengas picor, ardor y mal olor, no implica que tengas pie de atleta.

En algunos casos, el dermatólogo puede diagnosticar el pie de atleta solo con mirar el pie. Para ayudar a confirmar el diagnóstico y descartar otras afecciones, el médico puede tomar muestras de piel del área infectada y examinarlas con un microscopio, o enviar una pequeña muestra de piel a un laboratorio para que la analicen y que un laboratorio confirme la presencia del hongo.

Si no se trata, puede causar un daño permanente en las uñas, y otras infecciones graves que se extienden a otras zonas además de los pies, sobre todo si tienes un sistema inmunitario débil debido a alguna condición médica como el lupus o la diabetes o como consecuencia de la toma de medicamentos.

De hecho, las posibilidades de que la salud de los pies se resienta aumentan con una diabetes no controlada. Unos valores de azúcar bien controlados y el cuidado de los pies por un especialista pueden prevenir la aparición del pie de atleta.

El tratamientos incluye los llamados antimicóticos (cremas, pomada, aerosol o polvos que se aplican sobre la piel) sin receta médica, en la mayoría de los casos. Las infecciones graves, en cambio, requerirán un fármaco específico para tomar vía oral que sí necesitará prescripción médica.

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