'No entiendo a mis hijos': ¿qué hacer para cambiar la situación?
Padres y madres que no entienden a sus hijos. Una situación de lo más común que provoca frustración en unos y a otros. Se suele asociar más a la adolescencia, pero la realidad es que esta desconexión puede ocurrir en cualquier etapa del desarrollo, como nos cuenta Sonia Martínez Lomas, psicóloga y directora de Centros Crece Bien y escritora del libro Descubriendo Emociones (ed. La esfera de los libros).
Lo que ocurre durante la infancia temprana es que los niños “aún no han desarrollado plenamente su capacidad de comunicación verbal, lo que puede llevar a malentendidos y a la creencia de que no logran comprender las necesidades o deseos de sus hijos”, explica la psicóloga, que nos hace saber que en estas edades, los pequeños se expresan más a través del comportamiento que de las palabras. La clave está en que los padres aprendan a leer estas señales no verbales, que pueden manifestarse en forma de rabietas, enfados o en que pegue a los padres o a otros niños, por ejemplo.
Si los padres no logran adaptarse a estos cambios o no dedican suficiente tiempo a comprender la perspectiva de sus hijos, pueden sentirse desconcertados y percibir que no logran entenderlos
“En la adolescencia, la situación se complica debido a la búsqueda de identidad del adolescente y su deseo de independencia”. Sabemos que los adolescentes a menudo se comunican menos con sus padres; incluso, hay estudios que señalan que dejan de escuchar la voz de su madre o que no la perciben de la misma manera. A veces, nuestro hijo adolescente puede parecernos distante y hasta desafiante. “La diferencia generacional, la presión social y la lucha interna por definir su identidad pueden hacer que los adolescentes se cierren, lo que aumenta la percepción de incomprensión por parte de los padres”.
¿Por qué los padres a veces ‘no entienden’ a sus hijos?
“Creo que hay varios factores que hacen que muchos padres sientan que no entienden a sus hijos, en ocasiones, el ritmo de la vida moderna y las múltiples responsabilidades pueden hacer que se pierda la conexión diaria, y esto puede generar una sensación de desconexión con ellos”, apunta Martínez.
Hemos de tener en cuenta, además, que el desarrollo de los niños es constante y, con él, el cambio de sus necesidades e intereses, pero también, como nos indica la directora de Cecre Bien, de sus formas de expresión. “Si los padres no logran adaptarse a estos cambios o no dedican suficiente tiempo a comprender la perspectiva de sus hijos, pueden sentirse desconcertados y percibir que no logran entenderlos”.
Como señalábamos anteriormente, la diferencia generacional es un factor importante. “Los padres y madres a veces proyectan sus propias experiencias de vida y expectativas sobre sus hijos, lo que puede crear un desajuste entre lo que el niño o adolescente realmente siente y lo que los padres creen que deberían sentir o experimentar en esa edad, es decir, a veces no podemos juzgar comportamientos del presente con la perspectiva del pasado”.
Todo lo anterior se agrave si no hay unas bases sólidas de comunicación familiar, que se debe fomentar desde la más tierna infancia. Llegar a la adolescencia sin esa base hará mucho más difícil que se genere un diálogo sincero y empático entre padres e hijo, lo que puede propiciar “malentendidos y suposiciones incorrectas”.
¿Cómo lograr que padres e hijos se entiendan mejor?
La comunicación en el seno de la familia es el pilar fundamental para evitar problemas de comprensión y entendimiento entre padres e hijos. Para fomentar esa comunicación abierta, honesta y basada en la empatía desde que los niños son pequeños, la clave esencial es “dedicarles tiempo, y que los padres realmente se centren en escuchar y entender a sus hijos”, a pesar de la dificultad que entraña poderles dedicar ese tiempo en la sociedad de hoy en día.
Además, Sonia Martínez nos revela con detalle cómo hay que dirigirse a los hijos en función de la edad:
En la primera infancia (0-6 años). “Los padres deben aprender a interpretar el lenguaje no verbal de sus hijos, prestando atención a sus gestos, tono de voz y comportamiento general”. Para ello, la especialista recomienda emplear un lenguaje simple y claro y estar siempre disponibles para responder a las necesidades emocionales de los niños, creando un entorno de seguridad y confianza.
En la niñez media (7-12 años). Sigue siendo fundamental fortalecer los pilares, ya asentados, de la comunicación y preguntarles sobre cómo les ha ido el día, así como por sus emociones y sus amigos. “En esta etapa, los niños comienzan a desarrollar un sentido más profundo de sí mismos y sus relaciones, por lo que es esencial validar sus sentimientos y mostrar interés genuino en sus experiencias”.
En la adolescencia (13-18 años). “Quizá las etapa mas compleja... los padres deben ser pacientes y respetar la necesidad de independencia de los adolescentes, pero sin dejar de estar presentes”. En este punto es esencial escuchar a nuestro hijo sin hacer que se sienta juzgado, para lo que hemos de tener especial cuidado en no imponer nuestro punto de vista. “Además, es crucial fomentar la confianza, permitiendo que los adolescentes expresen sus preocupaciones y opiniones libremente, sabiendo que sus padres los apoyan”.