Le envié un selfi a mi médico… a propósito

Píldoras de Hims & Hers. (Cortesía de Hims & Hers vía The New York Times)
Píldoras de Hims & Hers. (Cortesía de Hims & Hers vía The New York Times)

Hace cuatro años, mientras revisaba sus publicaciones de Instagram, Fawzia Khan se topó con un anuncio de Dear Brightly, una plataforma en internet que vende retinoides con receta, un derivado de la vitamina A que se usa como tratamiento tópico para combatir el acné y los signos de envejecimiento, y que los médicos prescriben.

Después de llenar un cuestionario y enviar algunas selfis, Khan, de 43 años, asesora de modas que vive en Nueva York, recibió su primer surtido para 60 días por correo… y quedó encantada.

“Estuve investigando mucho y este es uno de los mejores ingredientes antienvejecimiento que puedes conseguir”, afirmó Khan acerca de su crema de noche Dear Brightly. (En la actualidad tiene una suscripción trimestral por 99 dólares).

“En definitiva, no me veo de 43 años y creo que, sin duda, esa es una de las razones”, señaló Khan.

Hasta hace relativamente poco, la única manera de conseguir medicamentos de venta con receta médica para el cuidado de la piel y el cabello (el referente cuando se trata de combatir problemas como la hiperpigmentación y la pérdida de cabello) era a la manera tradicional: haciendo una cita con un dermatólogo, que te da una receta que surtes en la farmacia.

Para muchos, ese proceso conllevaba los inconvenientes de las visitas al médico y los elevados copagos (suponiendo que los costos estuvieran cubiertos por su seguro). Además, el medicamento en sí podía ser prohibitivamente caro. Por ejemplo, un tubo de Retin-A puede costar entre 100 y 200 dólares en una farmacia.

Un hombre usa un producto de Roots by Genetic Arts. (Cortesía de Roots by Genetic Arts vía The New York Times)
Un hombre usa un producto de Roots by Genetic Arts. (Cortesía de Roots by Genetic Arts vía The New York Times)

No obstante, ahora algo de esa inconveniencia desapareció, en parte gracias a la pandemia, que ayudó a suavizar la normativa en algunos estados, hizo que los consumidores se sintieran más cómodos recibiendo atención médica por internet y llevó a más dermatólogos a apuntarse a un estilo de vida de trabajo desde casa.

Las plataformas de teledermatología como Dear Brightly, Musely y Keeps, así como sitios generales de telesalud que ofrecen servicios de dermatología como parte de su oferta (por ejemplo, Hims & Hers y Nurx) han crecido en las redes sociales, dándoles a los consumidores la posibilidad de “comprar” medicamentos con receta desde la comodidad del sofá.

Muchas de estas empresas fabrican sus propios productos, a menudo mezclando más de un medicamento genérico aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) o un medicamento clave regulado con otros ingredientes no regulados pero benéficos para el cuidado de la piel. Estas mezclas se promocionan como medicina personalizada que no puede competir con el dermatólogo promedio, y los compuestos a veces incluyen ingredientes como la niacinamida, que ayuda a mejorar el tono desigual de la piel y suavizar las líneas finas, y el ácido hialurónico hidratante.

Roots by Genetic Arts, que abrió sus puertas este verano, recopila ADN, fotografías y un cuestionario para determinar la medicación adecuada para cada cliente. Hims & Hers trabaja con farmacias para crear fórmulas personalizadas.

“Es tan bueno como si fueras superrico y superelegante”, afirmó Andrew Dudum, cofundador y director general de Hims & Hers, quien dice que tiene 1,4 millones de suscriptores en sus distintas plataformas. “Nuestro objetivo es acercarle esa experiencia al ciudadano de a pie a un precio asequible”.

Como era de esperarse, los médicos no se muestran tan entusiastas. Blair Rose, dermatóloga de Nueva York, informó que en un “puñado” de casos, los pacientes habían traído compuestos de una plataforma en línea que no tenían lógica, como la tretinoína, una crema o gel tópico a menudo utilizado para tratar el acné, mezclado con peróxido de benzoilo, que desactiva la tretinoína; dijo que también ha visto compuestos que contienen porcentajes de niacinamida que eran demasiado altos e irritaban la piel de los pacientes. (Ninguno procedía de los sitios aquí mencionados).

“No se puede enfatizar lo suficiente la importancia de acudir al médico en persona”, aseveró Rose, sobre todo si las personas que utilizan estas plataformas no notan ninguna mejoría. (Rose vende en internet su propia línea de cuidado para la piel, Skincare Junkie).

Otros médicos han seguido adoptando las consultas a través de la plataforma Zoom, que se hicieron habituales durante la pandemia. Paul Jarrod Frank, dermatólogo que tiene su consultorio en Nueva York, comentó que siempre ha atendido a sus pacientes por internet como parte de su consulta y que alrededor del 15 por ciento de su negocio ahora consiste en consultas en línea con pacientes de hace tiempo y nuevos.

Frank ha recomendado las fórmulas de Hims para la caída del cabello a sus pacientes varones, pero le preocupa “la comercialización de la atención sanitaria”, cuando un médico solo puede recetar los medicamentos específicos que vende una empresa.

Haciendo a un lado los pros y contras, hay mucho dinero en juego. Según IBISWorld, una empresa de estudios de mercado, se espera que el mercado de la dermatología en Estados Unidos supere los 8700 millones de dólares (los tratamientos médicos no quirúrgicos representan 5400 millones de esa cifra) en 2023.

Las empresas de teledermatología, casi todas fundadas por emprendedores tecnológicos (Musely es la cuarta empresa de Jack Jia, su fundador y director ejecutivo, y Amy Chiu, directora ejecutiva de Dear Brightly, trabajó como ingeniera de programación antes de cofundar su empresa), no solo están alterando la atención sanitaria, sino que están aprovechando una tendencia en el enorme negocio de la belleza.

Larissa Jensen, asesora global del sector de la belleza en la empresa de investigación Circana, afirma que el auge de estas plataformas se debe a que los consumidores están muy informados sobre los ingredientes y han contribuido a fomentar el cuidado “clínico” de la piel (es decir, las marcas creadas por dermatólogos, esteticistas y otros expertos) frente a las marcas “naturales”, formuladas a partir de ingredientes de origen natural. De enero a agosto, según Circana, las ventas de productos clínicos para el cuidado de la piel en tiendas de prestigio alcanzaron los 1800 millones de dólares.

Jia dice que hay muchos más médicos que quieren trabajar para él que las vacantes que tiene. ¿La razón? Mejores sueldos y horarios. Por ejemplo, Brandon Kirsch, director científico de Musely y dermatólogo facultativo de la empresa, que también tiene su propio consultorio privado en Naples, Florida. Kirsch aseveró que obtiene el 70 por ciento de sus ingresos de Musely y el 30 por ciento de su consultorio, y le gusta el equilibrio que ahora le proporciona trabajar desde casa.

“Tengo hijos de 4 y 2 años”, dijo Kirsch. “No hay nada que prefiera hacer que estar con mi familia”. No le preocupa la falta de prestigio de trabajar para una empresa de telesalud.

“Es algo así como las citas por internet”, dijo Kirsch. “Tenía un estigma, pero ahora es la norma”.

c.2023 The New York Times Company