Episiotomías, cesáreas sin consultar o innecesarias; son formas de violencia obstétrica

Separar a los bebés de la madre al nacer, infantilizar a las mujeres, tratarlas de forma paternalista, autoritaria, despectiva o vejatoria, otras formas de violencia obstétrica/Getty Images.
Separar a los bebés de la madre al nacer, infantilizar a las mujeres, tratarlas de forma paternalista, autoritaria, despectiva o vejatoria, otras formas de violencia obstétrica. (Foto: Getty Images).

Cortar el tejido entre la vagina y el ano (episiotomía) sin consentimiento, obligar a parir en una posición determinada, realizar sin explicación de las consecuencias intervenciones quirúrgicas innecesarias (la mayoría de las cesáreas y las episiotomías lo son), administrar una medicación excesiva y potencialmente generadora de complicaciones como la oxitocina sintética para inducir al parto, separar a los bebés de la madre al nacer, infantilizar a las mujeres, tratarlas de forma paternalista, autoritaria, despectiva o vejatoria. Estas y otras intervenciones médicas habituales durante el embarazo, aborto, parto y puerperio, constituyen violencia obstétrica, un grave y extendido problema de salud pública muy negado, poco reconocido, abordado o estudiado desde la percepción del punto de vista de la vivencia de la mujer.

Sabemos que para prevenir o detener cualquier forma de violencia, primero tenemos que detectarla y darle entidad. No es de extrañar que sean las mismas mujeres, es decir, las directamente afectadas por este flagelo, las que se han dedicado a la tarea de hacerla visible y denunciarla.

Francisca Fernández Guillen, una abogada española pionera en la especialización de derechos de salud sexual y reproductiva femenina, a quien he tenido el privilegio y honor de entrevistar para esta nota, ha conseguido gracias a un arduo trabajo conjunto y sostenido con organizaciones civiles femeninas, que un tribunal internacional por primera vez en la historia condene a un Estado por Violencia Obstétrica.

¿Qué es la violencia obstétrica femenina?

Fernández explica que la violencia obstétrica es una forma de violencia basada concretamente en el sexo femenino, puesto que solo las mujeres gestamos y parimos. “Cuando se nos priva el acceso a servicios o atención de salud sexual y reproductiva seguros y de calidad y sobre todo respetuosos con nuestros derechos como pacientes a tomar decisiones y encima hay maltrato, humillación, engaño, coacción física o moral, decimos que estamos ante violencia obstétrica.”

La letrada española, galardonada el 2020 por la organización Human Rights in Chidbirth con el premio a la defensa de los Derechos Humanos en el Nacimiento, matiza la diferencia entre la mala praxis que puede tener lugar en otro ámbito de la medicina, respecto a la coacción, engaño, humillación con el propósito de privar a la mujer de su capacidad de tomar decisiones y de ser autónoma en el cuidado de su salud y la de su hijo.

Fernández aclara que Naciones Unidas, mediante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) ha dejado claro que además de ser un problema grave de salud pública, la violencia obstétrica es un problema de Derechos Humanos “generalizado, universal, sistemático y estructural reconocido también por la Organización Mundial de la Salud en informe titulado sobre la falta de respeto y maltrato a las mujeres en los centros de salud.

¿Por qué no existen estadísticas?

No existen datos estadísticos sobre violencia obstétrica porque no hay estudios debido a la falta de interés por parte de los Estados. Sin embargo, Francisca Fernández indica que existen registros de tasas de episiotomías, inducciones al parto, cesáreas que hablan por si solas… Al saberse que estas tasas son excesivas y que no responden a ninguna necesidad médica, se infiere que “las mujeres no han podido aceptarlas ni asumirlas teniendo en cuenta la gravedad de sus consecuencias”. Sobre casuísticas, Fernández relata a grandes rasgos la gran cantidad de testimonios de mujeres en todo el mundo que después de sufrir una episiotomía experimentan problemas como dolor en sus relaciones sexuales, incontinencia urinaria o fecal de por vida, entre otras consecuencias. “Si sabemos que toda esta mala praxis no obedece a una necesidad clínica, quiere decir que muchísimas mujeres en España y otros países de nuestro entorno están siendo sometidas a intervenciones dañinas e innecesarias”, zanja la experta en derechos de salud femenina sexual y reproductiva. Un ejemplo es el informe que emitió la relatora especial de Naciones Unidas sobre la Violencia Contra La Mujer, que a su vez recoge informes de más de sesenta organizaciones internacionales de todo el mundo sobre las prácticas abusivas que existen en sus respectivos países. “Solo falta que los Estados la registren”, advierte la abogada.

Algunas consecuencias de la violencia obstétrica

Fernández indica que las consecuencias de la violencia obstétrica son muy graves para las mujeres y los niños. “Desde acabar con una cirugía mayor innecesaria o verse privadas de una cirugía o cesárea que necesitaban”, situaciones comunes que ilustra con el ejemplo en Europa de lo que lo que le ocurre muchas veces a mujeres inmigrantes latinas abandonadas por el sistema de atención sanitaria. “Es decir, a las blancas y de clase media nos sobreintervienen y a ellas las infradiagnostican e infratratan, y ambas cosas son violencia obstétrica”, explica la abogada.

Las consecuencias de la violencia obstétrica son muy graves para las mujeres y los niños/Getty Images.
Las consecuencias de la violencia obstétrica son muy graves para las mujeres y los niños. (Foto: Getty Images)

Otra de las consecuencias son las derivadas de las episiotomías. Fernández declara que “no solamente se han hecho muchas veces episiotomías innecesarias sino que se hacen mal, y luego tampoco se reparan, las mujeres regresan a casa, las dejan abandonadas y descubren con el tiempo que tienen una incontinencia”.

Francisca Fernández refiere que lleva muchos casos de niños que sufren lesiones del plexo braquial, o parálisis cerebral infantil por un parto mal llevado. Fractura craneal por uso de fórceps. Indica que muchas veces estos fórceps tienen que ver con inducciones del parto o acciones precipitadas. “Por las prisas para acabar, muchas veces hacen los fórceps cuando el bebé está muy alto en la pelvis, no esperan, es el problema de la medicina moderna, no saber esperar ni acompañar de forma respetuosa, entonces intervienen precipitadamente y acaban lesionando a los niños y a las madres”, zanja la experta en violencia obstétrica.

El negacionismo del sector médico

Desde el año 1985 la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene advirtiendo que no deben realizarse determinadas prácticas en el parto. Casi cuarenta años han transcurrido desde que la evidencia científica ha venido demostrado claramente las prácticas que son innecesarias y que están provocando sufrimiento a las mujeres y a sus bebés, con lo cual “la ignorancia de las reglas de la buena praxis es inexcusable”, afirma Fernández y agrega que dichas prácticas no se remueven o no se eliminan porque son convenientes al sistema en perjuicio de las mujeres.

“Claramente no les interesa, porque les resulta cómodo, haciendo inducciones programan el parto para no ser molestados en las guardias por las noches o en vísperas de festivos y esto ocurre en la atención privada y también en la pública donde la gente también quiere dormir en las guardias”. Es un tema de privilegios a los cuales se niegan a renunciar y también el poder que dichos privilegios les reporta.

Respecto al servicio privado de salud, Fernández indica que realizar muchas intervenciones reporta beneficios en la cuenta de los ginecólogos. “Les pagan más si hacen una cesárea que si atienden un parto normal”. Niegan la violencia obstétrica porque lo contrario “sería reconocer el daño que llevan tanto tiempo haciendo y los intereses que hay en juego” señala la abogada galardonada con premio el internacional de Derechos Humanos.

Informarse y empoderarse antes del embarazo y parto previene violencia obstétrica

Existen organizaciones de mujeres específicamente dedicadas a visibilizar y mitigar el impacto de la violencia obstétrica. Conocer cómo es el proceso normal del embarazo, parto o aborto y qué prácticas no son aceptables o no son necesarias, es lo que recomienda Francisca Fernández. Para ello “pueden consultar el ingente número de artículos, datos estudios que estas organizaciones civiles han publicado en internet. Quien quiera informarse puede hacerlo “.

Se sabe que prevenir siempre será mucho más eficiente que tener que reparar daños. En este sentido Fernández recomienda a las mujeres embarazadas leer sobre el proceso de parto y embarazo por fuentes fidedignas que no estén sesgadas. Recomienda decantarse por organizaciones de mujeres o autoras que velen por los derechos de la mujer.

También recomienda cuidar el embarazo porque la mayoría de problemáticas que los médicos utilizan para justificar el intervencionismo en el parto, son las patologías sobre el embarazo. Otra recomendación que hace la experta en derechos de la salud sexual y reproductiva femenina es elegir, siempre que sea posible, los centros hospitalarios que tengan las tasas de inducciones y episiotomías más bajas. “La inducción causa muchos problemas en el parto”, advierte Fernández.

Y, por último recomienda a aquellas mujeres que tengan embarazos normales, plantearse la opción de dar a luz en casa siendo esta una manera eficaz de protegerse de la problemática de la violencia obstétrica.

¿Qué hacer o cómo actuar cuando ha habido violencia obstétrica?

Además de acceder a la asistencia adecuada para atender las secuelas psicológicas, la mujer que no esté conforme o tenga alguna consecuencia por praxis médicas que aluden a violencia obstétrica, también pueden recurrir a las organizaciones antes mencionadas para conocer sus derechos en detalle y saber cómo actuar.

Francisca Fernández nos recuerda que los derechos principales que tienen las mujeres en la atención obstétrica son el derecho a recibir un trato correcto, derecho a que se respeten nuestras decisiones, a recibir información adecuada, suficiente y verás, sobre todo de las intervenciones médicas que se propongan y tanto del estado de salud propio como del bebé. El derecho a que se respete nuestra intimidad y dignidad como sujeto y no objeto, el derecho a poder identificar por su nombre, rango y categoría profesional a quienes vayan a atendernos. En resumen derechos a la información, decisión y respeto.

Plazos legales para denunciar violencia obstétrica

Fernández advierte que los plazos son variados pero recomienda a cualquier persona que tenga una sospecha, buscar asesoría legal antes de que transcurra un año a partir del evento.

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