Los escenarios clave en la jura de la Constitución de la Princesa de Asturias

El 31 de octubre la princesa Leonor da un paso institucional de enorme importancia y gran solemnidad al jurar la Constitución ante las Cortes Generales. En el día de su 18º cumpleaños, la princesa heredera al trono cumplirá con lo previsto en el artículo 61 de la Carta Magna que contempla su compromiso de desempeñar fielmente sus funciones, hacer guardar las leyes así como fidelidad al Rey, un acto de gran trascendencia histórica que tendrá lugar en Madrid. Repasamos los escenarios que serán clave en esta jornada.

El Congreso de los Diputados

El Palacio del Congreso de los Diputados es donde la Princesa de Asturias pronunciará su juramento a la Constitución ante los diputados y senadores reunidos en el Hemiciclo. La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, y el presidente del Senado, Pedro Rollán, recibirán a los Reyes, la Princesa y la Infanta y al presidente del Gobierno al pie de la escalinata del edificio. El Congreso es un edificio de estilo neoclásico situado en la Carrera de San Jerónimo y construido entre 1843 y 1850, obra del obra del arquitecto Narciso Pascual y Colomer. Su fachada principal está compuesta por un pórtico clásico con seis columnas corintias que sostienen un frontón triangular decorado por un bajorelieve de Ponciano Ponzano. Al final de la escalinata se encuentra una puerta de bronce, realizada por José María Sánchez Pescador; y a ambos lados de la escalinata están situados los conocidos leones, obra de Ponciano Ponzano, fundidos con el bronce de los cañones de la Guerra de África en 1860 en la Maestranza de Sevilla en 1866.

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Congreso de los Diputados
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El Congreso de los Diputados

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Congreso de los Diputados
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León del Congreso de los Diputados
León del Congreso de los Diputados

Se ha engalanado esta fachada para la jornada del 31 de octubre con el baldaquino o dosel de gala, una pieza única que supera el siglo de historia y que decoró el atrio del Congreso por primera vez en 1902, con motivo de la jura del Rey Alfonso XIII cuando cumplió su mayoría de edad. Compuesta por dos piezas -el paño central, con escudo en el centro, y el bando frontal donde están representadas las provincias-, tiene un peso de 215 kilos y ocupa una superficie de 147 metros cuadrados, para cubrir todo el atrio de la Puerta de los Leones.

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El vestíbulo de la Reina en el Congreso de los Diputados
El vestíbulo de la Reina en el Congreso de los Diputados

El Vestíbulo de la Reina del Congreso de los Diputados

El Vestíbulo de la Reina del Congreso

Luego los Reyes y sus hijas accederán al Vestíbulo de la Reina donde saludarán a los presidentes del Tribunal Constitucional, Cándido Conde Pumpido, y del Consejo General del Poder Judicial, el vocal Vicente Guilarte. Tiene este vestíbulo forma elíptica y una decoración basada en estucos de diversos colores; está cubierto con una bóveda de casetones. La sala está presidida por una estatua de la reina Isabel II, en mármol de Carrara, obra de José Piquer y Duart, y colocada en 1861. En las paredes se encuentran los retratos de veinte destacados políticos de los siglos XIX y XX, entre ellos los de Cánovas, Sagasta, Pi y Margall, Salmerón, Castelar, Alcalá Zamora, Lerroux, Canalejas o Alonso Martínez, y los dos más recientes, obras de Daniel Quintero, de Manuel Azaña y Adolfo Suárez.

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Salón de los pasos perdidos en el Congreso
Salón de los pasos perdidos en el Congreso

El Salón de los Pasos Perdidos en el Congreso 

El Salón de los Pasos Perdidos del Congreso

Después don Felipe, doña Letizia, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía saludarán a los miembros de las Mesas del Congreso y del Senado en el Salón de Conferencias, más conocido como Salón de los Pasos Perdidos. Se denomina así a partir de la expresión francesa “salle de pas perdus”, común en la arquitectura del país galo. Hace referencia a un recibidor con capacidad para acoger a un gran número de personas  y que, a la vez, sirva para distribuirlas entre distintas estancias del edificio a las que da acceso. Se utiliza este espacio para actos solemnes, así como para los encuentros entre diputados de todos los grupos, miembros del Gobierno y periodistas. La bóveda es de Vicente Camarón y cuenta con diversas alegorías: los cuatro Continentes, la Ley, la Justicia, la Religión y la Abundancia, y cuatro inscripciones en las esquinas que mencionan momentos importantes de la Historia de las Cortes. Rodeándolo hay 28 medallones con los políticos más célebres del siglo XIX y sobre ellos 16 cuadros con alegorías de los Reinos, provincias y ríos españoles. En las esquinas hay cuatro bustos de mármol de Martínez de la Rosa, Conde de Toreno, Mendizábal y Argüelles. Es de destacar un magnífico bajorrelieve de Mariano Benlliure dedicado a Emilio Castelar, situado sobre la puerta de acceso al Vestíbulo.

El Salón de Sesiones o Hemiciclo del Congreso

En el Salón de Sesiones o Hemiciclo, en cuyo estrado jurará la Constitución la princesa heredera al trono, se celebran las sesiones del Pleno del Congreso. Allí tienen lugar también las sesiones conjuntas del Congreso de los Diputados y del Senado, como es el caso de la Solemne Sesión de Apertura de cada Legislatura. Está presidida la sala por un tapiz con el Escudo de España bajo dosel y a cada lado, dos esculturas en mármol de Carrara que representan a Isabel la Católica y Fernando el Católico, obras de José Panucci y Andrés Rodríguez, respectivamente. A derecha e izquierda de cada una de ellas hay dos grandes cuadros: uno sobre las Cortes medievales, en el momento en que la reina regente María de Molina presenta a su hijo el infante don Fernando ante las Cortes de Valladolid, pintado por Antonio Gisbert; y otro de las cortes de Cádiz durante la celebración de la sesión en la que los diputados juran su cargo en 1810 obra de José Casado del Alisal. La bóveda es de Carlos Luis de Ribera y tiene cinco grandes cuadros históricos: cuatro sobre la historia de la Legislación Española y el quinto dedicado a españoles célebres. Rodeando estos cuadros hay diversas alegorías de las virtudes y alrededor de las tribunas se encuentran los escudos provinciales.

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El hemiciclo del Congreso de los Diputados
El hemiciclo del Congreso de los Diputados

El Hemiciclo

Presidiendo el Salón se sitúan el Presidente y los demás miembros de la Mesa de la Cámara. En esta zona está la tribuna de oradores. La primera fila de escaños es de color azul y tradicionalmente ha estado destinada al Gobierno. A las tribunas del Pleno puede acceder el público. Este salón se ha adecuado para la sesión solemne con la retirada de los escaños para sustituirlos por un total de 585 sillas para dar cabida a los diputados y senadores. Asimismo, la zona de Presidencia ha sido reemplazada por un estrado elevado al que se accede desde la escalera de la Galería del Orden del Día que solo se despliega cuando el jefe de Estado acude al Hemiciclo. En este estrado se situarán los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta, la presidenta del Congreso, el presidente del Senado, el presidente del Gobierno en funciones, los presidentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial y los miembros de las Mesas de ambas Cámaras. El resto de autoridades e invitados estarán ubicados en las tribunas, y los parlamentarios en la zona de escaños. Una vez finalizado el juramento los presidentes de ambas Cámaras impondrán a la princesa heredera al trono las medallas del Congreso de los Diputados y del Senado.

Después en el Salón de Ministros, la Princesa de Asturias firmará en el libro de Honor del Congreso, que con motivo de esta ceremonia de juramento inaugurará su segunda edición. El salón, que ha mantenido inalterable su ubicación en la planta baja del palacio, cambió su decoración y mobiliario en 1884. El ebanista Antonio Jorge fue el encargado de realizar la gran mesa de reuniones con el tablero tapizado y los 13 sillones de brazos complementarios: el del Presidente de mayor altura y decorado con una talla en relieve del escudo de España en la parte superior, mientras los demás llevaban tallados las iniciales C y D entrelazadas. Estas mismas iniciales se utilizaron en la parte superior de la caja de reloj. El estilo del conjunto es historicista, mezclando motivos de épocas pasadas, y se ha conservado íntegramente, aunque con distinta tapicería. Reloj, mesa de reuniones, sillón del Presidente y dos sillones de Ministros de 1884.

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Plaza de la Armería en el Palacio Real
Plaza de la Armería en el Palacio Real

Plaza de la Armería

El Patio de la Armería en el Palacio Real

En el momento de la jura de la Constitución de la Princesa de Asturias, en el Patio de la Armería del Palacio Real estará formado el Grupo de Honores de la Guardia Real. Su Unidad de Música interpretará, el himno nacional, en su versión breve. Mientras, en la explanada de la Catedral de la Almudena, la Sección de Honores de la Batería Real disparará una salva de diecinueve cañonazos, que son los honores militares que corresponden a la princesa heredera al trono. La plaza de la Real Armería, situada entre la Catedral de la Almudena y la fachada sur del Palacio Real, fue construida por Narciso Pascual y Colomer, junto con Enrique María Repullés y Vargas, y sus obras concluyeron en 1892. En la fachada sur del Palacio Real hay un gran reloj y dos mástiles, uno donde ondea la bandera de España y el otro para colocar el estandarte real cuando el monarca se encuentra en Palacio. Existe una reja que divide esta plaza para evitar el acceso del público a este patio exterior del propio Palacio. En este tiene lugar la ceremonia del cambio de guardia de la Guardia Real el primer miércoles de cada mes al mediodía.

Una vez finalizados los actos en el Congreso, los Reyes y sus hijas se desplazarán hacia el Palacio Real y, en este citado Patio de la Armería, rendirá honores la Guardia Real. Al paso de la comitiva, la Sección de Honores de la Batería Real, situada en la plaza de la Almudena, disparará una salva de veintiún cañonazos (los que corresponden al Rey), durante la interpretación del himno nacional, por parte de la Unidad de Música de la Guardia Real. El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial del Rey de España y lo emplea en las ceremonias de Estado, aunque no habita en él. El origen del palacio se remonta al siglo IX en el que el reino musulmán de Toledo construyó una edificación defensiva que después usaron los reyes de Castilla, sobre la que en el Siglo XVI, se construyó el Antiguo Alcázar. Destruido este por un incendio en la Nochebuena de 1734, Felipe V quiso que el Palacio Nuevo ocupase el mismo lugar. Toda la construcción se hizo abovedada, en piedra y ladrillo, sin madera, para que ningún incendio pudiera destruirlo. Las obras se realizaron entre 1738 y 1755 y Carlos III estableció su residencia en él en 1764. La superficie que abarca se acerca a las 14 hectáreas. El edificio principal, con el Patio del Príncipe en el centro, tiene 40.000 metros cuadrados y seis alturas desde la calle Bailén.

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La catedral de la Almudena de Madrid
La catedral de la Almudena de Madrid

Explanada de la Almudena

La explanada de la Almudena

La fachada principal de la catedral de la Almudena, hacia la plaza de la Armería, mira hacia la cara sur del Palacio Real. Se compone de un gran pórtico de columnata doble, siendo el piso inferior de inspiración toscana y el superior de orden jónico. Este conjunto, de aire neoclásico, fue rematado después de la consagración de la catedral por una hornacina barroca, que cobija una imagen de la Virgen de la Almudena. Se colocaron también cuatro estatuas, obra del escultor Ramón Chaparro, que representan a cuatro santos españoles: san Isidro Labrador, santa María de la Cabeza, santa Teresa de Jesús y san Fernando, esculturas realizadas en piedra blanca de Colmenar de Oreja. En el balcón, hay una vidriera de diez metros cuadrados que representa a la Virgen de Lis, y cuatro estatuas que representan a los cuatro evangelistas, del escultor José Luis Parés.

Dos grandes escudos, ejecutados también por el escultor Parés, se ubican en la parte inferior de las torres, representando las armas plenas de la Casa Real Española y el escudo del Papa que consagró la catedral, Juan Pablo II. En los extremos de la fachada, en dos hornacinas, dos estatuas de bronce de san Pedro y san Pablo, obra de Juan de Ávalos; rematando las hornacinas, dos relieves, la Entrega de las llaves a san Pedro y la Conversión de san Pablo. Las puertas, de bronce del escultor Sanguino, tienen adornos con el tema trinitario, conmemorando el Jubileo del año 2000 (la central); una de las laterales hace referencia a la monarquía de España, con efigies de los reyes de la Reconquista; la otra, está dedicada a Hispanoamérica. Esta fachada tiene dos torres: la de la derecha, denominada Mariana o de los Gallegos, ya que las campanas fueron donadas por gallegos y cada una de ellas tiene una advocación mariana castiza: Santa María la Real de la Almudena, Santa María de la Paloma, Santa María de Atocha y Santa María de la Flor de Lis; en la de la izquierda, que da a la calle Bailén, está el carillón, fabricado en Saldaña (Palencia), al igual que las campanas Benedicta, Ancilla Domini, Magnificat y Gratia Plena.

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Salón de Carlos III en el Palacio Real
Salón de Carlos III en el Palacio Real

Salón de Carlos III en el Palacio Real

El salón de Carlos III

En el Salón de Carlos III, el rey Felipe impondrá a la Princesa de Asturias el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III. Este salón fue creado durante el reinado de Fernando VII y se configura como una de las habitaciones más genuinas de todo el edificio. Ubicado en el ala occidental del Palacio, ocupa el espacio en el que Carlos III tuvo su dormitorio, estancia donde murió el 14 de diciembre de 1788. Carlos III fundó la orden que lleva su nombre en 1771 para agradecer a la Inmaculada Concepción, de la que era gran devoto, el nacimiento del infante Carlos Clemente, su primer nieto varón y símbolo de la continuidad de la dinastía de los Borbones. Cincuenta y siete años después, el rey Fernando VII plasmó la admiración que sentía por Carlos III, su abuelo, en la transformación del antiguo dormitorio del rey en una estancia destinada a perpetuar la memoria de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III.

La creación de la orden queda plasmada en la pintura de la bóveda de la sala, obra del pintor Vicente López. En ella, Carlos III aparece con las insignias de la Orden junto a la Monarquía hispana, representada por una mujer sentada sobre un taburete con el infante Carlos Clemente. En el centro de la bóveda, la Inmaculada Concepción, ataviada con su habitual vestimenta en azul y blanco, los colores de la Orden. La inscripción alusiva a la pintura y a la creación de la sala se muestra junto a la cornisa, donde puede leerse, además de la fecha de realización de la pintura y la dedicación del salón, el lema de la Orden de Carlos III: Virtuti et Merito (A la virtud y el mérito), pues no debemos olvidar que el fin de esta orden era premiar a aquellas personas que hubiesen destacado por su buena labor en beneficio de España y la Corona.

El propio rey Carlos III preside la sala desde la pintura que realizó Mariano Salvador Maella en 1784. Aparece el monarca ataviado con el hábito de Gran Maestre de la Orden, en color azul y blanco con bordados de castillos y leones portando, además del collar de la orden, el del Toisón de Oro. Los elementos aquí vistos se repiten por la colgadura de la sala, realizada en raso de seda cuajado de estrellas bordadas en referencia a la Inmaculada Concepción, símbolo que se repite a lo largo de toda la cornisa. El textil incluye cenefas bordadas decoradas con castillos, leones y la cifra de Carlos III, elementos que conforman el collar de la orden, apareciendo igualmente la cruz de la orden bordada en cada una de las esquinas. La estancia, dominada por la gran lámpara de flor de lis, clara alusión a la dinastía Borbón, ha sido un espacio por el que los reyes han sentido profunda admiración, habiéndose retratado en ella en distintas ocasiones: sirva de ejemplo el Retrato del rey Alfonso XIII en el Salón de Carlos III vistiendo el uniforme de gala de Húsares de Pavía, pintura realizada por Alejandro Pardiñas Cabré en 1930. El aspecto del Salón de Carlos III se ha mantenido inalterado hasta nuestros días siendo, además de la mejor alegoría de la Orden del rey ilustrado, un recuerdo del primer monarca que habitó el Palacio Real de Madrid.

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Salón del Trono del Palacio Real
Salón del Trono del Palacio Real

El Salón del Trono en el Palacio Real

Salón del trono

Terminado el acto, los Reyes, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía se dirigirán al Salón del Trono, donde saludarán a los invitados al almuerzo ofrecido con ocasión del juramento de la Constitución Española de la Princesa de Asturias. El Salón del Trono, llamado también de Besamanos del Cuarto del Rey, de Reinos, o de Embajadores, conserva la totalidad de su conjunto decorativo tal y como fue ideado y realizado en el reinado de Carlos III, pues quedó completamente acabado en 1772. El Rey prefirió que la decoración de esta sala fuese dirigida por su hombre de confianza, el conde Gazzola, que encargó los diseños para el mobiliario al arquitecto piacentino Giovanni Battista Natali. Este arquitecto barroco realizó las doce consolas con los marcos de espejo, típicos del rococó italiano, que rodean el gran salón de palacio. Por otro lado, el escultor francés Robert Michel ideó los motivos de los medallones de estuco. Además, alrededor del solio se contemplan arañas de plata y cristal de roca, candelabros de estilo imperio encima de las consolas, tapices, bronces y cuatro estatuas flamencas que representan a Mercurio, Júpiter, Saturno y Marte y que pertenecen a la serie de los Siete planetas, fundida por Jonghelinck en 1579.

Por otra parte, la decoración del salón se completa con cuatro relojes: uno de estilo Luis XVI, con caja de ébano y bronce, obra del relojero francés Ferdinand Berthoud, y datado en 1780 aproximadamente; otro de ébano, de estilo rococó inglés, construido por John Ellicott; y, finalmente, dos ejemplares de bronce y mármol blanco, firmados por Furet y Godon, y Coteau y Godon. Cubriendo el salón, la bóveda alberga un gran fresco de Giovanni Battista Tiepolo, que sirve para glorificar La grandeza y el poder de la Monarquía española. En el centro, el trono español custodiado por Apolo y Minerva y las figuras que representan el Arte de Gobernar, la Paz y la Justicia, la Virtud, la Abundancia y la Clemencia. Además, sobre la cornisa aparecen representados los territorios de ultramar adscritos a la Corona y los reinos peninsulares: Andalucía, Aragón, Castilla y Granada.

El lugar central del salón aparece ocupado por el solio sobre el que descansan los dos sillones rojos, que son copias de los originales realizados durante el reinado de Carlos III. Están flanqueados por dos estatuas, que representan la Justicia y la Templanza. Y en las gradas, cuatro leones de bronce que fueron esculpidos en el taller romano de Matteo Bonicelli en 1651 y, en un principio, encargados para decorar el Salón de los Espejos del Alcázar. Fueron traídos por Antonio González Velázquez desde Roma y cada uno tiene apoyada una garra sobre una bola de mármol. El salón alberga el mobiliario de talla dorada y el bordado de la colgadura de terciopelo que fueron realizados en Nápoles, donde Carlos III había reinado. También, el terciopelo rojo de las paredes que el Rey encargó en Génova y mandó bordar en Nápoles con unas preciosas filigranas de plata sobredorada. Especial atención merecen también en esta gran sala, los espejos de la real Fábrica de La Granja, y las arañas de cristal de roca (1780) venecianas.

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Comedor de gala del Palacio Real
Comedor de gala del Palacio Real

Comedor de gala en el Palacio Real

Comedor de gala del Palacio Real

El almuerzo, que se ofrecerá después de la imposición del collar de Carlos III a la Princesa de Asturias, tendrá lugar en el Comedor de Gala del Palacio Real. El Gran Salón para bailes y comidas de gala es el salón de los grandes eventos y actualmente de cenas de Estado. Sorprende por su longitud, ya que es el resultado de la unión de los tres centrales de la fachada de Poniente. Con la Restauración borbónica tras la Primera República, Alfonso XII buscaba dotar al Palacio de un gran salón donde se pudieran celebrar banquetes y bailes de gala con más de un centenar de invitados, en lugar de disponer de tantos cuartos compartimentados. Por tanto, en 1879 encargó a su arquitecto José Segundo de Lema que uniese estas tres salas de manera que tanto la estructura como la decoración de las bóvedas permaneciesen casi intactas. Las obras no finalizaron hasta 1885.

La decoración de las bóvedas es del siglo XVIII, mientras que en los muros la influencia del gusto neobarroco francés contemporáneo es evidente no sólo en el diseño, sino en los materiales empleados, pues las columnas son de mármol de Bagnères y la mayor parte de la ornamentación de bronce se realizó en París, incluyendo las quince arañas y los diez apliques. También son parisinas las ciento cuarenta y cuatro sillas que acogen a los comensales cuando se alcanza la máxima concurrencia. La mesa se ideó como un armazón funcional sin valor decorativo, desmontable para ser retirado cuando la estancia fuera transformada en Salón de Bailes. En cuanto a la decoración de las paredes, se optó por una solución muy propia del gusto historicista de la época, cubriendo los espacios libres con tapices de la Colección Real. Completan la decoración del salón alfonsino doce grandes tibores chinos del siglo XVIII y varios jarrones monumentales franceses del siglo XIX. Se debe a Francisco Bayeu el fresco en la última bóveda, que correspondía a la tercera antecámara o Pieza de Comer y Besamanos de la Reina, y representa a Boabdil entregando las llaves de Granada a los Reyes Católicos.

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Palacio de El Pardo en Madrid
Palacio de El Pardo en Madrid

Palacio de El Pardo en Madrid

El palacio de El Pardo

A última hora de la tarde, tendrá lugar en el Palacio de El Pardo, una celebración familiar y de carácter privado, a la que asistirá la Familia Real, la familia del Rey y la familia de la Reina. Se celebrará así el 18º cumpleaños de la princesa Leonor en este palacio madrileño reservado para alojar jefes de estado extranjeros y rodeado de un valioso espacio natural. Se ha cumplido precisamente en este 2023 los 40 años desde que el 7 de febrero de 1983 se abrieron las puertas del palacio como residencia de los jefes de Estado extranjeros que vienen a España de manera oficial. Los primeros inquilinos fueron los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia.

Antes de que se construyera el palacio, los monarcas de la Casa de Austria tenían en el monte de El Pardo, situado a 14 kilómetros del centro de la ciudad, su lugar de caza. Atravesado por el río Manzanares, ocupa una superficie de más de 15.000 hectáreas y es el bosque mediterráneo más importante de la región madrileña. El edificio fue mandado construir por el emperador Carlos V en el siglo XVI sobre un pequeño pabellón. Se lo encargó al arquitecto Luis de Vega, quien levantó un pequeño alcázar tradicional, cuadrado, con torres en las esquinas y rodeado de un foso. La portada principal y las galerías del patio, con escudos alusivos al emperador, son de estilo plateresco castellano. Felipe II dio por terminada la obra, incorporando techumbres de pizarra al estilo flamenco, con altos caballetes y chapiteles. También decoró su interior al modo italiano, con frescos y una galería de retratos de Tiziano, El Bosco, Antonio Moro o Sánchez Coello, entre otros, pero un incendió en 1604 la destruyó casi en su totalidad. Cuenta la leyenda que cuando Felipe III se enteró del incendio comentó que, si se había salvado la famosa Venus de El Pardo, de Tiziano (que se expone en el Museo del Louvre de París), el resto del palacio podía arder hasta los cimientos. Los Borbones, especialmente Felipe V y Carlos III, lo utilizaron como residencia durante los meses invernales, por eso fue decorado con tapices. Los cartones los pintaron los principales pintores de la época, entre ellos Goya y Bayeu, y se tejieron en la madrileña Real Fábrica de Santa Bárbara. Muchos de ellos hacen alusión a escenas cinegéticas.

El palacio se le quedó pequeño a Carlos III, así que decidió ampliarlo, encargando el proyecto a Sabatini, que lo duplicó haciendo un patio igual al que existía con los Austrias y otro más pequeño para el paso de las carrozas. Es un espacio en el que el arte se hace visible en los tapices de Goya en la galería del rey, el comedor de Carlos V, con techo decorado por frescos de Bayeu y muebles de estilo imperio. También hay porcelanas de Sèvres y de Sajonia y una extensa colección de relojes, lámparas de La Granja y pinturas, entre la que sobresale el retrato de Isabel la Católica de Juan de Flandes. En el bellísimo auditorio teatral que mandó construir Carlos III, reconvertido luego en sala de cine, se firmaron las capitulaciones matrimoniales de Alfonso XIII con María Victoria de Battenberg. Es el único teatro de corte que se conserva en España. Justo detrás del palacio está la Casita del Príncipe, un minipalacete que Carlos III hizo para el recreo de su hijo Carlos IV y comunicado por un caminito que pasa por el medio del Cuartel de El Rey.

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Palacio de El Pardo en Madrid
Palacio de El Pardo en Madrid

Este palacio tiene un significado muy personal para los reyes Felipe y Letizia, pues fue allí donde tuvo lugar la petición de mano del entonces Príncipe de Asturias a la periodista Letizia Ortiz. También se celebró en sus salas la cena de gala previa a la boda de la pareja en mayo de 2004. En junio de 2014 fue escenario de la primera recepción de los Reyes tras la proclamación de Felipe VI y ahora será el lugar donde la princesa heredera al trono celebre su mayoría de edad. Otro hito histórico que guardarán sus muros.

El Palacio Real se prepara para acoger la celebración de la jura de la Constitución