Estas comidas pueden arruinarte una primera cita

Hay un capítulo de ‘Sexo en Nueva York’ en el que el personaje de Miranda se pone brackets y descubre, en su primer día con ellos, que tener una cita puede ser bastante complicado. En el restaurante se da cuenta de que la comida se queda enganchada en ellos de una manera digamos, uhm, poco sexy. El anticlímax llega cuando muerde una tarta de chocolate y su dentadura se tiñe de un negro petróleo… Tengamos brackets o no, hay comidas que no parecen diseñadas para un primer encuentro, en el que queremos cuidar cada detalle. Aquí van las siete que, estando muy buenas y siendo perfectas en cualquier momento, no nos parecen idóneas para ese primer cara a cara…

(Foto: Pixabay)
(Foto: Pixabay)

Sushi. Amigos de lo oriental, relajaos. Aunque no lo creais, aún queda un pequeño colectivo (cada vez más pequeño, eso es cierto) de personas que NO saben usar los palillos. No te arriesgues a llevar a alguien en una primera cita a un restaurante japonés. Imagínate que es una persona maravillosa, pero que con los palillos en la mano es Mr. Bean. Mala idea.

(Foto: Wikipedia)
(Foto: Wikipedia)

Kebab. ¿Quieres ver como tu camisa o la de tu cita se llena de churretones? Pues entonces quizá no deberías compartir un doner kebab con el objeto de tu interés romántico. No hay nada que de más bajón (aunque quizá a ti te estimule, quién sabe) que acabar un primer encuentro sin poder tocaros por las manchas de salsa de yogur.

(Foto: Wikipedia)
(Foto: Wikipedia)

Curry. Demasiado picante no es una buena opción para la primera vez que os sentáis alrededor de una mesa. Hay varios factores aquí, como, por ejemplo, la sudoración. Que la frente nos empiece a gotear a chorros no resulta nada atractivo, para que vamos a engañarnos. Por no seguir hablando de ardores de estómago, enrojecimiento, etc.

(Foto: Wikipedia)
(Foto: Wikipedia)

Queso Cabrales. Respetamos mucho a este gran queso asturiano y a cualquier otra variedad azul del mundo, pero su potente olor puede hacer que una primera cita se convierta en una sinfonía de olores… quizá poco agradables. Por no hablar del aliento. Cuando haya confianza, vale, pero al principio…

(Foto: Wikipedia)
(Foto: Wikipedia)

Casquería. Hay que ser muy atrevido para llevar a alguien, sin conocerlo, a tomar platos de casquería, por mucho que esté de moda. Fíjate en sus expresiones cuando el camarero recite la carta con callos, oreja, manitas… y averigurás si has acertado o si te has pasado de frenada.

(Foto: Wikipedia)
(Foto: Wikipedia)

Pollo al ajillo. El ajo es fantástico para muchas cosas y, desde luego, como alimento sano nadie le pone ni un pero. El problema es que puede repetir y, en el caso que nos ocupa, en el que podría haber incluso contacto labial, preferimos no tomarlo. Valga esta recomendación para el pollo, unas patatas alioli potentes, un ajoblanco, unas gambas o lo que sea.

(Foto: Wikipedia)
(Foto: Wikipedia)

Menú degustación. Hay leyes físicas que, por muy superhombres (o supermujeres) que nos creamos, no podmos cambiar. Una de ellas es la que establece que, con el estómago (demasiado) lleno, tendemos a ser seres humanos un poco más perezosos y un poco más torpones. Por eso, clavarse un menú degustación largo en el primer encuentro con el otro/otra no es buena idea. Que luego quizá haya acción y no demos la talla…