Estos son los secretos del pescaíto frito perfecto

Si hay un plato que sabe a verano, ese es el pescaíto frito. Sí, “pescaíto”, porque llamarlo “pescadito” es faltarle al respeto a un plato tan popular que puede permitirse incluso prescindir de la letra d. Es tal su capacidad de evocar a la estación estival que prepararlo equivale a sentirse de nuevo en un chiringuito a pie de playa. Eso sí, hay que hacerlo bien. Por eso, Fishgon, restaurante barcelonés especializado en fritura del pescado, nos cuentan cuáles son los secretos de un plato que inevitablemente nos transporta a las noches de verano a la orilla del mar. Los procesos son tan simples y reducidos que no hay espacio para la equivocación, aunque sí hay que seguir a rajatabla los procesos. “En la preparación de este plato intervienen tan pocas variables que para que el pescado quede perfecto hay que hacerlo todo con una precisión milimétrica”, nos explican desde Fishgon.

Hacer una buena fritura de pescado es fácil, si sabes cómo.
Hacer una buena fritura de pescado es fácil, si sabes cómo.

La calidad de la materia prima, clave. “Lo primero que hay que tener en cuenta es la calidad de las materias primas. Por supuesto, hay que contar con un pescado fresco y perfectamente desescamado y desespinado, pero también con un aceite de calidad que aguante el calor y que siempre esté limpio”, cuentan desde Fishgon.

El siguiente paso es quitar el exceso de agua del pescado. “Esto se hace para que la harina o incluso el pan rallado se peguen uniformemente por la superficie, de modo que luego tenga un cocinado más regular”.

La cantidad de rebozado o enharinado debe ser la justa. Igualmente, es fundamental que la capa de rebozado sea ligera de modo que no quede como una especie de coraza que se pueda separar del pescado. Una vez revisado se reboza o enharina el pescado y se sumerge en el aceite. Así no irán pescado y capa cada uno por su lado.

Ojo a la temperatura del aceite. “Otro punto a tener en cuenta es la temperatura del aceite, que debe ser alta pero sin llegar a humear. En torno a los 180 grados es perfecto”, aseguran desde Fishgon.

La calidad de la materia prima es importante.
La calidad de la materia prima es importante.

El pescado se fríe totalmente cubierto. Una vez que tenemos la temperatura idónea, sumergimos el pescado en el aceite, de manera que quede completamente cubierto, y lo dejamos hasta que esté doradito y crujiente por fuera. “De esta forma, por dentro aún estará tierno y muy jugoso”, explican en Fishgon.

Una vez que el pescado sale del aceite, se debe servir inmediatamente. “Dejarlo preparado con anterioridad arruina completamente el plato, y, por supuesto, no hay que taparlo nunca porque se reblandece”. Siguiendo todos estos consejos es imposible no lograr esa fritura de pescado con la que sólo de pensarlo ya se nos hace la boca agua. Y de paso, prolongar el último verano… aunque solo sea en el paladar.