Estrenos de teatro. Más bello que la muerte, un poético acercamiento sobre el final de la vida

Más bello que la muerte
Más bello que la muerte

Libro: Sonia Novello. Intérpretes: Osqui Ferrero, Sonia Novello y Alejandro Vizzotti. Arte: Gabriella Gerdelics. Luces: Mariano Dobrysz. Sonido: Zypce. Asesoramiento coreográfico: Débora Zanolli. Asistencia artística y producción: Marco Riccobene. Dirección: Claudia Mac Auliffe. Sala: Anfitrión, Venezuela 3340. Funciones: domingos, a las 18. Duración: 60 minutos.

Más bello que la muerte es una joyita de esas para atesorar en el corazón. Si fuera una película, cada tanto podría volver a recorrerse pero es una obra de teatro, algo efímero e irrepetible, que recomienza en cada nueva función pero nunca igual. Como la vida que se extingue y renace sin pausa, un ciclo que es puro presente. Aceptar ese devenir, desplegado ante nuestros ojos y en nuestros propios cuerpos, sería tal vez la forma de abrazar cada instante como único.

“Lo peor de envejecer no son las arrugas, ni las consecuencias de la ley de gravedad. Son los recuerdos, las escenas maduradas en el cuerpo. Si fueron felices, con el tiempo se vuelven nostálgicas. Y la nostalgia ¿no es tristeza con sonrisa?”, dice Arminda (Sonia Novello), en el jardín frondoso que habita. En ese espacio verde la vemos, entre plantas, sonidos de pájaros, reposeras. Comparte esa activa quietud con Alex (Alejandro Vizzotti), el marido y ex profesor de Filosofía que de entrada confiesa su enfermedad y próxima muerte. Al micromundo de esta pareja madura sin hijos se acerca James (Osqui Ferrero), un adolescente sin mamá que adora los pájaros. Entre ellos, el hombre que se apaga y el hijo que no pudo tener, Arminda intenta comprender. Tiene maestros naturales a su alrededor, los bichitos que revolotean, los árboles que brotan, los perros enterrados en el parque, las aves que desea reconocer, lo que pasó y lo por venir en esa tierra que pisa descalza cada día.

Las escenas son momentos de este devenir, sin nada abrupto, no hay conflictos que resolver ni misterios a develar. Es en el transcurrir donde está la magia de Más bello que la muerte, una poesía hipnótica donde lo pequeño se engrandece sin asomo de ingenuidad sino llamando a cada cosa, y a cada pájaro, por su nombre. Algunas escenas oníricas o reflejos de la imaginación de Arminda se acoplan a lo cotidiano, de igual modo que una canción pop muy pegadiza sucede a la voz de Julio Cortázar, cuando ambas sin aviso previo fueron grabadas en el mismo viejo casete: en ese humus, el principio y el final se juntan.

Además de actuar, Novello es la autora de la obra –la primera que escribe- realizada por la compañía De carencia virtú que integra hace casi 15 años. Confianza plena que apostó a cambio de roles porque Vizzotti esta vez no dirige (como usualmente) sino Claudia Mac Auliffe: otra mirada, otra sensibilidad, muy acorde con este material al que le encontró el tempo justo para la emoción profunda, esa que se lleva adentro hasta mucho después de salir de la sala.