Estrenos de teatro. ¿Quién es Dostoievski?: Comedia negra en marco costumbrista y político

¿Quién es Dostoievski?
¿Quién es Dostoievski?

Libro: Rocío Carrillo. Dirección: Leo Bartolotta. Intérpretes: Lili Bucay, Rocío Carrillo, Juan Cereghini y Sebastián Femenía. Escenografía y vestuario: Alejandro Mateo. Luces: Soledad Ianni. Sala: Área623, Pasco 623. Funciones: viernes, a las 22. Duración: 60 minutos.

Golazo de Rocío Carrillo el de traer al escritor decimonónico Fiódor Dostoievski al barro de una protesta gremial en medio de un velatorio en una Argentina, años más o menos, actual. La autora, quien por esta obra ganó el premio municipal de dramaturgia bienio 2016/2017, elige ubicar al ruso en el título, alerta que puede resultar atractiva para algunos pero que de ninguna manera tiene que ver con el creador de Crimen y castigo sino con el eje que atraviesa de modo subterráneo la obra y que, después de varias dilaciones, tendrá su respuesta explícita al final.

Sólo una corona a los pies del cajón de Vicente, el padre de familia al que se vela (o intenta velarse) durante toda la obra. Los únicos presentes son Mabel, la esposa de 70 años, y dos hijos adultos, Andrea y Luisito, ninguno muy apenado por la pérdida sino más bien preocupados por la falta de tiempo y la ausencia de visitantes.

En esta primera aproximación, el público ya sabe que Mabel es una mujer sin pensamiento propio, inocua y desvalorizada por su entorno; que Andrea está divorciada, sin pareja y que trabaja en extraños emprendimientos (¿se acuerdan de la pirámide de la abundancia?); que Luisito es empleado, soltero y malhumorado; y que la única que llora al muerto por teléfono es una vecina.

En ese medio entre apático y tóxico, cae la bomba que lo modificará todo, el extraño a ese mundo familiar que trae novedades y generará cambios. Se trata de Mariano, un militante trotskista que irrumpe en el velatorio porque el edificio ha sido tomado por el sindicato funebrero. Nadie puede salir y el intercambio con el camarada anticapitalista es inevitable.

De inmediato, el discurso de Mariano cala hondo en Mabel. Tal vez porque le prestan atención, tal vez porque de pronto quiere interesarse en algo como nunca antes lo había hecho, la mujer escucha con atención y hace preguntas que Mariano, encantado con el éxito de su prédica, responde como aplicado maestro. Escena tras escena vemos a Mabel mutar de ama de casa anodina a combativa luchadora de la clase obrera, con el pelo suelto, embanderada frente a la multitud (el público), con un discurso balbuceante primero y firme después.

Por su parte, los hijos sospechan de las intenciones del militante. Sin embargo, también ellos sufren modificaciones ante los comentarios de Mariano que percibe sus lados ocultos y flirtea con ambos. Mientras tanto, el cajón de don Vicente desaparece del velatorio y termina tirado (dicen los personajes, nunca vemos el “afuera“) en la calle entre la multitud.

Comedia negra que genera comicidad incómoda, también provoca por momentos algo de desconcierto porque el verosímil está tensado al extremo. En un mismo día, en muy poco tiempo, sucede demasiado. La reconversión ideológica de Mabel y el despertar de los hijos son procesos que llevan su tiempo pero, en este caso, están detonados por un personaje que no sólo ostenta un discurso diferente sino que, sobre todo, desparrama pasión y convencimiento por lo que hace, algo que carece esta familia.

Las ideologías políticas -peronismo, marxismo, liberalismo, antipolítica- aparecen esbozadas de modo estereotipado con clichés y contradicciones reconocibles. Son la cáscara de la obra pero no lo medular, porque no se trata de un debate de ideas partidarias sino de otra cuestión, existencial y común a todos.

Estrenada en 2017, con dirección de Andrea Magnaghi, ahora en Área623 vuelve dirigida por Leo Bartolotta que en la versión anterior interpretaba el papel de Luisito que hoy hace Sebastián Femenía. El resto del elenco es el mismo: Mabel (Lili Bucay), Andrea (la autora Rocío Carrillo) y Mariano (Juan Cereghini), un grupo sólido que se conoce muy bien y que han trabajado mucho juntos. Por debajo de lo satírico, no deja de ser enternecedor el vínculo, intenso y breve, entre Mariano y Mabel, más un tercero, convocado y desconocido, llamado Dostoievski.