El exfutbolista que construyó una exitosa carrera en los medios gracias a la “caprichosa”

Quique Wolff en los estudios de ESPN, la señal de la que acaba de despedirse, después de 24 años
Quique Wolff en los estudios de ESPN, la señal de la que acaba de despedirse, después de 24 años - Créditos: @ESPN

Enrique Ernesto Wolff no fue el primer futbolista profesional que después del retiro puso en marcha una segunda vida como periodista deportivo. Algún ilustre nombre como el de Ernesto Lazzatti (aquel crack de Boca Juniors bautizado como “el Pibe de Oro”) lo precedió con brillo en ese camino, convocado nada menos que por Dante Panzeri durante su fugaz gestión como director de El Gráfico.

Pero nadie dentro de la historia del fútbol y de los medios llegó en nuestro país más lejos que Wolff en una transición que todavía hoy, con tantos y tantos jugadores siguiendo el mismo camino después de colgar los botines, sigue siendo visto con alguna aprensión. En el caso de Quique Wolff (como lo conocen todos), un sencillo vistazo a su extraordinaria trayectoria fuera de las canchas alcanza para dejar de lado cualquier recelo y reemplazarlo por un genuino reconocimiento.

Mucho más desde que se conoció en las últimas horas su alejamiento (por decisión propia) de ESPN inmediatamente después de que la más importante red deportiva de la TV paga cerrara definitivamente el larguísimo ciclo del programa emblema de Wolff en la pantalla. Después de 28 años, primero en el viejo Canal 2, después en Telefe y los últimos 24 en ESPN, Simplemente fútbol fue discontinuado de la señal deportiva de Disney. Poco después, su creador confirmó que dejaba esa pantalla, en la que además comentaba habitualmente partidos de fútbol internacional, sobre todo la Liga española, otra de sus especialidades.

Quique Wolff siempre estuvo cerca de las grandes figuras del fútbol; aquí, junto con Diego Maradona
Quique Wolff siempre estuvo cerca de las grandes figuras del fútbol; aquí, junto con Diego Maradona

“Hoy me toca decir adiós para emprender un nuevo desafío. La caprichosa seguirá rodando y nos volveremos a encontrar para seguir disfrutando de lo que más nos gusta”, dice la voz de Wolff mientras su figura, de espaldas, recorre pasillos y estudios de ESPN en una despedida que las redes sociales amplificaron de inmediato. ¿Qué lo llevó a alejarse por completo de su casa durante casi medio siglo? ¿Cuál es el nuevo horizonte de su carrera periodística? Todavía no lo sabemos porque Wolff se llamó por ahora a silencio y no respondió a los llamados que le hizo LA NACIÓN.

Lo que sí queda claro, al menos a priori, es que cualquier paso que vaya a dar de aquí en adelante estará respaldado por una estructura propia que el propio Wolff se ocupó de armar a lo largo de las últimas cuatro décadas. Hoy, entre otras tareas, maneja su propia productora y dirige la Tecnicatura en Periodismo Deportivo que se dicta en la Universidad Argentina de la Empresa. En ese largo recorrido ganó el Konex en la categoría deportiva audiovisual y varios otros premios: Martín Fierro, Broadcasting, Santa Clara de Asís y varios más.

No tardó casi nada Wolff en entrar en el periodismo deportivo después de abandonar la práctica activa del fútbol. Su último club como jugador profesional había sido Tigre, en 1981, y al año siguiente ya estaba consagrado de lleno a sus proyectos en radio y TV. Pasó por Continental (en el equipo de Víctor Hugo Morales, Competencia), Del Plata, La Red, y la pantalla chica lo recibió de la mano de Juan Alberto Badía.

Con poco tiempo de TV, Wolff ya parecía un veterano de los medios. Se movía frente a las cámaras como si hubiese pasado una vida entera en los estudios de TV. Le sobraban soltura y desenfado para traducir al lenguaje del entretenimiento sus conocimientos futbolísticos en esas primeras apariciones. También se reveló como un relator atípico en el Mundial 1986 (que ganó el seleccionado argentino) llevando al máximo el ángulo más divertido de ese modelo de narraciones. Como relator, hizo muchísimas apariciones en esa década y la siguiente, sobre todo en torneos internacionales. En esa faceta se recuerda mucho su dupla con Alejandro Apo.

De allí, casi a la misma velocidad, saltó a la conducción de programas deportivos en los que de a poco también se incorporaban notas de actualidad, de entretenimiento y de la vida mundana. Así llegaron programas como Salsa Wolff, Deportes al toque y Domingo deportes, este último predecesor de los ciclos que siguen hoy en tiempo real (aunque sin acceso a las imágenes del juego) los partidos de los torneos oficiales de la AFA. En esas primeras experiencias se apoyó en coequipers deportivos que lo acompañaron durante largas temporadas, Daniel Wainstein (socio además de varios emprendimientos) y Juan Szafrán, así como figuras de otros ámbitos, entre ellas Marisa Mondino y Silvina Chediek. También formó parte durante un tiempo del equipo de Fútbol de Primera.

Wolff en una transmisión desde el estadio Santiago Bernabeu (en el que jugó como futbolista del Real Madrid) junto al relator Miguel Simón, coequiper de muchísimas temporadas
Wolff en una transmisión desde el estadio Santiago Bernabeu (en el que jugó como futbolista del Real Madrid) junto al relator Miguel Simón, coequiper de muchísimas temporadas

Pero la gran estrella de la vida periodística de Wolff fue Simplemente fútbol, un programa innovador en el momento de su aparición. Por su pasado como futbolista de élite (brilló en Racing, River Plate, Real Madrid y el seleccionado nacional) tuvo acceso directo a las grandes estrellas locales e internacionales de las últimas décadas. Y fue el primero en recorrer el mundo para conversar con ellos desde otro lugar, rico en historias de vida y el anecdotario de sus grandes momentos en la cancha. Todo de la mano de un vistoso trabajo de edición (clips con las mejores jugadas de cada figura) y el protagonismo de la caprichosa, término que usaba Wolff para hablar de la pelota de fútbol.

Con el tiempo, la idea de Simplemente fútbol encontró en el cada vez más abigarrado espacio del fútbol por TV todo tipo de imitaciones, al tiempo en que se multiplicaba (hasta por razones comerciales) en la pantalla la presencia frecuente de los mejores futbolistas del mundo. Wolff, acompañado en las últimas temporadas por su hijo Pedro, sostuvo la idea original sin mayores variantes y el programa, que en su etapa inicial era único en su tipo, se convirtió en uno de tantos, más propicio para remontarnos a la historia de los grandes jugadores que para disfrutar de su actualidad. El ciclo se consolidó en Telefé y encontró su hogar definitivo durante más de dos décadas en ESPN, la señal deportiva en la que Wolff se instaló cuando la televisión abierta empezó a dejar de interesarse en esos temas.

Quique Wolff y una imagen característica de su ciclo Simplemente fútbol
Quique Wolff y una imagen característica de su ciclo Simplemente fútbol - Créditos: @Crédito: Twitter Portalmdv

Había llegado a ESPN como gran figura de una señal que empezaba a hacerse fuerte en la pantalla deportiva. En los comienzos de ese largo ciclo fue uno de los conductores del clásico noticiero SportsCenter y ocupó un lugar relevante en el staff de comentaristas de los torneos internacionales más importantes. En esas transmisiones consolidó una dupla perdurable junto a Miguel Simón, un relator que ya habíamos descubierto junto a Wolff siguiendo esas mismas competencias en los años 90. En esas transmisiones, muchas de ellas realizadas desde canchas europeas, Wolff pasó a ser definitivamente uno de los comentaristas más importantes del fútbol transmitido por ESPN en los últimos 20 años. Sus tiempos de relator quedaron atrás para siempre.

Pasaron los años y la llegada de nuevas camadas de comentaristas dejó al exjugador y confeso hincha de Racing como dueño de un estilo más bien tradicional, seguramente distinto (y distante) al espíritu de renovación y de aliento a la polémica más ruidosa que muestra la actual etapa de ESPN en su versión local. Tenía una mirada más cercana al reflejo de las emociones del juego que al análisis minucioso de la táctica y la estrategia del fútbol.

Siempre prefirió comentar los partidos con palabras entusiastas que corroboran de manera literal el desarrollo de las jugadas en vez de salir a buscar, como hacen las nuevas generaciones de comentaristas, aquello que la imagen no muestra. Wolff pertenece ciertamente a otra escuela y ese perfil, que le permitió llegar con espíritu de renovación a la pantalla chica décadas atrás, no parece tener hoy lugar en una pantalla que además se desprendió en los últimos tiempos de otro ciclo emblema de tiempos pasados, Hablemos de fútbol.

A los 75 años, Wolff dice en su despedida de ESPN que no colgará los botines de su vida como periodista deportivo. Y promete el regreso de la caprichosa a los campos de juego mediáticos. Falta saber cuándo empezará su próximo campeonato.