Exit: carcajadas aseguradas en una comedia donde los actores lo dejan todo sobre el escenario
Autor: Agustín Franch. Dirección y adaptación: Corina Fiorillo. Elenco: Nancy Dupláa, Juan Pablo Geretto y Fernanda Metilli. Escenografía: Lula Rojo. Iluminación: Ricardo Sica. Vestuario: Romina Giangreco. Sala: Multiteatro (Av. Corrientes 1283). Funciones: miércoles a viernes a las 20:30, sábados a las 20 y 22 y domingos a las 20. Duración: 80 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
La trama de Exit es tan simple como efectiva y actual: la directora del departamento de Recursos Humanos de una empresa debe despedir (sin justa causa) a un empleado para mantenerse en su puesto. Así se lo ha pedido por teléfono la dueña de la firma, a quien no conoce personalmente. Se trata de su primer día de trabajo y, si no cumple con el objetivo, sus horas estarán contadas en la compañía a la que tanto le costó ingresar. La ayudarán en la tarea, paradójicamente, los dos candidatos a ser despedidos. El que logre demostrar mejor por qué debe quedarse con el puesto, en desmedro del otro, es el que logrará retener la posición y mantenerse a flote en la inestable (y perversa) pirámide empresarial.
Con semejante planteo, Exit podría considerarse un drama con profundas implicancias sociales; pero no, la obra del catalán Agustí Franch es claramente una comedia, de principio a fin; y de las buenas. Si bien la anécdota es pequeña y todo transcurre en tiempo real, cuenta con varios giros inesperados que sostienen equilibradamente el interés y la comicidad a lo largo de los 80 minutos que dura la obra. Un elemento que suma, ya en su comienzo, y que marca el nivel de delirio que se avecina, es la participación en off de “La Negra” Elizabeth Vernaci como Esther, la CEO que rige su empresa a través de 10 mandamientos, a cual más absurdo y despótico (por ejemplo, “no vestirás de rosa, no hablarás de comida en el horario laboral ni mantendrás relaciones sexuales con tus compañeros fuera del trabajo”).
El verdadero motor de Exit, más allá de la eficacia y de la inteligencia del texto, es el elenco (en principio un logro de producción). Nancy Dupláa, Juan Pablo Geretto y Fernanda Metilli lo dan y lo dejan todo en escena –hasta al punto de arriesgarse físicamente–, como hace bastante no se veía en una sala comercial de la Avenida Corrientes. Dupláa interpreta a Lidia, la vulnerable jefa de RRHH que muy a su pesar debe tomar la drástica decisión; Geretto es Manuel, el jefe de contaduría solícito hasta la obsecuencia, que vive con su madre y padece el “síndrome del esperma perezoso”; y Metilli encarna a Maite, la aguerrida empleada contable sin filtros que, sin embargo, guarda más de un secreto. Lo de los tres es verdaderamente encomiable, un verdadero tour de force. Se sacan chispas entre sí y todos salen ganando: ellos, el público y la obra. Si bien los tres cuentan con trayectorias muy diferentes –la primera proviene de la televisión, el segundo de los unipersonales y la tercera del stand up (lo cual podía ser a priori atractivo para la marquesina, pero a posteriori riesgoso en términos de resultados finales)–, logran amalgamar a la perfección sus distintos backgrounds a favor del espectáculo. Dupláa es la timonera del grupo, la que reparte el juego, siempre segura y exacta. Geretto explota sabiamente su histrionismo y Metilli es la payasa, la que juega al teatro físico. Juntos son un dínamo imparable.
En el resultado final no se puede soslayar la labor de la directora Corina Fiorillo, experta en extraer siempre lo mejor de sus actores, y en asumir riesgos . Aquí el fruto de su trabajo es absolutamente positivo, también por el dinamismo enloquecido que le imprime a cada una de las acciones escénicas. Otro puntal es la escenografía de Lula Rojo, sofisticada y de buen gusto. Su acabado dispositivo da marco al desarrollo de una muy buena comedia con, sin dudas, tres de las mejores actuaciones de la temporada actual.