Yahoo Estilo El Exorcista: Creyentes | Jason Blum, productor de la película, probó el pan de muerto y le encantó
La exitosa franquicia de horror El Exorcista está por estrenar su nueva entrega, con altas expectativas entre los fans, aunque con una recepción de la crítica no muy buena. Octubre suele ser publicitado como el mes del terror por la celebración de Halloween el día 31, pero en México es un mes para decorar con motivos del Día de Muertos, y se empieza a vender Pan de Muerto en las panaderías. El productor de la cinta, Jason Blum, tuvo la oportunidad de probar este alimento tan emblemático del país y quedó encantado.
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Blum, quien también es conocido por haber producido exitosas películas como Actividad Paranormal (83%), Siniestro (63%), ¡Huye! (99%), El Infiltrado del KKKlan (85%), y M3gan (68%), entre otras, está promocionando El Exorcista: Creyentes (32%), y al visitar México no podía perderse la tradición del Pan de Muerto. Aunque no hay muchos detalles sobre el épico momento, el productor compartió en su cuenta de X “estoy a punto de comer el pan de muerto”, acompañado de una bandera de México.
En las redes sociales de Universal se compartió la imagen de Blum junto al pan de muerto y escriberon “Spoiler Alert: Le encantó."
La tradición del pan de Muerto y su historia
El pan de muerto es un elemento esencial en la celebración del Día de Muertos en México, que tiene lugar los días 1 y 2 de noviembre. Se trata de un pan dulce elaborado con ingredientes como harina de trigo, leche, huevo, levadura, azúcar, sal y mantequilla. A menudo, se añade anís y naranja para aromatizarlo. Tradicionalmente, se coloca en el altar de muertos para honrar y recordar a los seres queridos que han fallecido.
Esta tradición culinaria varía según la región. Aunque el diseño más común es el de una pieza redonda decorada con tiras de masa que simulan huesos cruzados, también puede encontrarse en formas humanas y animales. Una vez horneado, se adereza con azúcar blanca, canela o ajonjolí. En algunos casos, el azúcar se tiñe de rojo para simbolizar la sangre.
El origen del pan de muerto se encuentra en el mestizaje hispano-indígena. El trigo y la cultura panadera fueron traídos a América por los españoles. Así, el pan de muerto tiene sus raíces en el pan de ánimas, un pan votivo europeo que se ofrecía en zonas de España y otros lugares para conmemorar a los difuntos. Esta tradición se fusionó con las creencias prehispánicas durante el Virreinato de Nueva España, dando lugar al pan de muerto tal como lo conocemos hoy.
Existen leyendas que vinculan el pan de muerto con las prácticas prehispánicas de sacrificio humano. Aunque esta teoría es discutida, se sugiere que la forma del pan simboliza el ciclo de vida y muerte, con la bola central representando el cráneo y las tiras de masa los huesos. La acción de comer este pan se ve como una forma de burlarse de la muerte. A pesar de las discusiones sobre sus orígenes exactos, la influencia europea en el pan de muerto es innegable. Ingredientes como el trigo, el azúcar, la leche y la mantequilla llegaron a América tras el intercambio colombino. La Dra. Malvido destaca la influencia de la religión católica en la celebración.
El simbolismo del pan de muerto está profundamente arraigado en la cultura mexicana. Representa el ciclo de la vida y la muerte y es esencial en el altar de muertos, una ofrenda a las almas que regresan durante la celebración. Las interpretaciones sobre su forma varían, desde representar los puntos cardinales del universo hasta lágrimas derramadas por los difuntos.
Con el tiempo, la preparación del pan de muerto ha evolucionado, y en la actualidad existen diversas variedades regionales en lugares como Hidalgo, Oaxaca y Puebla, reflejando la rica diversidad cultural y tradicional de México.
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