En Expats, y con Hong Kong en lugar de California, Nicole Kidman regresa al suspenso y la tragedia de Big Little Lies

Expats (Estados Unidos/2024). Creadora: Lulu Wang. Elenco: Nicole Kidman, Ji young-Yoo, Sarayue Blue, Brian Tee, Tiana Gowen, Bodhi del Rosario, Ruby Ruiz, Amelyn Pardenilla. Disponible en: Amazon Prime Video. Nuestra opinión: muy buena.

Lulu Wang se hizo conocida en la accidentada temporada de premios de comienzos de 2020, durante el despegue de la pandemia, cuando su película The Farewell cosechó entusiasmo generalizado. Una historia familiar de inmigrantes chinos en los Estados Unidos narrada a partir de una experiencia personal y emotiva: la enfermedad de la matriarca de la familia en China y la preparación de una fiesta de casamiento para ocultar la inevitable pérdida. Celebración y despedida se conjugaron en un cóctel de emociones que exploraba el sentir de varias generaciones sobre el desarraigo, el sentido de comunidad y pertenencia, y la complejidad a la hora de transitar el duelo y la reconciliación. The Farewell puso a Lulu Wang en el radar de Hollywood y Expats es su primera apuesta de envergadura desde entonces: una miniserie de seis episodios que adapta a la pantalla de Prime Video la exitosa novela de Janice Y. K. Lee, periodista y escritora nacida en Hong Kong y educada en Estados Unidos. El tema es el mismo, duelos y expatriados.

La historia de Expats se desarrolla en 2014 alrededor de tres mujeres, todas nacidas en los Estados Unidos y radicadas en Hong Kong por distintas circunstancias. La primera es Margaret Woo (Nicole Kidman), arquitecta y diseñadora de jardines casada con Clarke (Brian Tee), un alto ejecutivo destinado a la región por razones laborales. Desde la mudanza, Margaret se ha impuesto un impasse en su carrera para la crianza de sus hijos y la atención de la vida social hongkonesa dedicada a fiestas y cócteles en yates privados y edificios inteligentes. Pese a la bonanza económica, siente que mientras la mayoría de sus amigas se realizan en su profesión, ella se ha convertido en una ama de casa tradicional y sus únicos conflictos se arremolinan alrededor del rol de la empleada doméstica en la vida de sus hijos. En el inicio de la historia, mientras se celebra el cumpleaños número 50 de Clarke en un importante ágape para amigos y familiares, se la ve absorta y desconcertada, perdida en sus propios pensamientos. El conflicto que subyace y que se irá deslizando con estratégica relevancia es la desaparición de su pequeño hijo de apenas tres años.

Otras dos mujeres orbitan alrededor de Margaret: Hilary Starr (Sarayue Blue), vecina del imponente edificio La Cumbre, una torre luminosa en la que habita con su marido exalcohólico e intenta dilucidar su deseo de maternidad, y la joven Mercy (Ji-young Yoo), de raíces coreanas y signada por una autoimpuesta maldición que parece perseguirla desde que una bruja le anunció que moriría sola y triste. A lo largo del primer episodio, muchos detalles permanecen velados. ¿Cuál es la relación entre Margaret y Mercy, cuyo encuentro en el cumpleaños de Clarke causa una incierta conmoción? ¿Por qué Mercy se presenta, en el prólogo de la serie, como la involuntaria responsable de una tragedia, aquel eslabón de la desgracia del que nadie se acuerda, del que todos prefieren olvidarse para recordar a las víctimas? ¿Qué dañó la amistad entre Margaret y Hilary? ¿Las tensiones asociadas a la maternidad, las envidias maritales o un dolor más profundo que aún no encuentra depositario?

Lulu Wang explora con inteligencia los recovecos de esos sentimientos a menudo difíciles de expresar y más aún de transmitir en imágenes. Si bien Nicole Kidman es el nombre más importante del reparto (también productora ejecutiva) y cuyo personaje acarrea el conflicto más visible, es Mercy la que asume la mirada transversal de la creadora, quien condensa no solo la condición de expatriada con un futuro incierto sino aquella que expresa su incomodidad en una dinámica que se expande desde ese mundillo de privilegios hacia quienes viven a su alrededor. Es que también son expatriadas las empleadas filipinas de las casas de Margaret y Hilary, mujeres que deben circular en silencio y evaluar las relaciones con sus empleadoras aún cuando los límites se tornan difusos. Para algunos, Hong Kong parece una burbuja perfecta, resquebrajada cuando el dolor de una infidelidad o una repentina desaparición amarga el idilio. Los maridos disfrutan de una vida con chófer, de sentirse señores mimados cuyas esposas viven para ellos, y de esa cristalina fantasía que promete una realización que no siempre llega.

Pero para otros, Hong Kong siempre es un territorio ajeno, impregnado de luces y bullicio pero sin nunca hallar el verdadero sentido de pertenencia. Mercy empuja su suerte en una absurda temeridad que la lleva a saltar de un barco y nadar bajo su casco casi hasta el ahogo, o a enredarse en un sexo anónimo y mortificante como una forma sublimada de castigo. “¿Habrá perdón para mí?”, se pregunta y nos pregunta, como en una botella lanzada al infinito de la suerte y el destino. Esos y otros son los interrogantes sin respuesta que Wang maneja con la misma honestidad que en The Farewell, quizás con mayores ambiciones que imponen la novela y la producción de Amazon, pero con un intento genuino de reflexionar sobre esos dilemas, sobre todo esa sensación de extranjería que se lleva a cuestas en cualquier lugar del mundo.