Los Fabulosos Cadillacs debutan hoy en el Hollywood Bowl para recordar a su combativo 'Matador'

No hay un álbum nuevo a la vista, pero eso no quiere decir que Los Fabulosos Cadillacs se encuentren con los motores apagados. Esta semana, iniciaron una gira estadounidense que llega el domingo al Hollywood Bowl de Los Ángeles, donde compartirán escenario con Los Auténticos Decadentes; y siguen convocando a multitudes especialmente generosas para una banda que se aproxima a las cuatro décadas de existencia.

La mejor prueba de ello se dio el pasado 3 de junio en el Zócalo de Ciudad de México, donde rompieron todos los récords históricos de asistencia al verse rodeados de unas 300 mil personas, según los conteos oficiales, aunque ellos mismos calculan que se trató de muchas más en vista de la magnitud de la locación, emplazada en el centro de la urbe azteca.

A estas alturas, el grupo es uno de representantes más destacados de la escena surgida del llamado ‘rock en español’, que tuvo su apogeo en la década de los ‘90 y en la que comparte cartel con nombres tan esenciales como Soda Stereo, Café Tacvba, Caifanes y Héroes del Silencio. Luego de haber lanzado 12 álbumes inéditos en estudio y cuatro en vivo, y de haber sido premiados con un Grammy y dos Latin Grammys, los Cadillacs -como también se les conoce- son una parte fundamental del cancionero latinoamericano.

Según los informes disponibles, la presentación gratuita en la capital mexicana fue una fiesta gigantesca de balance claramente positivo en la que, sin embargo, no faltaron los desmanes y ciertas situaciones de inseguridad. “Hay que tomar conciencia de lo que es montar un espectáculo gratuito en el centro de una ciudad como esa”, nos dijo el saxofonista Sergio Rotman a través de una conexión de Zoom. “Yo creo que andábamos cerca del millón si contamos a la gente que había alrededor. Que no haya habido problemas graves dice mucho de lo increíble que fue el concierto”.

Este año, los Cadillacs tocaron también durante dos fines de semana consecutivos en el popular y multitudinario Festival de Coachella, y como ellos mismos lo dicen, fueron una de las pocas bandas inclinadas al rock dentro de un evento que, con el paso de los años, se ha ido alejando cada vez más de las raíces guitarreras que tenía.

Pero eso no quiere que ellos crean en la cacareada muerte del rock. “Esa afirmación responde simplemente al interés de ciertas instancias de la prensa o a determinadas conveniencias del sistema”, nos dijo por su parte el bajista y vocalista Flavio Ciancirulo, quien participó igualmente en la entrevista. “Los festivales de metal siguen atrayendo a multitudes impresionantes, por ejemplo, pese a que la música que muestran no pega en las listas de las canciones más escuchadas”.

“Pero también es cierto que hay una nueva música, y eso está buenísimo”, agregó. “En la Edad Media tocaban con un laúd; después llegamos nosotros, que tocamos el bajo y la guitarra eléctrica, y ahora hay ‘pibes’ que tocan con un tablet. De todos modos, yo sigo practicando en casa con mi bajo acústico, por si sucede algo y nos quedamos de repente sin electricidad”.

Cerca a nosotros

En palabras de Cianciarulo, el país vecino sigue siendo una de sus mejores plazas, del mismo modo en que lo son Buenos Aires y, sí, Los Ángeles. De hecho, nuestra urbe tiene mucho que ver con los motivos que han guiado al presente tour: la conmemoración del lanzamiento de uno de los álbumes más aclamados de los Cadillacs, “El León” (1992), y la celebración del aniversario número 20 de la presentación de “Matador”, el tema más reconocido de la misma agrupación.

Tanto “El León” como “Matador” -que formó parte del disco siguiente, “Vasos vacíos” (1993), compuesto por cortes antiguos y un par de piezas nuevas-, se grabaron en el Sur de California, en momentos en los que la chispa de los Cadillacs ya estaba completamente encendida en esta parte del mundo. Pero no fue siempre así, por supuesto.

“La primera vez que tocamos por allá fue en octubre de 1990, para 14 personas y como invitados de una banda en inglés que tuvo la amabilidad de darnos un espacio”, recordó Rotman, haciendo gala de su buena memoria. “Luego tocamos en un Hollywood Palladium absolutamente vacío, porque era un festival de salsa; pero después comenzamos a hacerlo en los clubes y nos empezó a ir muy bien”.

Read more: Luis Miguel, Los Fabulosos Cadillacs y Los Auténticos Decadentes, la combinación perfecta de este domingo

Curiosamente, los Cadillacs no se han presentado nunca en el Hollywood Bowl. Lo harán como plato de fondo de una presentación que contará también con la presencia de Los Auténticos Decadentes, una banda igualmente bonaerense con la que tienen muchas similitudes de estilo -ambas combinan el ska, el reggae, el rock y el folklore latinoamericano-, pero que tiene una tendencia mucho más comercial y despreocupada.

El grito de batalla

No cabe duda de que la interpretación de “Matador” será uno de los puntos altos del show. En Latinoamérica, este tema fue el himno de batalla de muchos de los que fuimos jóvenes en la década de los ‘90, incentivados no solo por su creativa combinación de candombe, murga y rock, sino también por la presencia de una letra rebelde que parecía celebrar el levantamiento social.

“Matador” era una sucesora espiritual de “Manuel Santillán, El León”, un tema del “Vasos vacíos” que se inclinaba más hacia el reggae, pero que no dejaba de lado esta postura ideológica. Las dos piezas fueron compuestas por Cianciarulo, y las dos tienen como protagonista a luchadores sociales o perseguidos políticos de origen indeterminado, pero de indudable filiación con las víctimas de las dictaduras militares en Sudamérica.

“Matador”, en particular, menciona a Víctor Jara, el legendario cantautor chileno de protesta cuyo quincuagésimo aniversario luctuoso se conmemoró el pasado 16 de septiembre. Jara fue detenido durante el golpe militar encabezado por Augusto Pinochet, y luego de ser brutalmente torturado, se lo acribilló a balazos.

“Latinoamérica siempre duele, pero, a la vez, somos un continente de gran colorido y musicalidad”, nos dijo Cianciarulo cuando le tocamos el asunto. “Además, no somos un grupo que esté enfocado en una sola cosa. Esas canciones corresponden a una época de mi vida que me pidió escribir sobre eso”.

De hecho, en vivo, los Cadillacs evitan constantemente las arengas y las menciones a sucesos del momento o del pasado. “Respetamos muchísimo a quien lo hace de otra manera, a quien utiliza el micrófono como una forma de expresar su ideología”, prosiguió el bajista. “Pero una letra de amor puede ser también de amor a la justicia y de desamor a la injusticia. Ante todo, somos una banda que hace música”.

El vocalista Vicentico, quien declinó participar en esta conversación, y que fundó la banda al lado de Cianciarulo, es particularmente adverso a los mensajes evidentes o a los discursos. “Y eso a mí me encanta”, retomó Cianciarulo. “Él es un hombre de pocas palabras, muy honesto y sincero con su público. Algunos de los que hablan muchísimo son demagogos que tratan de seducir a la audiencia con esos medios; otros, como Vicentico, no tienen nada que probar”.

“A veces, lo importante no es lo que se dice, sino cómo se dice. Fijáte, por ejemplo, en ‘Matador’, que tiene una letra testimonial, pero que no deja de ser de amor”, señaló. “Y después en ‘Siguiendo la luna’, que es directamente de amor, pero tiene una profundidad enorme”.

Lo que se viene

Sea como sea, varias partes de las letras de los Cadillacs se convirtieron en lemas propios de quienes simpatizaban con los ideales izquierdistas, lo que hace que los fans reclamen la creacion de canciones nuevas que respondan de algún modo a las complicadas situaciones actuales que se atraviesan en nuestros países de origen. El trabajo más reciente del grupo, “La Salvación de Solo y Juan” (2016), se alejaba de las temáticas sociales y de las fusiones habituales mientras asumía aires propios del rock progresivo.

“Es una ópera rock, un disco en el que la música estaba hilvanada por un drama teatral, porque tiene un guión con un inicio, un medio y un final que podría tranquilamente llevarse a los escenarios o a una película”, explicó Cianciarulo. “Para mí, sigue siendo nuevo, porque le falta ser descubierto”.

Más allá de lo dicho, la reputación de la banda, que no se encuentra trabajando en material nuevo, justificaba que les pidiéramos su opinión sobre Javier Milei, el político de ultraderecha que, según las más recientes encuestas, es el que tiene las mayores intenciones de voto en las elecciones presidenciales de Argentina que se llevarán a cabo el 22 de octubre de este año. Las respuestas de Rotman y Cianciarulo no fueron necesariamente las que esperábamos.

“Yo soy un anarquista empedernido”, nos respondió el saxofonista. “No le creo a ninguno, no le voy a creer nunca a ninguno y no voy a votar”.

“No lo termino de conocer”, admitió por su lado el bajista. “A veces podemos tener una opinión en base a una percepción muy superficial. No estoy completamente calificado para entenderlo, porque no lo he estudiado en profundidad”.

Cinciarulo asegura que votó en una sola elección presidencial, pero que no está seguro de que su posición sea la correcta. “Mi madre me decía que eso estaba mal, que estaba faltando al derecho cívico que tengo para estar a favor de alguien o en contra de alguien”, reconoció. “Pero, a estas alturas, yo sé más lo que no soy que lo que soy”.

“Considero que la política es algo muy ruin, aunque entiendo perfectamente que vivimos en un sistema donde tenemos que estar gobernados por alguien”, prosiguió. “No creo en ese idealismo que señala que podemos autoabastecernos. Mi gran deseo es que venga alguien que realmente ponga las cosas en orden para todos, aunque suene sumamente naif”.

Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Sign me up.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.