La falta de casta frustra los deseos de triunfo del mexicano San Román en Aguascalientes

Aguascalientes (México), 26 abr (EFE).- La octava corrida de la Feria de San Marcos, en Aguascalientes, centro de México, finalizó este viernes sin trofeos para el francés Sebastián Castella, ni para los mexicanos Leo Valadez y Diego San Román.

Los toros de Mimiahuapan fueron de desigual presentación, sin fuerza y descastados, en una Plaza Monumental que registró tres cuartos de entrada.

San Román fue el triunfador de San Marcos 2022 y 2023. No lo será en 2024. Y no por no intentarlo.

Soñador fue el quinto astado, los cincos descastados, que mató San Román en la Monumental de Aguascalientes en prácticamente 24 horas.

Tres el jueves al pedir un toro de regalo y dos este viernes. Un trío de Corlomé y un par de Mimiahuapan. Divisas de muy distintos desempeños en el ruedo.

Y al quinto por fin San Román le pudo ligar pases. Lo hizo como solo es posible con un manso. Cruzado y de frente.

El Mimiahuapan se vino encima del mexicano al hacer un desplante con el capote. La sangre mustia de este hierro ya solo ofrece peligro. No se amedrentó San Román y dejó buenos momentos de toreo.

Muy por encima de su rival el torero obligó al bovino a seguir la muleta. Algunos pases fueron vibrantes por el mando del diestro. La falta de fuerzas y casta del cierra plaza pudo con las ganas de triunfar de San Román.

Erró con el acero y se despidió sin una sola oreja.

Para Diego, antes, fue un ejemplar casi albino, con trapío, que se fue al caballo con alegría. Pero en el capote ya dejó ver que de baterías iba escaso. Con prestancia efímera acudió a la tela corta en los primeros lances.

El matador inició toreando por bajo. Había mugido y nervio en el viaje del toro.

Realizó San Román una serie con la derecha de trazos largos. La res se fue tres veces al suelo y empezó a quedarse a medio viaje. El espada optó por ponerse en los pitones, por los circulares y echar las rodillas al suelo. La gente entendió innecesario tanto afán tremendista con un toro que ni se movía. Mató de media al tercer intento.

Tampoco pudo salir exitoso el francés Castella. Primero con un serio castaño. Daba gusto observar su colosal figura empujando al caballo, pero las fuerzas del astado se fueron pronto y perdió interés su desempeño.

Castella, tras verse superado en el capote, pareció prudente hasta que en una segunda tanda de muleta asomado tiró con dominada tensión de la testa del toro.

Sebastian no volvió a visitar el lado contrario. Esto y la nobleza endeble del Mimiahuapan disminuyeron la calidad del acto. Arrimones y un circular por la espalda animaron a un sector de los aficionados.

Al ritmo de orejas otorgadas por el palco que lleva este San Marcos 2024, de no pinchar el francés, hubiese cortado una oreja. Tras varios intentos acertó con la espada y recibió palmas.

Para lograr algún apéndice Sebastián Castella debió verse con un manso sin cuajar. Ambas cosas suscitaron pitos.

Empezó toreando de rodillas con seguridad, pero al primer pase de pie comprobó Castella que confianzas las justas. El descastado le soltó un feo derrote.

Sebastián continuó con estrategia su lidia. Interpuso tiempos muertos, representó sin torear entre tandas elaboradas retrasando la muleta, sin exponer el cuerpo.

Para acabar, Castella tiró los trastos dando el pecho a la inmóvil bestia. Se oyeron voces en contra de la puesta en escena. Requirió de varios intentos para terminar con el manso.

Agradeció los aplausos en el centro del ruedo antes de retirarse al callejón, y saludó casi en los medios.

Leo Valadez sufrió la misma suerte que sus compañeros de terna. Quizás peor. Sus toros no tenían casta, ni movilidad, ni presencia.

El segundo fue muy protestado por su pobre estampa. La bulla siguió toda la participación de Leo Valadez. No ayudó en el resultado el muleteo en paralelo ni las caídas al suelo del cuadrúpedo.

Valadez subió la apuesta en su otro toro, un manso con insidia. Toreó por gaoneras en el primer tercio, citó de rodillas con la muleta. Nada había que hacer con ese ejemplar. El torero le fue sacando algún pase, aprovechando el viaje primero y poniendo el engaño en el hocico luego.

No estuvo bien con la espada Valadez, un especialista del estoque.

Valadez compartió el tercio de banderillas con el subalterno en retirada Gustavo Campos. Bonito detalle de Leo con un gran banderillero y como es habitual en Campos no defraudó y dejó un buen par.

Se echará de menos en las plazas mexicanas a este torero de plata.

(c) Agencia EFE