Por qué la Familia Real Española lleva mascarillas y otros miembros de la realeza europea, no
En España, uno de los países europeos con la incidencia de contagios por coronavirus más alta de Europa, las personas de seis años en adelante están obligadas, como medida de prevención e higiene, al uso de mascarilla en la vía pública, en espacios cerrados y en los medios de transporte, incluso, en espacios al aire libre o cuando la distancia de seguridad de dos metros o más se puede mantener.
Así, toda la población, incluso la Familia Real Española, debe llevarla. Esta obligatoriedad de llevarla siempre, incluso cuando se pueda mantener la distancia de seguridad, está regulada en el Real Decreto-ley 21/2020, de 9 de junio, de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19. Esta medida, junto con la modificación establecida en el texto refundido de la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/2015, de 24 de julio, facilita el acceso al uso de las mascarillas. Es más, el incumplimiento de esta obligación será considerado infracción leve y sancionado con multa de hasta 100 euros.
Así nos lo confirma la doctora Carmen Jodar, médico especialista en medicina familiar y comunitaria. “Para hacer frente a este coronavirus y evitar su expansión para frenar los contagios todos debemos llevar mascarillas. Es obligatorio en nuestro país, mientras en otros países la normativa en cuanto al uso de la mascarilla es más laxa. Si hacemos caso de estas recomendaciones y la utilizamos bien, respetando el tiempo de uso que marca el fabricante, y llevando la mascarilla adecuadamente, es decir, tapando la nariz y la boca, sin huecos por donde puedan salir gotículas, podremos reducir el riesgo de contagio”, indica la experta.
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El riesgo de los aerosoles
El uso de la mascarilla es ahora aún más necesario, puesto que cada vez hay más evidencia de que el contagio se puede producir por el aire. Según nos explican desde Star Care, especialistas en la fabricación de mascarillas, las partículas del virus SARS-CoV-2, según estudios científicos recientes, se dispersan principalmente a través de aerosoles pudiendo permanecer entre una y dos horas en el aire. De ahí que sea necesario su uso extendido.
“Llevar mascarillas hace que al toser, estornudar o, incluso, las partículas o aerosoles se queden dentro de la mascarilla y no suspendidos en el aire o en los objetos que tocamos a diario. Por eso es importante también manipularla correctamente, lavarnos bien las manos cada vez que tengamos que ponérnosla o quitárnosla, así como mantener la distancia de seguridad, y ventilar para eliminar los aerosoles”, insiste la doctora Carmen Jodar.
Los únicos casos en los que no es exigible su uso, según la normativa vigente, son:
Personas con enfermedad o dificultad respiratoria
Personas con discapacidad o dependencia que no tengan autonomía para quitarse la mascarilla o bien presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su uso
Causa de fuerza mayor o situación de necesidad
Actividades con las que sea incompatible
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