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El familiar de una víctima de ‘Dahmer’ desmorona el discurso de la serie

La explotación de las víctimas es uno de los agujeros de la crónica negra. Mejor dicho, uno de sus mayores pecados. Después de todo, estamos acostumbrados a ver cómo las convierten en un mero listado de fotos y nombres, mientras la producción posa una mirada protagonista sobre el asesino de turno, su pasado, rituales y brutalidad de sus crímenes. Y por mucho que la nueva apuesta de Netflix, Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, haya intentado marcar la diferencia, su discurso se ha terminado desmoronando.

Y no solo es la conclusión que puedo sacar tras ver la serie (soy consciente que muchos espectadores no opinan lo mismo, pero ya me explico más abajo), sino que así lo hizo saber el familiar de una de las víctimas.

Evan Peters como Jeffrey Dahmer en 'Dahmer - Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer'. Cr. Courtesy Of Netflix © 2022
Evan Peters como Jeffrey Dahmer en 'Dahmer - Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer'. Cr. Courtesy Of Netflix © 2022

Cuando se dio a conocer el desarrollo de esta nueva serie de Ryan Murphy a inicios de 2021 (Glee, American Horror Story) se dijo que se haría desde el punto de vista de las víctimas (Deadline). Que si bien sería un repaso biográfico del caso de uno de los asesinos más impactantes de la historia estadounidense, con 17 víctimas masculinas, homosexuales y mayoritariamente negros (que se comió en alguna ocasión), también analizaría la incompetencia policial y el privilegio blanco sobre un caso que se observa como ejemplo de las consecuencias del racismo y homofobia a la hora de comprender cómo Jeffrey Dahmer siguió asesinando durante 13 años.

Incluso Evan Peters, el actor que interpreta al temible asesino, explicó en un vídeo promocional que la única regla que había impuesto Ryan Murphy es que la historia “nunca se contara desde el punto de vida de Dahmer”. Sin embargo, la explotación parece haber ganado la partida con uno de los familiares de las víctimas alzando la voz. Y dejando a la serie en un lugar complicado.

Durante la recreación del primer juicio de 1992 -donde sentenciaron a Jeffrey Dahmer a 15 cadenas perpetuas- la serie retrata el testimonio de Rita Isbell, la hermana de Errol Lindsey, un joven de 19 años que fue brutalmente asesinado por Dahmer en su apartamento en 1991. Fue la primera víctima a la que perforó agujeros para inyectarle ácido clorhídrico. Luego lo estranguló, guardó parte de su piel y el cráneo. Durante el proceso legal, Rita dejó salir toda su rabia y frustración, gritando y cargando contra Dahmer que se mantenía impasible mirando hacia abajo. La serie hizo un repaso prácticamente idéntico del momento, llevando a que muchos usuarios aplaudieran la fidelidad, incluso con videos que comparan la escena con el momento real.

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Sin embargo, la experiencia es muy diferente para los familiares de los Isbell. Uno de los primos de Rita respondió a la comparativa, explicando que aquellos que tengan curiosidad por saber de las víctimas deben saber que su familia “está enojada con este show”. “Es volver a traumatizarnos una y otra vez. ¿Y para qué? ¿Cuántas películas/series/documentales necesitamos?” preguntaba al tratarse de una historia que ha sido contada en varias producciones, y se espera alguna más en el camino.

"Recrear a mi prima teniendo un colapso emocional en la corte frente al hombre que torturó y asesinó a su hermano es SALVAJE" añadió, para luego dar a entender que nadie en la producción se puso en contacto con ellos. Detalla que como los asesinatos son información de dominio público, los productores de programas de crímenes reales no están obligados a notificar a las familias de las víctimas que representan. Ni pagarles tampoco por usar su historia. Y que su familia supo de esta serie al mismo tiempo que el resto del mundo.

Entonces, cuando dicen que están haciendo esto ‘con respeto a las víctimas’ u ‘honrando la dignidad de las familias’, nadie los contacta”, escribió. “A estas alturas mis primos se despiertan cada pocos meses con un montón de llamadas y mensajes de que hay otro programa de Dahmer. Es cruel."

No puedo imaginar la carga emocional que conlleva ser familiar de un ser querido asesinado y tener que ver cómo su sufrimiento se retrata en una serie o película. No sé ustedes, pero que la serie de Netflix valide su existencia en el mensaje social contra el racismo y la homofobia policial en el caso, recurriendo justamente al asesinato de estas víctimas pero no contacten a los familiares, me resulta inaudito.

Si tenemos en cuenta las declaraciones de este familiar a través de Twitter, que la información sea de dominio público no quita que existan familiares todavía dolidos y traumatizados por lo ocurrido, que no pueden controlar la narrativa de cómo se retrata la historia de sus seres queridos. Que no tengan más remedio que revivirlo cada vez que una película o serie vuelve a exponerlo al mundo. Contactarlos, hacerles saber del proyecto e interesarse por saber más sobre la personalidad de esas víctimas desde la perspectiva de la familia, es lo que me hubiera esperado de una serie que pretende justamente elevar el perfil personal de los hombres asesinados por Dahmer, justificando así su valía como pieza diferencial a otras dentro del género.

Shaun J. Brown como Tracy Edwards, Evan Peters como Jeffrey Dahmer en 'Dahmer - Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer'. Cr. Courtesy Of Netflix © 2022
Shaun J. Brown como Tracy Edwards, Evan Peters como Jeffrey Dahmer en 'Dahmer - Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer'. Cr. Courtesy Of Netflix © 2022

Desde que aterrizara en la plataforma el pasado 21 de septiembre, la serie ha ido ganando adeptos que la defienden a capa y espada contra aquellos que no terminamos de aprobarla. Aplauden a su protagonista (que sí, Evan Peters se entrega de lleno como muchos esperábamos de su parte) y también al repaso de la historia, mientras los críticos no estamos siendo tan benevolentes al estar en presencia de una serie que termina cayendo en el saco de la previsibilidad y la explotación (como se puede leer en el agregador de críticas Rotten Tomatoes).

Porque si bien es cierto que aporta un repaso narrativo más personal sobre cada víctima, la explotación de la brutalidad de Dahmer se termina convirtiendo en el conducto principal de la historia. Desde las manchas de sangre en el colchón en primer plano, a los cuchillos, taladros, el ruido de una motosierra. A su fascinación infantil diseccionando un pescado o extirpando el corazón a un animal. Y todo plasmado con lentitud narrativa y planos explícitos para así exacerbar la impresión que provoca la violencia y que, al final, consigue el propósito contrario. Porque con esta exposición minuciosa de los detalles, extendiendo la serie innecesariamente en 10 capítulos, se termina creando un retrato donde las víctimas y análisis social son el marco del cuadro, pero Dahmer y su historia son el verdadero centro y protagonista.

Según el familiar de Isbell, los esfuerzos de la serie por incluir críticas al sistema, racismo y homofobia, no fueron suficientes para justificar su existencia. Justamente porque, para estos familiares, es “volver a traumatizarlos una y otra vez. ¿Y para qué?”. Y en cierto sentido comprendo su pregunta. El análisis que aporta la serie a la hora de señalar la incompetencia policial no es algo precisamente original. Básicamente porque se trata de una crítica que lleva décadas acechando al caso, que se puede leer en libros, biografías y la propia Wikipedia.

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