Favio Posca: "Yo siempre trabajo con la verdad, por eso decidí renunciar a Susana Giménez"

Es un artista todo terreno. Irreverente y verborrágico, Favio Posca impacta al que lo ve por primera vez arriba de un escenario, casi como un cross a la mandíbula. Abajo es más calmo, reflexivo y muy exigente en la creación de sus shows.

Señor de las trasnoches de La Plaza. El complejo de salas de Corrientes y Montevideo, por el que transita hace unos veinte años y en el que estrenó y repuso en varias temporadas, más de media docena de shows (Lagarto blanco, Alita de Posca, Los quiero muchísimo, Bad time good face y otros), lo invitó a inaugurar un nuevo ciclo, vía streaming. La cita es hoy, a la medianoche, ingresando a la página www.laplazaonline.com.ar, para ver este show al que se tituló Favio Posca: El padre fundador de la trasnoche de La Plaza, cómodamente desde el living de casa y de manera gratuita (aunque se recibirán donaciones para La Cruz Roja y la Fundación Si) y estará disponible por 24 horas.

A lo largo de treinta años de trayectoria, Posca logró cosechar innumerables seguidores en las redes sociales, desde que llegó a Buenos Aires, de su Mar del Plata natal, para debutar en el under porteño, el Parakultural, en 1992, con uno de sus más populares personajes, El Perro. Con 521.000 seguidores en Twitter y 86.700 en Instagram, algunos de sus videos en Youtube, como el del monólogo de Angelito 1, tuvieron un visionado de dos millones y medio de seguidores y el de su personaje de Pitito, en el programa de Susana Giménez, en 2008, un millón, seiscientos mil. Inimitable, gracias a un estilo interpretativo en el que coinciden, el baile, el canto, la actuación y el guionado de sus shows, Favio Posca se permitió el lujo de dejar Susana Giménez, porque la producción le pidió que cambiara su provocativo Pitito, por otros de sus personajes, a pesar de disfrutar de una gran complicidad en los diálogos con la conductora.

Capaz de llegar a las más variadas plateas, el rey de los infantiles, Hugo Midón, lo vio en el Maipo haciendo de un soldado, en El Zorro y lo contrató para El gato con botas, al que le siguieron otros espectáculos para niñas y niños. Con más de diez películas en las participó y múltiples programas en la tele (Gasoleros, El sodero de mi vida, Son de Fierro), sus primeros pasos en la pantalla chica, fueron en el programa de Nicolás Repetto, en 1994. Pero también pasó por el "Bailando", de Marcelo Tinelli, en el que improviso dos tangos dedicados a Pampita y a Moria Casán, antes de que ser eliminado al competir en el voto telefónico, con Barbie Vélez.

En el diálogo con LA NACION, vía WhatsApp, Posca indicó que está atravesando esta cuarentena con agradecimiento a las medidas que ha propuesto el Presidente Alberto Fernández. "Tengo a mi madre que vive en Mar del Plata. Tiene casi 90 años y aunque está cuidada por la gente que la rodea, la convocatoria a quedarnos en casa me hizo sentir contenido y me tranquilizó. En lo personal hago yoga, toco la guitarra, es una manera de contrarrestar esto que es inédito en el mundo. Por primera vez a nivel planetario, surge la necesidad de cuidarnos, para cuidar al otro. Es como un viaje muy introspectivo que me permite crecer y estar conmigo desde otro lugar. Aunque desde marzo que no puedo ir al teatro, lo afronto con el mayor de los optimismos", afirma.

-Tuviste que suspender en marzo, tu espectáculo FaKing Posca, que habías estrenado el año pasado, en el Metropolitan Sura. ¿Lo vas a reponer en la misma sala, o lo vas a traer a La Plaza?

-Cuando lo permita el Coronavirus, lo repondré en La Plaza.

-¿En esta retrospectiva vía streaming, vas a incluir a personajes muy queridos por tu público, como El Perro, Angelito, Pitito, o uno de los últimos Mirsha, la travesti?

-Voy a presentar Painkiller, un espectáculo que hice en 2014 y ahora volvimos a reeditar a nuevo. Inauguro el ciclo de trasnoches porque soy el que las inventó en La Plaza y con éxito, en la sala grande. Coincido con vos que tengo personajes muy reclamados por la gente y muy diferentes entre sí. Esos personajes van a estar, aunque para que no fuera tan extenso, tuve que quitar a Astroboy y algunas canciones. Al público le digo lo de siempre: "bienvenidos a la ficción de lo real". Desde la pantalla esta vez, los voy a invitar a que se tomen una cervecita, o un vinito y se dispongan a reír, que lo van a pasar muy bien.

-Antes hablaste de tu madre. ¿Estás muy pendiente de tu familia, les pedís una opinión a tu mujer y tus hijos, antes de estrenar?

-Mi mujer Luisa, es mi coequiper en esta aventura que es el arte. Siempre trabajamos juntos en la codirección y cocreación de textos. Ella tiene una mirada muy estética, incluso en la elección del vestuario. Mi hijo Rocco, de 18 años, es músico. Está por grabar su tercer disco y puso guitarras y coros en mis últimos shows. Manuela, mi hija mayor se recibió de psicóloga en la UBA y está haciendo una maestría para el tratamiento de chicos autistas, en Madrid. Ella también filma. Sí, siempre les estoy pidiendo su opinión y confío mucho en ellos.

-¿Aprovechaste este confinamiento de más de 100 días para crear nuevos personajes, componer nuevas canciones, o estás más pendiente de las noticias del día?

-Todo el tiempo estoy creando o buscando ideas. Hice un personaje nuevo que gustó mucho y se lo puede ver en mi Instagram. Tampoco estoy posteando todos los días. Intento llevar alegría a los hogares y me escriben encantados. Es una forma de suavizar la incertidumbre. Vivir el aquí y ahora. No estoy pendiente de la tele. Sí lo está mi madre, que me dice estar muy preocupada. Sigo las informaciones, pero no estoy pendiente de esa única realidad. Prefiero viajar un poco más con la imaginación.

-Te sigue un público joven. ¿Adaptás los textos de tus personajes, para estar al día con las redes sociales, escuchas lo que opinan los políticos, te interesan las cuestiones de género?

-Nunca estuve pendiente de la realidad política y social. Soy un artista que camina y cabalga paralelamente a lo que es la realidad. Es obvio que hablo de temas que tienen relación con el comportamiento humano, para que la gente se identifique. Mis historias y personajes y la risa que pueden provocar en el público tienen que ver con un mundo muy Posca. Por eso soy atemporal. Hace 30 años que vengo laburando y ya son varias las generaciones que me siguen. Los padres vienen a mis shows con sus hijos y éstos con sus amigos. Las chicas disfrutan más que los varones de mis shows, son más abiertas. Con el tiempo me di cuenta que la mujer se identifica más con lo que digo, por eso se ríen más que los hombres, que son más vergonzosos. En uno de mis primeros espectáculos decía que la mujer es la perfección de la vida.

-Tu personaje de Mirsha, la travesti, fue bien recibida por los grupos LGBTIQ+ ...

-A Mirsha la aman todos. Un día pasé por Palermo y había como veinte travestis y me gritaron: ¡Favio, te amamos! Mis personajes son muy libres. Muchos de ellos hoy no son aceptados por nuestra sociedad. Son puros en esencia, no se dejan amedrentar, hacen lo suyo y yo los reivindico dándoles un lugar.

-Nunca tuviste la tentación de imitar a nuestras figuras políticas, como Mauricio Macri, Cristina Kirchner, Elisa Carrió o María Eugenia Vidal. ¿Por qué?

-No tienen que ver con mi forma de expresarme. Siempre intenté componer personajes originales y no imitar a nadie. Lo mío no es abordar la actualidad o la realidad sociopolítica. Sí, me interesa lo que nos pasa como seres humanos, con nuestras faltas, nuestras formas de discriminar, o vivir en sociedad. Me inclino más a hablar de las adicciones, la sexualidad, la locura.

-¿Por qué te fuiste del programa de Susana Giménez? Ella parecía sentirse muy cómoda con vos.

-La verdad es que querían que haga otro tipo de personaje, porque Pitito era un poco atrevido para el público de Susana. Yo siempre trabajo con la verdad y Pitito es muy real y tierno. Por eso decidí renunciar. Aunque el contrato era muy bueno, nobleza obliga y firmé mi renuncia. Decidí defender a Pitito. Hoy me sigue pareciendo una actitud genial, sigo pensando lo mismo.

-Hace dos años, fuiste a actuar a España. ¿Cómo recibió el público a tus personajes?

-Fui en enero de 2018, con una coproducción entre Lino Patalano y la gente del teatro Príncipe Gran Vía. La experiencia fue increíble, se me abrió una gran puerta. El periodismo, la crítica me trataron genial. Luego estrené acá otro espectáculo y después llegó la pandemia. Tengo que volver.

-¿Tenés un nuevo club de fans en España?

-Un día estaba en Nueva York, en un café muy emblemático, ubicado en un hotel, al que van Los Stooges y otras bandas y se me acerca una chica española y me pregunta: "¿No me digas, que tú eres Pitito?". No lo podía creer, eran un grupo de unas quince chicas. Ahí me enteré que tenía un club de fans en España. Sigo comunicándome con ellas a través de Twitter, o por Instagram.

-¿Diego Capusotto o Alberto Olmedo, a quién te sentís más cerca?

-Los respeto mucho a ambos, pero no me siento cerca de ninguno. Olmedo me ha hecho reír mucho y Capusotto se ha ganado su público. Lo que más respeto de los artistas es que cada uno tenga su propio sello, así como yo tengo el mío.

-¿Te preocupa que el público se identifique con tus personajes?

-Soy muy obsesivo en la creación de mis espectáculos. Mis canciones son todas originales y me preocupo por elegir las bandas para que me acompañen. De igual manera que trabajo hace años con Sergio Lacroix en escenografía, lo hago con Martín Tucán Bossa, en producción musical. Mis shows son como un disco. El público tiene que disfrutar de un espectáculo con todas las letras, en el que el artista que soy yo, deja todo arriba del escenario. Luego cuando ya estoy en escena, no me preocupo si les va a gustar o no lo que hago. Cuando estoy creando lo primero que pienso es si me divierte a mí. Sí eso ocurre el espectador también lo va a disfrutar.

-Tus personajes parecen estar más cerca del heavy metal, o de un rock más pesado, que de una balada...

-El personaje de Pitito puede estar más cerca del punk rock. Angelito es más glamoroso y El Perro es un poco más country. Myriam, la travesti, puede llegar a hacer cualquier cosa. Soy muy libre al componer. Puedo incluir desde electrónica, a un tango.

-¿El psicoanálisis te ayudó a entender mejor a tus personajes?

-La verdad que sí. El gran secreto de la paz interior es conocerse uno mismo. El llamado paso hacia la iluminación está en eso. Los últimos años abrí puertas más ligadas a la emoción. Antes mis espectáculos tenían una mayor adrenalina, ritmo, locura. Al meterme con mis emociones, logré que el espectador también se emocione y me lo agradecen. Mi terapeuta trabaja con la trilogía espíritu, mente, cuerpo. Creo que allí está el secreto.

-¿Te interesaría dictar clases, enseñar tu método de trabajo, tu técnica de desplegar tanta energía a partir del movimiento, la voz, en el escenario?

-En un futuro lo voy a hacer. Quisiera transmitir la pedagogía de mi arte, aunque me llevaría mucho tiempo, quizás cuando me aleje de los escenarios lo voy a hacer. Me gusta dedicarme por entero a lo que elijo hacer. Cuando hice mi programa de radio en Rock and Pop hacía todo. No tenía musicalizador y la música la elegía yo, hasta llevaba mis discos.