Fue uno de los favoritos de Operación Triunfo, pero un día dejó todo y se instaló en México donde se luce como actor
Hace 20 años llegó a la pantalla chica argentina un nuevo formato de programa que generó un importante lazo entre la televisión y la música: Operación Triunfo. El reality proponía una academia de arte para los participantes, quienes semanalmente debían demostrar sus aprendizajes frente a la audiencia y el jurado. Conducido por Marley, se volvió un éxito que tuvo cinco temporadas. La vida de los que pasaron por allí dio un importante giro y Emanuel Arias es testigo de eso. Adentrado en el mundo artístico, hoy con 41 años recuerda cómo se hizo un lugar en el show y eso le sirvió como trampolín para despegar en su carrera.
Nacido en Santa Rosa, La Pampa, Emanuel exploró su amor por la música cuando era apenas un niño y jugaba a imitar cantantes y a hacer programas de radio con su hermana. Como suele suceder, en principio era un hobby, pero ya entrado en la adolescencia, un profesor de música lo escuchó cantar y le ofreció estar en el coro escolar. “Enseguida me metí en una banda que se estaba armando y ahí me lo empecé a tomar un poco más en serio y me subí a los escenarios con mi banda, con proyectos que se armaban dentro del colegio”, recordó en diálogo con LA NACIÓN al hablar sobre sus primeros pasos “profesionales”.
Sus años en la adolescencia continuaron con la música como su gran compañera, y se ocupó de dar a conocer su arte con diversas presentaciones tanto en conjunto -como así también solista- en festivales y bares. Cuando terminó el secundario, siguió con su gran pasión pero ya lejos de su hogar.
El difícil presente de Claudio Basso, el primer grandor de Operación Triunfo
Fue durante un verano en Pinamar, destino al que llegó para tocar su música, que recibió un llamado de su mamá con una sugerencia que nunca imaginó y que cambiaría su vida por completo: anotarse en Operación Triunfo primera generación.
La vida en un reality
En 2003, y a los 21 años, Emanuel ya había conquistado a miles de argentinos. Además de demostrar su gran talento en la música, con su impronta en el escenario y su personalidad se llevaba todos los halagos y aplausos. En cada presentación en Operación Triunfo, las miradas se posaban en él. Llegó a las instancias finales junto a Guadalupe Álvarez Luchia, Juliana Ruiz, Andrea Bela, Pablo Tamagnini y Claudio Basso y logró ubicarse en el tercer puesto.
Este largo camino que transitó no fue un escenario imaginable para el joven pampeano que no conocía lo que era Operación Triunfo, salvo por los resúmenes que le hacía su mamá ya era consumidora de la versión de España. Por eso, cuando supo que se abría el casting en la Argentina, lo alentó para que se presente.
“Yo estaba tocando con mi banda en Pinamar y un día hablé por teléfono con mi mamá y me contó lo del programa, me dijo que vaya a hacer el casting en Mar del Plata. Hicieron varias etapas. Terminaba a de tocar tipo una de la madrugada y me tomaba un colectivo hacia Mardel y esperaba desde la 5 de la mañana en la fila, con miles de personas. Era la primera vez que iba a un casting”. Después de dos semanas de pruebas, le dieron la bienvenida al programa.
“Sin pensarlo, terminé en el programa sin saber de qué se trataba”, aseguró. A su vez, remarcó: “Yo fui por impulso, sabía que lo tenía que hacer eso porque era un paso más en mi carrera y tomé consciencia cuando ya estuve adentro, en la semana previa que comience, que nos aislaron a los participantes en un hotel”.
En esa época, los realities comenzaban a hacerse un lugar en el mundo televisivo, Ya había debutado la primera edición de Gran Hermano en la Argentina y le siguió Operación Triunfo, cuyo formato no era una casa, sino una academia artística para que los participantes se preparen para las galas semanales y presenten un gran show en los programas en vivo.
“Fue una experiencia increíble en todo sentido. Todos los días teníamos clases de canto, baile, interpretación y teatro. Fue muy intensivo y si uno lo quería hacer por fuera en esa época era imposible”, analizó, al tiempo que reconoció que en ese momento su enfoque era claro: aprender lo más que pueda.
Emanuel llegó a la final del certamen donde salió ganador Claudio Basso y cumplió la meta que se había planteado cuando apenas era un adolescente y tuvo su primera banda: transmitir su música.
Con el programa recorrió todo el país, cantó siete veces en el Luna Park y en otros estadios y compartió escenarios con artistas consagrados. Además, grabó su primer disco. “Más allá de aprender de técnicas, la experiencia que te da es un aprendizaje muy grande con cada presentación”, determinó.
Qué pasó después de Operación Triunfo
La gran popularidad que Emanuel ganó tras su participación en el certamen le abrió las puertas a un nuevo mundo. Su nombre dejó de ser anónimo, caminar tranquilo por la calle ya no era una opción y volver a La Pampa no era posible porque su casa se volvió un acampe de fans que querían verlo. “Siempre tuve claro que tenía que mantener los pies en la Tierra porque lo que me interesaba era cantar, la música y vivir de eso. Yo no quería ser famoso porque sí, sino llegar a la gente y hacer una carrera”, reflexionó.
En ese entonces, la actuación comenzó a ser una opción más. Aunque no estaba en sus planes, el proyecto de la novela juvenil Frecuencia 04 lo tentó, ya que la música trazaba la historia que se contaba. Dijo que sí y, a la par, apostó a lanzar su segundo disco.
Mantuvo los dos proyectos y buscó aprender lo más posible de cada uno. “Busco hacer lo que me gusta. Me gusta cambiar, probar cosas diferentes. Eso es lo único constante en mi vida, el cambio”, afirmó.
Debutó en teatro, con obras que combinaban sus dos pasiones. En 2009 formó parte de Chicos Católicos, con Darío Barassi, Juan Guilera y Nicolás Miques y gran elenco.
Nuevos rumbos y el sueño de recorrer otros caminos
En medio del gran éxito de Chicos Católicos, que pasó de ser una obra under a agotar entradas en avenida Corrientes, Emanuel decidió que era el momento de cumplir otro sueño el cual nació luego de ver televisada la experiencia de una pareja. Con su novia comenzaron a planear un viaje por Latinoamérica en una casa rodante para llegar hasta México. Luego de un arduo trabajo de preparación, comenzaron la aventura que duró tres años y en el camino nació su hija, lo que convirtió la travesía en un viaje familiar.
“Fue una gran experiencia donde uno aprende a vivir con lo mínimo y se da cuenta lo que realmente necesita”, analizó al hacer referencia al extenso viaje terrestre que terminó en Panamá y que lo impulsó a seguir hacia su nuevo destino: México.
En 2018 saldó la asignatura pendiente que tenía con ese país luego de rechazar varias ofertas laborales y finalmente dijo que sí. La producción musical y volver a subirse a los escenarios fueron los primeros trabajos que hizo, para luego dar paso nuevamente a la actuación, para la cual se perfeccionó y tomó clases de español neutro.
“Acá hay mucho casting, mucha producción. Es complicado entrar a la ficción, es un mundo bastante cerrado. México es un lugar donde hay mucha gente de todo el mundo y todos buscan lo mismo por la gran industria de cine y ficción que hay. La competencia es bastante fuerte. Es cuestión de tiempo, insistencia y trabajo”, precisó.
Recientemente, terminó de filmar la novela de Televisa, Pienso en ti y la música sigue presente en su vida. Si bien ya no suele hacer presentaciones en vivo, la composición ganó gran espacio en lo que es su pasión y cuenta con su propio estudio, con el que trabaja con diversos artistas.
Tiene un apellido muy famoso, vivió en España y volvió a la Argentina para cumplir su gran sueño
“Me cansé un poco de gestionar los lugares, armar las fechas y tocar. Lo hice por mucho tiempo. Pero, la música siempre va a estar en mí y por eso sigo produciendo para mí y otros artistas”, detalló. Actualmente, sus temas están disponible en Spotify. También apuesta a la representación de actores y tiene su propia agencia.
Si bien su vida transcurre ahora en México, regresar a la Argentina en el futuro no es algo que esté descartado. Volver a ver el atardecer en el campo pampeano es uno de sus deseos recurrentes. Mientras tanto, se aferra a las costumbres de su tierra, el mate nunca le falta y no deja de buscar el acento argentino en las calles mexicanas.