Felipe de Edimburgo: ingresado con casi 100 años tras una vida llena de penurias
El marido de la reina Isabel II lleva ingresado dos días en un hospital de Londres. Felipe de Edimburgo se sintió mal y han decidido ingresarle como precaución según el breve comunicado que ha emitido la Casa Real Británica.
“Su alteza real el duque de Edimburgo fue admitido en el Hospital Rey Eduardo VII de Londres el martes por la tarde. El ingreso del duque es una medida de precaución, por consejo del doctor de su alteza real, después de que este se sintiera mal”.
A sus 99 años que se tornarán 100 en junio, este no es el primer susto de salud que da el rey de Inglaterra. A lo largo de los últimos años ha ingresado varias veces pero por dolencias muy concretas que le han mantenido pocos días en el hospital. Eso sí, hace dos años tuvo un aparatoso accidente de coche y volcó aunque salió prácticamente ileso. El año anterior le habían colocado una prótesis de cadera en el mismo hospital en el que hoy se encuentra y en 2017, también fue ingresado allí debido a una infección.
Sin embargo todos estos percances son casi anécdotas teniendo en cuenta las tragedias familiares que preceden a un monarca que vivió una infancia austera como refugiado de guerra y sobreviviendo gracias a la caridad.
Felipe es hijo de Andrés de Grecia y Alicia de Battenberg, nació en Corfú en el año 1921 pero enseguida sintió el exilio que vivió su familia y huyó inconscientemente, siendo solo un bebé y escondido en una caja de fruta.
Se convirtió entonces en un refugiado rescatado por la armada británica que les llevó a él y a su madre a vivir en París los primeros años de su vida. Felipe vivía en la más absoluta pobreza y les habían negado a los monarcas que le precedían y a él mismo la nacionalidad griega así que obtuvieron la danesa.
Felipe y su madre sobrevivían gracias a algunos de sus tíos aristócratas y sus cuatro hermanas, todas mujeres, consiguieron casarse con príncipes alemanes vinculados al nazismo así que él estudió en Alemania cuando era niño gracias a esos contactos.
Sin embargo, a los 12 años fue trasladado al internado más exigente de Escocia porque sus hermanas así lo pidieron, dicen, hartas de cuidar de él. Allí le esperaba una adolescencia terrible, llena de duro ejercicio físico y duchas heladas al amanecer.
En todos los años infernales que allí vivió, jamás recibió ni una sola visita de su familia. Fuera de los muros de ese internado, su padre se fue a vivir con una amante a su yate y su madre perdió la cabeza hasta que fue internada en varios centros psiquiátricos.
Él creció solo y con la dictadura educacional de que tenía que ser un hombre bien duro. A los 18 años, salió del internado de Gordonstoun y se alistó a la Real Marina Británica. Fue allí donde conoció a la joven princesa Isabel, de 13 años, que más adelante le robaría el corazón.
El tío de Felipe le encomendó la misión de entretener a Isabel y a su hermana Margarita en su visita a la escuela naval y así hacerle el favor de abrirle puertas a una alta sociedad que le diera un futuro económico estable.
Ocho años después de aquella anécdota que terminó en enamoramiento y tras cientos de cartas de amor intercambiadas, Felipe e Isabel se casaron en 1947 en Westminster, en plena posguerra. La difícil época que enmarcó su enlace les forzó a tener una luna de miel austera en Reino Unido, concretamente en Sandringham.
El servicio de la Marina de Felipe le obligó a cambiar su residencia a Malta donde su esposa le siguió en 1949 y allí vivieron junto a sus dos hijos, Carlos y Ana, unos años inolvidables hasta que en el 51 Isabel tuvo que asumir su papel en la monarquía dado que el rey Jorge VI estaba enfermo y, de hecho, moriría al año siguiente.
El título de Príncipe de Reino Unido le tardó años en llegar a Felipe por parte de su esposa y fue hasta 1957 y tras pasar una crisis matrimonial dura dado que él no se sentía reconocido por Isabel. Pero, a partir de aquel entonces, arreglaron las cosas y hoy en día siguen felizmente casados.
Felipe de Edimburgo vive hoy retirado de la vida pública oficial de la monarquía y descansa en Wood Farm, su casa de campo en Sandringham. El monarca se retiró a los 96 que ya es una edad muy avanzada para hacerlo y cuenta con el cariño del pueblo británico que le acogió desde el inicio por su discreción, su buen estilo vistiendo y usando el humor inglés que tanto le gusta.
A sus casi 100 años Felipe ha conseguido riqueza, prestigio y reconocimiento pero lo que más valora y ama es haber conseguido el amor Isabel II que, como él mismo dijo en una ocasión, le dio lo que nunca tuvo, una familia de verdad.
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