Festivales de música desafinan los bolsillos
CIUDAD DE MÉXICO, abril 8 (EL UNIVERSAL).- Algún fanático del grupo "Gorillaz" se tropieza con el cuerpo que tiene enfrente, lo hace emocionado, agitado, con la idea de acercarse hasta donde le permitan al escenario de los británicos y gritar con ellos: "I ain´t happy, I´m feeling glad I got sunshine..."
Esa sensación de entonar el "soundtrack" vivencial junto a un ídolo musical es imborrable. Todo lo que uno percibe, escucha y canta en los festivales hace honor a la raíz de su nombre, festum: son fiestas que ahuyentan lo cotidiano, y eso no tiene precio.
Bueno, en realidad sí. Desde aquel emblemático Vive Latino de 2018, en el que el tema "Clint Eastwood" sonó en vivo luego de 16 años de ausencia, los mexicanos han percibido cómo se elevan los decibeles de los precios considerablemente, tanto a nivel local como global. Enmarcados por los baches económicos que atrajo la pandemia por el Covid-19.
Por ejemplo, ver a Gorillaz en 2018 implicó un esfuerzo de 2 mil 50 pesos para quienes pagaron el abono general en la última fase, una cantidad que, ajustada a la inflación acumulada según el INEGI, equivale hoy a 2 mil 660 pesos -sin cargos de la boletera-.
En la versión 2024, esos melómanos pagaron 73% más (3 mil 540 pesos); quienes optaron por el pase plus, con beneficios extra, desembolsaron 96% más (de 2 mil 550 a 4 mil 990 pesos).
El lujo de la música en vivo
Según datos oficiales, la mayoría no está en posibilidades de para ver a sus ídolos musicales.
El promedio de ingresos de los mexicanos en el último trimestre de 2023 equivale a una entrada del Vive Latino si sólo se viviera de escuchar música, esto es, si no pagara ningún otro servicio de alimentación y vivienda en un mes: 5 mil 750 pesos.
Pero los datos de las operadoras coinciden en que, de hecho, tras la pandemia se han roto récords de asistencia, como el Corona de 2022, con 255 mil fans.
La solución, se intuye, pudo estar en las tarjetas de crédito que, dice Banco de México, presentaban un récord de deuda de 15 mil millones de pesos a fines de 2023; el doble del año anterior.
Los números no suenan bien
El fenómeno no es exclusivo de México, eventos en todo el mundo siguen la tendencia, atizada por los más de 30 mil millones de dólares que, estimó Pollstar, perdió la música en vivo en 2020.
El Coachella, que inicia en EU, sólo había subido 20 dólares en cuatro años (de 429 a 449 dólares), dos de ellos sin realizar el evento. Pero en 2023 aumentó 22% (a 549 dólares) y este año 13% más (619 dólares).
No obstante, el Corona Capital es un caso singular en el mundo. El año pasado, su abono se disparó 279% (de 2 mil 899 a 10 mil 980 pesos) y el VIP, 211% (de 4 mil 499 a 14 mil pesos). Sin contar un nuevo acceso El Club, con un costo de 36 mil 620 pesos.
El Pa´l Norte de Monterrey también se hizo incosteable, subió 154% (de 2 mil 360 a 5 mil 985 pesos) y 215% en su entrada VIP (de 3 mil 960 a 12 mil 470 pesos). Serían ya tres meses sin comer para el mexicano promedio.