Flor Vigna y Luciano Castro: la respuesta que lo sorprendió, por qué no comparten camarín y qué los volvió inseparables

Flor Vigna y Luciano Castro, una pareja que se volvió inseparable
Flor Vigna y Luciano Castro, una pareja que se volvió inseparable - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

Protagonizan El divorcio, en el Multiteatro, y es la primera vez que trabajan juntos. La relación comenzó hace poco más de un año, creció rápidamente y, aunque no conviven, se ven casi todos los días. Flor Vigna y Luciano Castro conversaron con LA NACION sobre la experiencia de compartir escenario: qué cosas tiene a favor y cuáles en contra. Además contaron por qué cada uno tiene su propio camarín y cuáles son sus rituales antes de cada función.

-Ser pareja en la vida real y en la ficción, ¿suma o resta?

Castro: -A nivel laboral tiene más cosas a favor y además es una pasión que compartimos. Estamos en un momento muy lindo de nuestra relación y eso hace que todo esté bueno. Eso sí, a veces nos sorprendemos haciendo ejercicios de la obra en mi casa o en la de Flor y no porque estemos trabajando.

Vigna: -Pasa que vamos a cenar después de la función y seguimos charlando de la obra, de lo que hay que afinar, o qué otras cosas podemos buscar. Está esa mini obsesión y genera una charla en común porque antes Lu me contaba sobre su trabajo y yo le contaba sobre el mío y ahora es la primera vez que es algo de los dos y funciona muy bien. Como dice Lu, ayudó un montón el hecho de ser pareja en la vida real porque jugamos con identificación propia. Han venido colegas y amigos a verla y me dijeron que causa mucha empatía.

"Estamos en un momento muy lindo de nuestra relación y eso hace que todo esté bueno", aseguró Luciano Castro a LA NACION sobre trabajar junto a Flor Vigna
"Estamos en un momento muy lindo de nuestra relación y eso hace que todo esté bueno", aseguró Luciano Castro a LA NACION sobre trabajar junto a Flor Vigna - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

-¿Hay un momento en que tienen que poner un límite y cambiar de tema?

Castro: -Se da. Por más cansado que esté nunca digo que no quiero hablar de la obra, prefiero putearla que dejar de hablar porque nos costó un montón hacerla y hablamos mucho. Quiero que se hable.

El divorcio se estrenó el verano pasado en Mar del Plata con Castro, Pablo Rago, Carla Conte y Natalie Pérez. Fue la obra con más recaudación de la temporada por lo que decidieron continuar en Buenos Aires. Con textos y dirección de Nelson Valente, la obra cuenta un encuentro entre dos parejas. Una de ellas estuvo separada y se reconcilió gracias a una terapia que le recomiendan a los dueños de casa cuando se dan cuenta que el matrimonio no está pasando por un bueno momento. “Vinimos acá y se incorporó Florcita”, dice Castro mirándola a los ojos. “Sabíamos que Natalie no seguía y Carlos Rottemberg y Javier Faroni me dijeron que les interesaba que Flor hiciera ese personaje. Les pedí que hablaran con ella porque tiene una carrera con la música y está en franco ascenso y tiene que darle palo y palo. Realmente yo pensé que iba a decir que no. Me sorprendió que aceptara. En realidad, primero me hizo una broma y me dijo que no iba a hacerlo. Me agarró una mezcla de angustia, pero era su decisión”, detalló el actor.

-Flor, ¿tuviste dudas o aceptaste rápidamente?

Vigna: -La propuesta fue primero por teléfono porque yo estaba en Buenos Aires y él todavía estaba haciendo temporada. Tenía muchas ganas de actuar, pero al mismo tiempo sé que no puedo descuidar la música porque autogestiono y produzco el proyecto y cuando lo descuidás se frena todo. Pero logré complementarme con mi mejor amigo, Gustavo Lozano, con quien hacemos muestra música, y encontré un huequito para poder hacer todo. El desafío era aprender el personaje en dos semanas y contar la misma historia desde otro punto de vista, el de la nueva Mecha. Vi la obra ocho veces en Mar del Plata y Natalie la rompió. Si tenés la capacidad para no imitar y buscás en tu esencia, está bueno verla. Hice un trabajo muy extraño porque la vi, la leí pero también la escuché mucho porque me dormía escuchando la obra. Entonces la estudié consciente e inconscientemente. Cuando quiero estudiar algo lo hago de esa manera, mientras duermo y me resulta mucho.

Castro: -Me puse re contento cuando dijo que sí. Ahora es otra obra porque al cambiar un actor, todo se modifica. La propuesta de Flor es distinta y nos obliga a cambiar la dinámica de la obra que tiene más vértigo y quizá también más empatía porque, por un tema de confianza, me atrevo a decirle o hacerle más cosas. No es un gran recurso actoral el que uso (risas), pero bueno... en el escenario me sirve mucho. Le hago caras o le digo cosas que la movilizan. Es una ventaja que utilizo. Entonces, que Flor esté en el escenario le da otras posibilidades a mi personaje.

-Luciano, ¿estás involucrado en la producción?

Castro: -No, soy el gestor en la parte artística. Doy una mano con algunas cosas, pero los productores son quienes deciden. Me encargo de la gestión como lo hice en Desnudos y como me gustaría seguir haciéndolo. El que primero leyó la obra fue Javier Faroni y después Nelson Valente me la dio a mí. Me gustó mucho y empezamos a trabajar. Ser gestor es un poco más generoso que ser productor porque no tengo riesgo de pérdida.

Flor Vigna en un momentó pensó que no iba a poder aceptar la propuesta de sumarse a la obra de Luciano Castro por su carrera en la música, pero pudo acomodar sus tiempos
Flor Vigna en un momentó pensó que no iba a poder aceptar la propuesta de sumarse a la obra de Luciano Castro por su carrera en la música, pero pudo acomodar sus tiempos - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

-¿Te sentiste identificado con la obra?

Castro: -Con todo. No hay manera de no identificarse con alguno de los cuatro personajes.

Vigna: -El ser humano tiene lados oscuros y miserables y en esta obra explotan todos con un final que es la frutilla del postre. Somos cuatro en escena y cada uno es un prototipo diferente, entonces la gente se va a identificar con alguno o va a ver a alguien de su entorno. Cuando vino mi papá, me dijo: “Ya sé quién soy”. Y mi mamá me preguntó si en una parte la estaba haciendo a ella (risas). Si te casaste y te divorciaste vas a identificarte, pero también quería que a la gente de mi generación le sucediera eso, por lo que me tomé algunas licencias en el texto para que sea bien ATP.

Castro: -Vino una pareja de amigos de Flor y se vieron reflejados; todo el tiempo decían: “Éramos ella o yo”. Y son chicos muy jóvenes. Me gusta que suceda eso porque la obra va más allá de si estás en pareja o no porque lo que se muestra lo has visto seguro. Tiene un denominador en común y no es pretenciosa, lo que es muy atractivo.

-¿Es la primera vez que trabajan juntos?

Vigna: -Íbamos a trabajar juntos en una serie, pero no pudimos hacerla nosotros.

Castro: -Fue la excusa para acercarme a ella (risas).

-¿Les daba curiosidad saber cómo iban a llevarse? ¿O miedo?

Castro: -Me daba mucha curiosidad. Me gusta verla en lo suyo y quería verla actuar en el escenario. Yo la había visto en ficción, pero no en teatro. Sabía que tenía los recursos para hacer lo que quiera. Conociéndonos como nos conocemos, estamos tranquilos y está bueno.

-¿Tienen rituales antes de salir al escenario?

Vigna: - Me gusta escuchar música, hablar conmigo misma en el espejo, bailar.

Castro: -Es muy gracioso porque le golpean la puerta y no escucha (risas). Yo, e cambio, me siento, vocalizo un poco y espero que me llamen. Antes de salir a escena me gusta abrazar a mis compañeros y decirnos cosas lindas para saber que todos cuentan conmigo y yo cuento con todos. Necesito eso y no lo negocio.

Cada uno tiene rituales muy diferentes antes de salir escena, por eso prefieren no compartir camarín
Cada uno tiene rituales muy diferentes antes de salir escena, por eso prefieren no compartir camarín - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

-¿Comparten camarín?

Castro: -De ninguna manera porque nuestra previa es muy diferente. No podríamos.

-¿Cuánto aporta cada uno en el trabajo del otro?

Castro: -Quiero que Flor sepa todo lo que voy a hacer, necesito que lo sepa porque me motiva, me estimula, me dice cosas que me hacen muy bien y por eso busco sus devoluciones. Aunque a veces no me guste la respuesta. Sé que me dice la verdad, no me vende humo. Flor es una gran artista, de las mejores de las nuevas generaciones. Muchas veces los puntos de vista distintos hacen que yo pueda ver alguna intersección y mejorar. Es 100 por ciento importante lo que ella me diga.

Vigna: -Yo le cuento todo, lo bueno, lo malo, los logros y las frustraciones. Lu siempre está ahí, me motiva mucho. Luciano es mi muso inspirador, me genera muchas letras. Y en lo que no es laboral también porque se lleva muy bien con mi familia, cuando voy sola a un asado todos me preguntan por Lucho, si no viene.

Castro: - Tenemos patrones de orígenes muy similares, somos muy familieros , venimos de la misma clase social y muchas cosas hacen que todo fluya. Hoy que soy más grande puedo darme cuenta de lo importante que es la familia . A mis 29 no sólo no lo veía, sino que mi foco estaba en otro lado. Hoy sé que un rato con mi mamá o uno de mis hermanos es muy sanador y Flor tiene claro eso desde el vamos.

[Flor interrumpe y como si estuvieran solos dice: “Tenemos que ir a comer a lo de mi papá”. “Sí, que cocina re bien”, le responde él con naturalidad.]

-¿Conviven?

Vigna: -No, pero estamos muchos días de la semana juntos y ahora con el teatro, más todavía. Somos muy complementarios.

Castro: -Quizá hay días que no nos vemos porque Flor tiene que trabajar mucho y yo también estoy con mis hijos. En eso también empatamos y son cosas que van más allá del deseo de cada uno.

-A pesar de que llevan poco más de un año juntos, la pareja parece haber fluido rápidamente y enseguida ella conoció a tus hijos...

Castro: -Los conoció a los dos meses.

Vigna: -Lu es un gran papá y quiso buscar el momento justo. Se puso de acuerdo con Sabri (Sabrina Rojas, la madre de Esperanza y Fausto) para que todo sea bien consensuado. Fue lindo y los nenes son lo más.