Por qué el frío es un mal aliado de los pacientes con psoriasis, rosácea o dermatitis atópica
Estamos viviendo algunos de los días más crudos del invierno. Borrascas, temporales, viento, nieve… el frío es nuestro compañero diario y aumentan las personas afectadas por virus respiratorios como son gripe, neumonía o el coronavirus. Pero el frío también afecta, y mucho, al órgano más grande del cuerpo: la piel.
“Las personas que están afectadas por patologías dermatológicas previas como son psoriasis, rosácea y dermatitis atópicasufren brotes en esta época del año debido a que el frío provoca deshidratación de la piel y mayor hiperreactividad a las agresiones externas”, explica el Dr. Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral (www.ideidermatologia.com), que añade que las bajas temperaturas y la disminución de la humedad en el ambiente resecan la piel, debilitan su barrera natural y favorecen la aparición de brotes, picor e irritación.
Extremar los cuidados de la piel en invierno
Los pacientes con estos problemas dermatológicos deben, por lo tanto, extremar los cuidados de su piel en los meses de invierno. “Definitivamente sí. Durante el invierno, es crucial intensificar los cuidados, usando cremas emolientes con más frecuencia, evitando baños excesivamente calientes y utilizando ropa que proteja adecuadamente nuestra piel evitando la sequedad y la irritación”, nos anticipa el doctor.
El frío provoca deshidratación de la piel y mayor hiperreactividad a las agresiones externas
¿Qué es la psoriasis?
El doctor nos explica que la psoriasis es una enfermedad crónica de carácter autoinmune y con un marcado componente genético y que cursa con brotes. Pero, además, no podemos perder de vista que existen factores externos que contribuyen a empeorar los síntomas propios de la enfermedad. Uno de ellos es el frío que provoca deshidratación y que, unido a la sequedad que producen las calefacciones, erosionan la piel en forma de irritaciones, rojeces y picazón.
Los pacientes con rosácea en invierno
Mientras, los pacientes con rosácea son otros damnificados del invierno. El cambio constante de temperatura, de la fría calle a la caliente de los interiores (con calefacción) va a provocar que los capilares de la piel del rostro (la más expuesta) se dilaten, lo que se traduce en rojeces, uno de los síntomas propios de la rosácea.
¿Qué ocurre si tienes dermatitis atópica en invierno?
La dermatitis atópica, otra condición dermatológica crónica, también empeora con las temperaturas frías. Así, cuando se desploman los termómetros, la piel presenta sequedad extrema, mayor irritación, picor intenso e incluso sensibilidad a la ropa, especialmente a las fibras sintéticas, aunque también a la lana (es mejor optar por tejidos como el algodón).
Aparecen irritaciones, rojeces, descamaciones e, incluso, grietas o heridas
Factores externos que afectan a la piel
El doctor Sánchez Viera nos explica que los cambios bruscos de temperatura afectan negativamente la piel, ya que alteran su equilibrio natural. “El frío exterior deshidrata la piel, y el calor seco de la calefacción agrava la sequedad lo que provoca irritación y sensación de tirantez”, comenta.
“Además de las bajas temperaturas, el viento y la sequedad del ambiente hacen que la barrera hidrolipídica de la piel se dañe, lo que supone que aparezcan irritaciones, rojeces, descamaciones e, incluso, grietas o heridas. Es normal que principalmente se den en zonas del rostro como la barbilla, los labios y las manos” añade el Dr. Sánchez Viera.
El especialista incide en que todos estos factores afectan la piel, pero el viento y el aire seco suelen ser más agresivos, ya que eliminan la humedad natural de la piel más rápidamente. “La baja temperatura por sí sola también contribuye a la sequedad, pero el viento la aumenta y agrava la irritación y el enrojecimiento”, nos cuenta.
Ojo con el sol en invierno
Y no podemos perder de vista la influencia del sol de invierno, otro de los agentes externos que afectan en gran medida a la piel, especialmente si practicamos deportes de invierno. La sensación de frío y la tendencia a asociar las quemaduras o el cáncer de piel el sol al verano, hace que se ignoren las medidas de fotoprotección, que deben tomarse durante todo el año.
“Aunque el frío puede hacernos pensar que el sol no hace daño y dar una falsa sensación de protección, la radiación solar sigue presente y puede ser perjudicial. La exposición al sol en invierno, especialmente en zonas nevadas o a gran altitud, puede causar daños en la piel, por lo que es fundamental aplicar protector solar diariamente, siendo necesario en estos casos utilizar un SPF 50”, recomienda el doctor Sánchez Viera.
Especial cuidado en la nieve
Tienen que tener un especial cuidado las personas que practican deportes de nieve. “La nieve en realidad son pequeños cristales de hielo que actúan como excelentes reflectores del sol, lo que significa que la radiación solar se recibe en dos direcciones: desde la propia superficie y desde el sol. Si sumamos esta combinación con el menor grosor de la atmósfera en zonas más altas el riesgo de quemaduras aumenta. Sobre todo, en zonas expuestas que ignoramos a la hora de aplicar protectores como las ventanas de la nariz, debajo de la barbilla, las orejas o el cuero cabelludo en aquellas personas con alopecia o con el pelo ralo”, explica el director del Instituto de Dermatología Integral.
Aunque el frío puede hacernos pensar que el sol no hace daño y dar una falsa sensación de protección, la radiación solar sigue presente y puede ser perjudicial
Medidas útiles para cuidar la piel durante el invierno
Mantener la piel hidratada. Es importante emplear cremas hidratantes y humectantes. ¿En qué se diferencian? Las primeras proporcionan hidratación extra a nuestra piel mejorando su elasticidad y tersura, mientras que las segundas evitan perder el agua que tenemos de forma natural en nuestra piel y ayudan a las cremas hidratantes en su proceso proporcionar agentes hidratantes extra. Por eso, lo mejor es optar por cremas que cumplan esta doble función y con ingredientes activos como las ceramidas, vitamina C, antioxidantes, ácido hialurónico, pantenol, urea, etc. La barrera hidrolipídica de la piel estará más sana y, en caso de resultar dañada, se reparará más rápidamente.
Evita productos agresivos. Conviene elegir productos sydent (jabones sin jabón) para la limpieza del rostro y por exfoliantes suaves y sin fragancia, ya que son menos irritantes para la piel.
Fotoprotección también en invierno. La crema de protección solar no es solo para la primavera y el verano. Se debe aplicar un protector solar todos los días del año, incluso en invierno. Ten en cuenta que el SPF debe ser más alto si se practican deportes de invierno o al aire libre así como en los días muy soleados (propios del invierno en muchas zonas de España). En estos casos debe ser del 50. El resto de días, también debemos utilizar protector solar, ya que los rayos ultravioleta atraviesan la barrera de nubes produciendo quemaduras de manera imperceptible. En estos casos el SPF puede ser 30.
Protección extra en los labios y en las manos. Hay zonas que tienen la piel más sensible a los efectos del frío. Por eso, en zonas como los labios o las manos, es recomendable emplear cacaos con manteca de karité, despantenol, vitamina E y factor de protector solar. Un consejo extra para los labios: si están muy deshidratados y con pellejitos, por la noche se pueden exfoliar con un cepillo suave y aplicar una capa de vaselina. Mientras, en las manos hay que utilizar también cremas hidratantes y humectantes y repetir la aplicación cada vez que se laven las manos. El uso de guantes evitará también que se descamen y que aparezcan grietas, especialmente en la zona de los nudillos.
Utiliza humidificadores de ambiente. Los ambientes están resecos dentro del interior de las casas o las oficinas, debido al uso de calefacción. Un humidificador puede mantener la humedad adecuada y prevenir la sequedad en la piel.
Bebe suficiente agua. La hidratación no es solo externa. También le puedes hacer un buen favor a tu piel si la hidratas desde dentro. El problema es que la ingesta de agua puede verse disminuida por hacer más frío y sudar menos. El agua ayudará a las células a completar adecuadamente su proceso natural de renovación.
Dieta. Lo que comes también ayuda a mantener la buena salud de tu piel. Incluye alimentos ricos en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y vitaminas A, C y E, que ayudan a proteger y reparar la piel.
Consulta con un dermatólogo. Es fundamental que cuentes con el consejo de un experto si padeces patologías previas como la psoriasis, rosácea o dermatitis y estas empeoran o se desencadena un brote. También debes consultar en el caso de que aparezcan descamaciones que no remiten con los cuidados anteriores y que acaban desembocando en heridas, ya que pueden ser el punto de entrada de bacterias que deban ser tratadas con medicación.