Furia, de Gran Hermano: su infancia, el dolor por la muerte temprana de sus padres y el deseo de tener “la heladera llena”
Juliana “Furia” Scaglione es un antes y un después en la historia de Gran Hermano. Su personalidad, tan explosiva como fascinante, marcó a fuego al público del reality. Y durante una charla con LA NACIÓN, esta carismática jugadora habló de su pasado, de los momentos difíciles y de lo que sueña para su propio futuro.
-¿Cómo nace el apodo “Furia”?
-Nace durante mis 26 años, cuando daba clases de una práctica similar al Tae Bo. Yo me subía a un escenario con un micrófono, mi energía empezó a traer más y más público y ahí me ponen de apodo Furia. Me convertí en alguien de combate, en una luchadora.
-¿Cómo sos afuera de la casa? Porque adentro del reality se te veía con la cabeza muy puesta en el juego.
-Soy una persona muy estructurada, muy profesional. Yo siempre entendí que eso era un reality show, pero sí soy súper estratega.
-¿Hubo algo que le ganara a la estrategia?
-Sí, el corazón. Cuando arranqué el juego yo era muy fría, pero después empezás a convivir y en la etapa final ya estás con tus compañeros de hace seis meses, que son tu familia. Ahí es muy difícil hacer cosas por hacer, yo soy muy empática y eso me jugó en contra. Entonces empecé a ayudar a mis compañeros, me olvidé de mí y preparé una final para que estuvieran otros.
-¿Cuáles son los límites que cruzás como jugadora que no cruzarías en la vida real?
-En el afuera, sé que existe una sociedad, entonces yo me comporto en la calle como una dama. Pero adentro, Gran Hermano te permite jugar de todas las maneras, no está nada censurado, ni decir malas palabras ni pelearse con alguien. En la calle yo no hago eso, pero en un reality show sí. Tal vez hubo momentos en los que estuve saturada por el largo período que pasé y un poquito me saqué con los gritos, cuando ya no aguantaba más la convivencia. Yo vivía con gente a la que no elegí y había un montón de personalidades. No es lo mismo que cuando convivís con alguien que elegís y que amás. Acá estás con un montón de leones, un montón de egos y eso en algún momento explota.
-¿Cuándo sentís que emerge Furia?
-A mí no me gustan las injusticias, soy muy luchadora y ahí aparece Furia, eso es algo que llevo dentro de mí.
-¿Y qué representa para vos el nombre Juliana?
-Juliana es un nombre bastante fuerte, me lo puso mi mamá. Juli es una nena y adentro de la casa empiezo a ver una niñez que no pude vivir, algo que me divertía porque me dejaba mostrar muchos personajes lindos. Juli es una nena que quiere brillar y quiere divertirse. Pero Juli se convirtió en una mujer muy rápidamente porque fallecieron mamá y papá, y ahí tuve que ocuparme de cosas muy zarpadas, y poner en marcha esto que hacía mi mamá de hacerse cargo. Juli no pudo vivir una adolescencia común, Juli tuvo que hacerse mujer rápido, entonces la casa me dejó mostrar un poco más a esa Juli niña, que se divierte, que se enoja y que tiene sentimientos.
-¿Qué le diría hoy Furia a esa Juli más chica, que atravesó tantos momentos difíciles?
-Que el momento difícil se terminó, que llegó la etapa de divertirse y que a Furia su sueño se le cumplió. Yo fui a Gran Hermano por el premio, fui por la plata para tener una mejor calidad de vida. Todos tenemos una pequeña Furia adentro, aunque muchos no la expongan para no pelear. Y nosotros somos argentinos, somos pasionales y lo que le quiero decir a esa Juli es que llegó el momento de soñar y que se vienen cosas hermosas.
-¿Cambiarías algo de toda tu historia vivida?
-No. Creo que la vida me enseñó y si me hizo vivir todo eso es porque ahora estoy muy bien parada y puedo manejarlo. Más allá de que yo no busqué fama, ese es un precio que tengo que pagar, porque ahora no puedo salir a entrenar o caminar por la calle, porque la gente me ama tanto que quiere una foto con Furia. Hay mucho amor y yo tengo que encontrar los momentos para mí. Agradezco a la vida que la gente me ame tanto, porque ese amor que me faltó me lo está dando el público.
-¿Por qué pensás que tocaste una fibra tan especial en lo televidentes?
-Porque fui auténtica. En sí Furia es un personaje, pero yo fui auténtica con mis sensaciones. Si me ponía feliz, era de verdad y si me enojaba era algo transitorio. Y si había que hacer show, había participantes que entendían eso, entonces yo me desnudaba completamente para el reality.
-Se habla mucho de tu hermana Coy como una posible mala influencia. ¿Cómo la describirías a ella y qué importancia tiene en tu vida?
-Mi hermana ocupó un lugar muy importante en Gran Hermano. Cuando ella entra a la casa, fijate que habla del Ho’oponopono, me viene a decir que soy mágica, me trata de limpiar, porque yo no entendía lo que pasaba afuera. Yo tuve un hate que no paraba y había una parte que quería censurar para no mostrar mi parte linda. También se vende que soy una gran villana, pero Coy vino a decirme: “Enfocate acá, querete, amate, mostrá eso lindo que tenés”. Yo me crié con mis hermanos y soy un poquito de cada uno de mis hermanos, de Coy, de Chanel, de Ezequiel y de Andrea.
-¿Cómo era la dinámica familiar cuando eras chica?
-En mi casa éramos siete en total. Mi infancia fue muy linda, pero cuando llegó el 2001, yo tenía unos doce años, mi papá perdió su trabajo y todo empezó a ser un lío. Mi papá mantenía todo con su trabajo, le iba muy bien, pero después yo viví el ver cómo se caía todo a pedazos. Mis hermanos eran más grandes, de a poco iban tomando vuelo, pero yo siempre estuve con mis papás, porque era la más chica.
-¿Qué edad tenías cuando murieron tu mamá y tu papá?
-A mi mamá la pierdo a los 26 años y a mi papá a los 31. Ayer se cumplieron dos años desde que mi papá falleció. Eso fue un 26 de junio, así que le mandamos un beso a mi papá, que está en el cielo y me está ayudando
-¿Pensás en qué te dirían ellos hoy?
-Me gustaría que estén vivos mi mamá y mi papá, para que pudieran ver esto que es una locura. Pero sé que lo están viendo desde el cielo.
-¿Cómo imaginás a Furia de acá a diez años?
-Lo que digo siempre es que me importa tener la heladera llena. Yo la pasé mal en algunos momentos, en el 2001 y después a los 31 años. Lo único que quiero es tener la heladera llena. Después, el trabajo, bienvenido el que sea. Pero mi preocupación y porque vengo de familia de tanos, es la comida. Mientras tenga trabajo y comida, voy a ser feliz. Yo entré en Gran Hermano porque quería una calidad de vida mejor, porque si ganaba el premio iba a poder tener mi gimnasio, y mi objetivo iba por ese lado. Pero el programa me dijo también que tengo unas cualidades hermosas: canto, bailo, actúo y por ahí se me abren otro tipo de puertas. Soy una gran comunicadora, me encanta conectar, entonces hay que ver lo que se viene.
-¿Te preocupa que este fenómeno que representás sea algo pasajero?
-Es que es muy probable que sea así, como le pasa a cualquiera que sale de Gran Hermano, que todo dura un tiempo y después ya está. Pero me parece que yo me gané al pueblo, porque Furia es como la canción de (Gustavo) Cerati: Buenos Aires es la furia (”En la ciudad de la furia”, Soda Stereo), y por algo muchos se reflejaron en mí. Hay que mantenerse en el tiempo siendo inteligente y creo que soy un gran referente hoy en día. Hay gente que me quiere y otros que compraron amarillismo. Lo único que me importa es el otro, no soy egoísta y estaría bueno que me empiecen a conocer porque ahora quiero mostrar en el afuera quién es Juli.
-En redes comenzó a circular un rumor que aseguraba que vos sos prima de la esposa de Santiago del Moro, ¿eso es así?
-¡Ojalá! Pero no, para nada. Lo que sí te voy a decir es que Santiago es un gran profesional, a todos nos quiere por igual. Cuando salí lo primero que hizo fue decirme que me enfocara en mi profesión. Yo quiero trabajar y Santiago, más allá de ser un conductor de televisión, yo lo veo como a un gran referente. ¡¿Así que cómo no escucharlo?!
-¿Cómo estás de salud?
-Tengo mi diagnóstico, estoy con leucemia pero tengo la suerte de que es sin tratamiento y asintomática. Tengo deficiencia en vitamina B12, o sea que me la paso comiendo banana y huevo.