Mi yo del futuro: una grata sorpresa en el streaming, de pocos personajes y grandes recursos

Maisy Stella y Aubrey Plaza en Mi yo del futuro, disponible en Prime Video
Maisy Stella y Aubrey Plaza en Mi yo del futuro, disponible en Prime Video - Créditos: @captura

Mi yo del futuro (My Old Ass. Estados Unidos, Cánada/2024). Dirección y guion: Megan Park. Fotografía: Kristen Correll. Música: Tyler Hilton. Elenco: Maisy Stella, Aubrey Plaza, Maddie Ziegler, Percy Hynes White. Disponible en: Prime Video. Nuestra opinión: muy buena.

Cada tanto, el streaming se convierte en una trinchera para recordar el cine que alguna vez dominó las carteleras. Películas sin grandes aspiraciones, más que las de contar una historia sólida que le permita al espectador escaparse de la rutina, al menos durante noventa minutos. Historias que podían aparecer en las salas sin demasiada publicidad, pero que dejaban un agradable sabor en el paladar cinéfilo. Y Mi yo del futuro es una de esas propuestas que recupera el placer perdido de la gema oculta, capaz de persistir en la memoria como un título de gran nobleza.

Mi  yo del futuro
Mi yo del futuro - Créditos: @Captura

Como muchos relatos del subgénero llamado coming of age, ese momento que da paso a una inminente adultez, aquí la película gira alrededor de Elliot (Maisy Stella), una joven de 18 años que agotada de su vida en un pueblo de Ontario, está a días de mudarse a Toronto para comenzar sus estudios universitarios. En una noche de salida con sus amigas, ella consume unos hongos alucinógenos que la llevan a encontrarse con sí mimsma a los 39 años (Aubrey Plaza). La joven inicialmente desconfía, no sabe si ese cruce es producto de una alucinación, o si realmente su yo de casi cuarenta apareció para brindarle algún tipo de lección. Pero a fin de cuentas eso termina por no importar tanto, y las dos deciden relajarse y disfrutar de la compañía. Claro que como es ley en estos relatos, la Elliot de 39 culmina su visita con una advertencia, y le dice a la adolescente que trate de no cruzarse con un joven llamado Chad (Percy Hynes White, de Merlina). Desde luego y como es inevitable, la Elliot de 18 no podrá gambetear ese destino manifiesto de conocer a Chad, y preguntarse qué puede tener de malo un joven que es amable, cariñoso e inesperadamente tierno.

Maisy Stella y Maria Dizzia en la película de Megan Park
Maisy Stella y Maria Dizzia en la película de Megan Park - Créditos: @Captura

A partir de la excusa de la paradoja temporal, el largometraje desarrolla un relato de despedida, centrado en una joven que mira con entusiasmo su futuro, sin tener en cuenta el valor de aquello que da por sentado. O sea, su familia. Ese entorno que parece un ancla, pronto se convierte en un marco, y a través del vínculo que Elliot desarrolla con Chad, la rutina se reconfigura como un discreto tesoro susceptible de perderse. Pero la película no es una lección cargada de moralina. Nada de eso, porque aquí se destaca el desafío que puede anidar, justamente, en redescubrir que la zona de confort es un gran reto.

La virtud de este gran film no solo radica en el pulso seguro de su realizadora, Megan Park, que no traiciona jamás un espíritu encantadoramente rebelde, sino también en el innegable carisma de Maisy Stella. La actriz canadiense, de apenas 20 años, sabe hacer comedia en un clima que oscila entre la melancolía y el entusiasmo de darse la cabeza contra la pared, a pesar de las advertencias, y comprende cómo divertir sin perder emoción. Se trata de una actriz notable, incluso capaz de transmitir un agridulce sentimiento adolescente, aún en el más absurdo de los diálogos.

Mi  yo del futuro
Mi yo del futuro - Créditos: @Captura

Mi yo del futuro tiene pocos personajes, y todos están trabajados hasta en el más mínimo detalle; tiene varios momentos inolvidables, que descontracturan una etapa de grandes cuestionamientos. Pero más importante aún, es que se trata de un film que desde una premisa absolutamente descabellada pone en perspectiva los retos de una edad única. Porque en el fondo, todo gira alrededor de esa Elliot adolescente que no puede evitar tropezar con sus propios sentimientos, ¿o en realidad quizá el eje sea la Elliot de 40 que quiere recuperar una sensibilidad perdida? Y en dónde queremos, podemos o necesitamos reflejarnos, es que vive el encanto de esta película.