Gabriel Eloy Carrizo: el exfutbolista que fue tras su sueño, homenajeó a Diego Maradona y se consagró en el Festival de Punta del Este
PUNTA DEL ESTE – Gabriel Eloy Carrizo es director técnico en Miami y fue jugador de fútbol en las juveniles del Uruguay. Fue, de hecho, el único del plantel de Nacional convocado para el Sub 17 que jugó el Sudamericano de 1993, donde hizo marcación personal a Ronaldo. Pero, más allá del deporte, se interesó por la música primero, y ahora ingresó al mundo del cine promoviendo un homenaje a su máximo ídolo, Diego Armando Maradona.
Con el documental AD10S -que, con dirección de Santiago Mosquera, resultó ganador del premio del público en el Festival Internacional de Cine de Punta del Este-, Carrizo dio a conocer su mirada sobre el fallecido astro argentino y la huella que dejó en varias generaciones, de un lado y del otro del Río de la Plata . En diálogo con LA NACIÓN, el hombre que inspiró ese trabajo, reflexionó sobre el camino recorrido y contó cómo fue trabajar en esta sentida despedida al ídolo popular nacido en Villa Fiorito.
-¿Qué significa Diego Maradona en tu vida?
-Maradona para mí es un referente de garra, de temperamento, de nunca darse por vencido. En el fútbol, hoy con Lionel Messi sucede lo mismo que pasaba con Maradona, había que marcar a los diez jugadores más Maradona, y preguntarte cómo parar al equipo más Maradona. Ese fútbol además no era el de hoy. Lo tomé como bandera porque me vi reflejado en el hecho de que pudo ayudar a sus padres, comprarles su casa y cambiarles el estilo de vida, no para darles glamour, sino cierto bienestar. Después, Diego te hacía amar el fútbol, el verdadero, que era de guerra, de pasión, de sentimiento puro ; ahora no podés gritar gol porque están cinco minutos para ver si fue o no. Me gusta ayudar mucho, como ayudó él a su familia, a sus amigos y al jugador de fútbol en sí.
-¿Te acordás cuándo fue que lo viste jugar a Maradona por primera vez?
-Mirá, me acuerdo clarito que la vez que más sufrí siendo chico fue en la final de Italia 90. Lo vi en la final de México ‘86. Sufrí la final de Italia ‘90 porque quería que él ganara: “¿Por qué llorás, si vos sos uruguayo, no sos argentino?”, me decía mi papá. Yo quería que él ganara porque me sentía argentino, mi abuelo que era baterista de Piero en esos años vivía en la Argentina . Donde yo vivía, en el Pinar, éramos mil personas; era un lugar de verano y venían todos los argentinos, los porteños le decíamos nosotros, y los que no podían acceder a Punta del Este estaban en el Pinar, iban por el día a Punta del Este y se sacaban fotos.
Hijo de una familia humilde, con varios hermanos, Carrizo recuerda la recreación de los partidos en la calle que escuchaban por radio. Con el mundial de México 1986, además, llegó para Carrizo la primera televisión en blanco y negro a perilla, que se hizo color para el siguiente mundial. Maradona tenía el don de dar: “Después, quien más quien menos, alguna cosita tiene, pero él tenía un nombre muy fuerte”, dice Carrizo al señalársele las objeciones sobre las muchas polémicas conductas y problemas que “El Diez” tuvo a lo largo de su vida, “¿Por qué no cuidarlo?”, se pregunta Carrizo señalando cómo fue utilizado el astro a lo largo de su existencia. “A mí me duele mucho, no comparto para nada el modo en que se comportó frente a determinadas situaciones. Además, hay muchísimos ‘Maradonas’ de traje y corbata que hacen cosas mucho peores que él pero no tienen la jerarquía de su nombre. ¿Cuánto de morbo te da decir se estaba drogando?”.
-En el ambiente del fútbol, ¿Maradona es un personaje cancelado?
-En Estados Unidos sí. Incluso acá ayer estaba repartiendo flyers de la proyección de mi película en el Festival de Cine y había gente que me decía: “No. Maradona, no”. Yo respondía que vayan al cine y vean el documental y cuáles son los elementos por los que le hacemos el homenaje. Que incluso hay muchos elementos que seguramente pueda compartir de crítica a su lado oscuro, pero este documental se detiene en su costado de personaje común. En Estados Unidos, pese a que el fútbol ha crecido, hay mucha hipocresía, y Maradona siempre dijo las cosas como eran. Recordemos que él dijo: “Que jugador hubiese podido ser yo si no me hubiese drogado”. Estoy seguro, además, de que “le puso el pecho a las balas” para cubrir a otro jugador en más de una ocasión.
-¿Una noción de equipo que sigue fuera de la cancha?
-Sin lugar a dudas. En la cancha estás 90 minutos, pero después convivís una semana completa en la que no ves siquiera a tu familia. Tuve de compañero de pieza a Alfonso “La Guacha” Domínguez, campeón de América con Peñarol, que había estado en México 86 e Italia 90. Me acero que me decía: “M’ijo, apronte el mate y traiga galletitas”, y cómo no lo iba a hacer, si yo era un niño de 18 años y él era un hombre con una trayectoria. Tenías que escuchar a los mayores.
Carrizo recuerda que estaba hospedando a un compañero con el que había jugado hacía años en Key Biscayne y cuyo padre lo llamó durante la pandemia para que pudiera ser recibido en su casa de Miami porque se encontraba en una profunda depresión por las medidas de aislamiento impuestas en la Argentina. “Mandalo para acá”, le dijo Carrizo y así convivieron dos meses; el 25 de noviembre de 2020, al regreso de un entrenamiento, se enteraron de la muerte de Maradona. “Le empecé a pegar patadas al sofá y a llorar. Nunca me imaginé en mi vida que me podía sentir así. Ahí comencé a recibir mensajes de WhatsApp de padres de chicos que entreno dándome el pésame”, añade quien, al volver a su hogar, comenzó a escribir el tango dedicado a Maradona, “Yo miraba Grandes valores del Tango con Silvio Soldán desde chiquito y, fue la base para la misma canción en diez versiones que hicimos después”, confirma.
-¿Cómo llega un tango sobre Maradona a convertirse en película?
-Cuando hacemos la segunda versión del tema... No me gusta hablar de la parte económica, pero iba todo de mi parte y yo no tengo grandes ingresos, soy un coach de fútbol. Estoy separado, pago la salud y educación de mis hijos, ayudo a mis padres acá en Uruguay y me mantengo yo. Pero nosotros hacemos el cambio cuando salimos del tango y pasamos a la murga con la historia de un jugador uruguayo que era un Maradona más, pero del lado del Uruguay. Y ahí ya se trabajó otro tipo de cosas: más gente en la producción, más horas de rodaje, pasar de grabar en la rambla de Montevideo al estadio Centenario. Empezamos a hacer backstage y luego llegamos a la película con Santiago Mosquera y a los clips con cada ritmo: tango, murga, piano bar, trap, samba, tropical, folclore, rock, flamenco y candombe. Todo está grabado con alta definición, y por eso es tan emocionante haber pasado por el Festival de Cine de Punta del Este, donde son todos profesionales.
-¿Cómo es eso?
-Es como gente que hace cine y quiere probar a un equipo de fútbol. ¿Estás preparado para entrar a una cancha y parar la pelota en el primer toque? ¿Dar un pase direccionado? ¿Jugar a dos toques? ¿Meter un cambio de frente de cincuenta metros? Es todo con el pie, no con la mano. En Estados Unidos hay muchos deportes de mano: beisbol, básquet, fútbol americano. El fútbol no es para cualquiera, es ballet, es arte. Son todos movimientos gimnásticos. Es todo expresión corporal. Fue decir “esto se puede llevar a otro lugar”.
Carrizo utiliza perfectamente las metáforas futbolísticas para expresar su deseo cinematográfico, que incluye el anhelo de realizar más proyectos en cine y un Mundial de 2030 en el Estadio Centenario, con los cuatro países conjuntos -Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile- en la organización: “Es como el centenario del cine, celebrado en el mismo lugar donde empezó. Esto es lo mismo. Una final en el Estadio Centenario que no está remodelado y es el mismo que se utilizó en 1930″. También recuerda sus épocas de jugador, y eso que lo motivaba a seguir adelante para cumplir un sueño: “Yo tenía un objetivo, que era la casa para mis padres”, dice con un gesto que emociona. “Aprendí a trabajar en equipo, a ser una persona de bien, a salir adelante, a ser un ser humano ‘de pe a pa’, ser respetuoso con tus compañeros, hasta la buena educación y alimentación”, dice.
-¿Y todo eso te lo dio el fútbol?
-Sí. No es sólo pegarle a la pelota