Ganado bien presentado pero sin fondo en corrida celebrada en centro de México

Ecatepec de Morelos (México), 14 ago (EFE).- La corrida celebrada este lunes en la comunidad de Santa Clara Coatitla, municipio de Ecatepec de Morelos, el Estado de México, centro del país, finalizó con una oreja para el mexicano Miguel Aguilar, triunfador en una plaza portátil.

Mientras que el otro espada, Antonio Lomelí, también mexicano, y su compatriota, el rejoneador Mario Sandoval, no lograron trofeo alguno. Los toros de Enrique Fraga fueron de buenas hechuras pero uno resultó inválido y otro se lesionó en el ruedo. Se registró un casi lleno de localidades.

Tras cuatro años de parón debido a la pandemia de la covid-19, se volvió a realizar la corrida de la Virgen de Santa Clara de Asís, en esta comunidad ubicada a 26 kilómetros de la Ciudad de México.

La última ocasión fue el 19 de agosto de 2019 con el rejoneador Andrés Rozo y los toreros a pie Ernesto Javier “Calita” y Leo Valadez con toros de Torreón de Cañas. Es decir la ganadería de moda en México, un torero que acaba de dejar honda impresión en la plaza madrileña de Las Ventas, El Calita, y otro, Valadez, anunciado en la dos ferias de este 2023 en esa misma plaza.

La fama de torista de la portátil de Santa Clara, afirmada por la propia afición local al inicio de la corrida con el grito “en Santa Clara el toro es toro” se confirmó en la presentación de las cinco reses. De hechuras impecables, cornamentas intimidantes y con fijeza sintomática de bravura.

En cambio no se desplazaban y se mostraban entumecidas. Todas de cualquier manera mantuvieron la quijada reunida hasta la muerte y no emitieron mugido alguno en la corrida.

El primero de los lidiados, para rejoneo, fue de desparramada anatomía pero sin dejar de ser imponente. Clavado en la arena sin retroceder un milímetro, como el resto de sus hermanos. Complicada tarea para el toreo a caballo. Mario Sandoval solo pudo trotar alrededor y darle una fea muerte que alivió magistralmente el puntillero.

El toro hizo imposible el espectáculo contratado de los Forcados de Pachuca. En el intento de pega de la agrupación el toro arrasó a los forcados y metió dos cornadas a unos de ellos. Su pronóstico es reservado.

Los otro cuatro animales lidiados no bajaron de los 500 kilogramos y sus hechuras fueron un canon de trapío y defensas.

Antonio Lomelín mandó aplicar una dura vara al segundo de la tarde que lo dejó parado, no amansado. El torero de Tijuana realizó una faena sin adornos aunque con precaución, siempre cargando la suerte. Buen corte el de este matador que tuvo la mala suerte de ver cómo se dislocó la falange y debió ser sacrificado en la misma arena su otro astado.

El torero de Aguascalientes Miguel Aguilar obtuvo la oreja del festejo. La res que le tocó en suerte, de buena presentación, requería ser obligada desde terrenos contrarios. Aguilar optó por interpretar bailes y tan sólo dejar algunos pases sin objeto más que pasar el tiempo de lidia. Mató con eficacia y obtuvo una oreja.

El cierra plaza desfalleció muscularmente a la mínima exigencia.

Una lástima que los animales cumplieran con las primeras de las exigencias, el trapío y la seriedad, pero que no se den las mejores condiciones para sostenerlas debidamente durante la corrida.

(c) Agencia EFE