GianMarco celebra en familia sus dos nominaciones al Latin Grammy mientras se distancia de las polémicas

En esta ocasión, la celebración y las esperanzas ocupan un espacio más grande en la casa de GianMarco Zignago. Y es que si bien las dos nominaciones que tiene ahora para el Latin Grammy no son las primeras de su carrera, ni mucho menos, el cantautor peruano radicado en Estados Unidos puede decir con satisfacción que recibió la noticia de manera simultánea a la que obtuvo su hija Nicole, quien fue nominada por segunda vez para la misma ceremonia en la categoría de Mejor Álbum Vocal Pop por su trabajo “Escrita”.

El orgulloso padre llegará a la contienda del 14 de noviembre con posibilidades de triunfo en los apartados de Mejor Álbum de Pop Tradicional, gracias a “Aún me sigo encontrando”, y de Canción del Año, debido a la pieza del mismo nombre que grabó al lado del legendario Rubén Blades.

Para el limeño, el asunto no deja de tener sabor cotidiano, ya que, con estas nominaciones, suma 18 a lo largo de su trayectoria, consolidadas en tres triunfos. Pero “Aún me sigo encontrando” es de todos modos un trabajo importante, porque se trata de una producción que, además de haberlo embarcado en la búsqueda de nuevos horizontes, lo llevó a colaborar con grandes exponentes de la música latinoamericana como Silvio Rodríguez, Luis Enrique, Andrés Cepeda, Mike Bahía, Leonel García y el citado Blades.

En la entrevista con Los Angeles Times en Español que puedes encontrar a continuación tanto en texto como en su versión de video, GianMarco revela detalles de la producción del disco, habla de la evolución de su carrera, se refiere a los pasos musicales que vienen dando sus descendientes y reconoce la prudencia con la que se aproxima ahora a los temas controvertidos.

GianMarco, tu producción “Aún me sigo encontrando” está nominada en la categoría de Mejor Álbum de Pop Tradicional. Tiene cosas tradicionales, pero tiene varias que no son tan tradicionales. Por ejemplo, “Solitos”, que grabaste con Andrés Cepeda, empieza como un son antiguo, pero después tiene unos bits electrónicos que cambian el estilo. No estamos hablando entonces de un trabajo super tradicional, ni mucho menos.

No, no, no. Digamos que el disco es bastante ecléctico, pero eso tiene una razón de ser, porque lo primero y lo principal son las letras. Creo que siempre me he caracterizado por hacer canciones que por lo menos digan algo. Incluso en el caso de las que son para entretenerse y pasarla bien, como sucede con “Contigo hasta el final” -donde participa Mike Bahía- o “Dicen en mi barrio” -que hice con Gusi y con Luis Enrique-, y que tienen formas muy particulares de decir las cosas.

“María”, por su lado, es una canción con sonidos contemporáneos, pero también tradicionales. Lo que pasa es que las categorías de pop tienen ahora características que no les hubieran correspondido antes.

Has logrado mantenerte actual sin perder tu esencia. Incluso los temas más tradicionales del disco suenan modernos, probablemente por el diseño de sonido del productor Julio Reyes Copello.

Creo que a partir del álbum “ A tiempo”, que hice cuando salí de Perú, en el 2000, se produjo un cambio importante en mi discografía. Antes de eso, era muy joven, pensaba diferente, tenía otras influencias y conocía a la industria de otra manera. Es bien difícil reinventarte y no repetirte.

No puedo cambiar por completo, porque eso sería como ponerme una peluca. Quisiera siempre mantener esa línea donde sé que hay un nicho de personas que me van a escuchar. Pero reinventarme en este disco ha sido muy importante para mí, porque mucha gente preguntaba: “¿Vas a hacer algo de regional mexicano? ¿Algún ‘featuring’ con alguien [de ese género]?” La verdad es que era vital no perder mi esencia.

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Claro, podrías haber hecho un disco mucho más comercial, pero eso hubiera implicado también el riesgo de que la gente dijera: ‘¿Qué pasó con GianMarco”?

El primer sencillo, “Aún me sigo encontrando”, es la antítesis de un sencillo. O sea, es una canción super profunda, pero que no se aleja de la realidad y de todos nosotros, porque cualquiera puede tener un momento de introspección. Hablar de eso en una canción tampoco es tan fácil. Pero claro, tuve la inmensa fortuna de que se sumara a ella el maestro Rubén [Blades], ofreciéndome un abrazo generoso que nunca olvidaré.

¿Este es el disco más salsero que has hecho en tu carrera?

Lo de Rubén tiene mucho más que ver con los ritmos afroperuanos. Melódicamente, puede tener aires diferentes, pero está relacionado con esos cajones que están ahí constantemente y con sonidos mucho más eclécticos.

Claro, pero “No es amor”, donde participa tu compatriota Daniela Darcourt, sí es una salsa romántica hecha y derecha en la que apareces incluso soneando. ¿Eso es también algo nuevo para ti?

Yo no me dedico a la salsa, porque la salsa requiere de un estilo muy especial. Admiro muchísimo a artistas que provienen de épocas incluso anteriores a la de la Fania, como Benny Moré, las grandes orquestas cubanas y el mismo Rolando Laserie, que fue el que cantaba “Domitila”. [NE: Ese es el tema que fue objeto de un ‘cover’ que se convirtió en el primer éxito de GianMarco a inicios de los ‘90]

Pero me tocó hacer salsa durante la época en que, para poder sonar en la radio en Estados Unidos, tenías que versionar las canciones. Hice versiones en este género de “Se me olvidó”, “Lamento” y “Al otro lado de la luna”, todas con Sergio George. Eso no quiere decir que uno sea un salsero como Rubén, Héctor Lavoe, Gilberto [Santa Rosa] o Víctor Manuelle.

Tampoco querías dejar completamente de lado la balada, que también ha sido algo importante en tu carrera. Aquí están para probarlo “Ojos que no ven”, con Leonel García, y “Todo va a estar bien”. Lo bueno es que tu voz se encuentra todavía en excelente estado. Aparte de que tienes un registro alto, sigues cantando igual que cuando eras jovencito.

Yo creo que canto mejor. Cuando escucho mis discos anteriores, me cuesta mucho hacerlo. Con el tiempo, fui adaptándome y fui creciendo. Hay mucha gente que escucha canciones mías de hace 30 años y que cree que sigo cantando igual. Gracias a Dios, he crecido musicalmente.

¿Cómo fue tu formación vocal?

Fue empírica. Creo que uno de mis maestros más grandes fue José José. Tuve la suerte de participar en su primer disco de duetos, cantando “Y qué”, un clásico suyo que llevaba el registro de voz de los 80 [por parte del mexicano]. Fui desarrollando una técnica con el paso del tiempo y, sobre todo, en el escenario.

Tu padre y tu madre eran cantantes profesionales. ¿No te enseñaron a cantar?

No, ninguno de los dos. Si he tenido algún tipo de clases, fue para ejercitarme, pero nunca estudié canto. Mi hija menor, Abril, nunca se metió a clases de canto, y tiene una técnica natural.

En el caso de tus hijas, justamente, ¿has intentado enseñarles algo en el plano vocal? Nicole tiene una gran voz, pero ha pasado por la escuela de Berklee, claro.

No. Pero todos somos músicos en la casa. [Mi hijo] Fabián también es músico; lo vas a escuchar muy pronto, porque en octubre saca su material. Compartimos cosas, pero desde un lugar universal. Intentamos vivir lo más normalmente que sea posible, pero es inevitable que la música cumpla un papel primordial en nuestra familia.

Últimamente se habla mucho del nepotismo en lo que respecta al mundo del entretenimiento, es decir, se acusa mucho a quienes son hijos de artistas de tener la fama que tienen gracias a sus padres. ¿Cómo ves tú ese asunto? 

Me pasó a mí. Y pasa así seas abogado, ingeniero, periodista; lo que sea. Lo que no piensa la gente es el esfuerzo que hace una persona para poder ocupar un lugar en cualquier industria. Porque no estamos hablando de un puesto de trabajo; estamos hablando de un individuo que tiene que ocupar un lugar en su propio espacio y que tiene que ganarse al público. Tú puedes ser el hijo de quien seas, pero quien manda es el público. Si eres un desastre, por más hijo que seas de Michael Jackson, nadie te va a pagar una entrada para verte.

Nicole se ha ganado todo solita. Firmó con Warner solita; yo no la llevé. Acaba de hacer un concierto en Lima y tuvo un ‘sold out’ con mil personas. El que tiene mala onda, ¿qué va a decir? “No, lo que pasa es que su papá se puso a vender entradas en la puerta”. Hoy en día se ha normalizado, lamentablemente, hablar mal de la gente. Pero eso es algo con lo que nosotros, como familia, estamos curtidos.

¿Te ha enseñado el paso del tiempo a dirigirte de manera distinta a la audiencia? Porque hace unos años diste ciertas declaraciones sobre [el ex presidente peruano Alberto] Fujimori que generaron un escándalo. Después de eso, decidiste no hablar más de esos temas. Tampoco has manifestado nada de manera pública ante la muerte de esta persona, que se produjo hace poco.

[Pausa] He aprendido a contar hasta 10.

Sí, ahora vi que estabas contando. No sé si hasta 10, pero estabas contando [risas].

Como decía Frank Sinatra: “Yo no me enojo, yo tomo decisiones”. La verdad es que no tengo mucho que decir sobre eso. Mientras vas creciendo, vas aprendiendo a comunicarte de manera distinta con personas diferentes.

Cada quien abre su corazón a quien quiere abrirlo. Pero si he aprendido algo es a protegerme. Porque no puedo ser tan naíf y tan ingenuo para pensar que todos son buenas personas. No finjo contigo ni con ningún periodista, pero sí hay cosas que no permito ya que se vean.

Como artista, voy un poquito más por el lado humano. Tengo mis puntos de vista políticos y religiosos, pero lo converso con gente que tenga la capacidad de tolerar o de aceptar lo que digo. Hice un dueto con Mercedes Sosa, y ella fue una mujer que lanzó consignas al pueblo durante muchos años, hasta el punto de que se tuvo que exiliar en Francia. Hay personas que han vivido así y que tienen esa vocación política.

Mi activismo va por el lado de promover la ayuda social, que es lo que he estado haciendo durante muchos años. No puedo meterme en otros aspectos porque no tengo los conocimientos [necesarios], y porque creo que terminaría de nuevo en la clínica.

Hablando de eso, tuviste cáncer de próstata y lograste superarlo. ¿Te dejo eso en alguna clase de enseñanza?

Hay cosas en las que ni siquiera piensas, porque sabes que mañana te vas a levantar y que habrá agua caliente. Y de repente, te despiertas un día no hay agua. Cuando te pasan estas cosas, se debe mucho a la suma de los años, y como diría la canción esa, “tengo más pasado que futuro”. Como que dices: “Quiero vivir bien los 25 años productivos de vida que me quedan”. Y aprendes a elegir qué tipo de vida quieres vivir.

¿Cuál es la vida que quieres vivir ahora?

En el plano profesional, quiero seguir grabando proyectos musicales, entre los cuales está el sueño de mi primer disco de folclor andino, que me encantaría poder hacer. Lo quiero hacer desde un lugar de respeto y desde un lugar donde yo también pueda aportar algo.

También va a ser un reto complicado por lo que diga la gente.

Mira lo que le pasa a [la cantante peruana] Milena Warthon. A la pobre la agarran a patadas por todos lados, y ella es feliz haciendo pop andino. Los puristas siempre van a decir algo; mira lo que le pasó a [el compositor argentino] Astor Piazzolla. Casi lo destierran.

En el plano personal, tengo tres hijos: Nicole, que ya tiene 28 años; Fabián, que tiene 21, y Abril, que tiene 19. Quiero verlos cumplir sus sueños. En la medida en que pueda estar presente y ayudarlos como papá, lo haré.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.