Guía definitiva: así son los zapatos perfectos para ir al colegio
Cada vez se oye hablar más del zapato respetuoso, tanto para niños como para adultos. Si tenemos en cuenta que durante la etapa del colegio los niños pueden pasar más de ocho horas con el mismo calzado, podremos hacernos una idea de la importancia que tiene acertar en la elección del modelo. Y esto vale tanto si llevan uniforme como si no. Afortunadamente, cada vez hay más posibilidades en el mercado y las marcas comerciales se lanzan a fabricar zapatos típicos de colegial y deportivos que cubran las necesidades del pie de los más pequeños.
Porque, según advierte el Colegio de Podólogos de Andalucía (COPOAN), el 60% de los escolares emplea un calzado inadecuado para ir al colegio. Estos datos han sido extraídos de un estudio realizado por la Universidad de Sevilla, en el que, por ejemplo, se revela que solamente el 7,5% de los estudiantes entre 3 y 12 años usan la talla correcta que les correspondería.
Las pautas a tener en cuenta al elegir el zapato para el cole
Llevar un zapato adecuado tiene mucha más trascendencia que la comodidad o la incomodidad, como veremos más adelante. Por eso, los profesionales del COPOAN aconsejan seguir estas recomendaciones a la hora de escoger el calzado escolar:
Suela: Debe ser elástica y ancha, con un buen soporte, pero sin cubrir los tobillos para facilitar la movilidad.
Diferencia de altura entre el talón y la parte delantera del pie (denominada drop): debe ser mínima o inexistente para respetar más la anatomía del pie, especialmente en menores que comiencen a caminar.
Refuerzos: no se recomienda que los lleven.
Arcos o barras: no está indicado utilizar zapatos con elementos plantares como arcos o barras.
Materiales: no deben ser rígidos, de manera que compriman el pie del menor. Y tampoco aconsejan los de charol o puntera de goma.
Además, los podólogos de Andalucía insisten en que las chanclas no son un calzado adecuado para el día a día y, de la misma forma, desaconsejan los zapatos heredados. "Tampoco se recomienda utilizar calzado de un número superior, dado que no aporta el soporte adecuado, puede fomentar las malas posturas y, además, aumenta el riesgo de caídas o desajustes de la marcha al caminar", explica Rosario Correa, presidenta del COPOAN.
Igualmente que se presta atención al zapato, hay que prestarlo a los calcetines, de forma que los elegidos estén elaborados con fibras vegetales, no posean costuras y sean especiales para practicar deporte o para uso intenso. En caso contrario, pueden producir eccemas (dermatitis) y ampollas, a consecuencia de la fricción que producen en el pie.
Las consecuencias de un calzado inadecuado
Cuando la elección del zapato escolar es incorrecta, el niño puede sufrir distintos problemas como tendinitis, ampollas o hematomas subungueales (debajo de las uñas), como alertan los expertos. También se pueden agravar otras lesiones previas, que incluso pueden cronificarse hasta llegar a la edad adulta.
Para saber si hay algún problema o para pedir consejos acerca del mejor tipo de zapato, el COPOAN aboga por la revisión podológica antes de empezar el curso, para localizar posibles alteraciones como uñas encarnadas, problemas de la marcha o patologías frecuentes en los meses de verano como las infecciones fúngicas y víricas en los pies.
La detección precoz de cualquier anomalía permite un tratamiento a tiempo, de modo que se eviten "compensaciones biomecánicas" en otras estructuras del cuerpo del niño o el adolescente, como las rodillas o la espalda. "La elección de un buen calzado en la infancia es como una correcta graduación de las gafas, ya que unos zapatos y calcetines adecuados pueden evitar problemas y lesiones dolorosas y, sobre todo, prevenir deformaciones en la edad adulta, además de ayudar a los menores en su crecimiento y desarrollo", insiste Rosario Correa.
Por si fuera poco, la elección de un buen calzado adecuado a cada pie y a cada actividad del menor permite incrementar el rendimiento deportivo, una actividad a la que se dedican muchos menores. Es así porque aumenta la velocidad, la flexibilidad y la fuerza muscular y reduce el número de pisadas por minuto, al igual que aminora el impacto que se sufre al llevar a cabo algunas actividades físicas como correr.
Evitar el riesgo de lesiones en la vuelta al cole
Al margen de seguir las recomendaciones anteriores, el COPOAN ha establecido unas líneas rojas a tener en cuenta que indican que es necesario cambiar de calzado. Sucede, por ejemplo, si en el pie del niño aparecen lesiones en la piel o si se observa que se cae con frecuencia, muestra torpeza, cansancio o dolor al caminar. "Estas son algunas de las instancias en las que se requiere asistencia podológica, pero recomendamos acudir al podólogo siempre que aparezcan anomalías e incluso un desgaste anormal del calzado, como cuando el dedo gordo erosiona la punta del zapato. Parece que no tiene importancia, pero este tipo de cuestiones pueden influir en la forma de andar o de realizar la actividad física", resalta la presidenta de la entidad.
En estos primeros días de vuelta al cole, los podólogos recomiendan aprovechar el cambio de calzado por el nuevo curso para revisar los soportes plantares de los niños, por si hubiera que realizar cualquier corrección indicada por el podólogo.