Guía para saber todo sobre el sexo anal: autoexploración, tips y más

A ver, vámonos a lo básico, ¿qué es el sexo anal?

Pues podemos decir que trata de todas las interacciones sexuales que involucren al ano: penetración, tocamiento, lamidas, etc.

En… el… ¿ano?

¡Así es! El área anal y el área rectal de tu cuerpo tienen terminaciones nerviosas que, al ser estimuladas, pueden producir mucho placer.

Además, si tienes pene, a través del ano puedes estimular de manera más fácil y directa tu próstata, ¡lo que puede provocarte un orgasmo muy intenso!

Además, puedes usar la frase “sexo anal contra el capital”. Sólo ganas, vaya.

Te interesa: Guía para disfrutar el beso negro, annilingus o rimming

¿O sea que a todas las personas nos va a gustar?

No.

¿Todos los cuerpos tienen la posibilidad fisiológica de sentir placer por el ano? Sí.

¿Todas las personas lo van a disfrutar? No.

¡Y eso no está mal! Que lo disfrutes depende de muchísimas cosas: tu forma de entenderlo, los prejuicios culturales, con quién lo practicas, el momento de tu vida en que lo haces, el día específico en que lo intentes, las ideas previas que tengas al respecto…

Bueno, va, me quiero animar a hacerlo por primera vez, ¿qué recomiendas para eso?

Obviamente no hay una guía o una fórmula para esto, pero si tienes oportunidad, lo primero que sugeriría es que te familiarices con tu propio ano.

Pero para esto antes necesitas lubricante. MUCHO lubricante.

¡Checa e inténtalo!: 36 preguntas para conocer sexualmente a alguien

¿Por qué?

Piénsalo de esta manera: el ano no está hecho para recibir, sino para… eh, ¿dar? No sé. El punto es que aunque el placer esté en sus posibilidades fisiológicas no es una cavidad que tenga entre sus funciones permitir que otros objetos u órganos lo penetren (como, por ejemplo, la vagina). Por lo tanto, el ano no lubrica por sí mismo.

Es por esto que para que la práctica anal sea placentera y no te lastime es ESENCIAL el uso de lubricante.

¿Cuánto lubricante necesito?

Para el sexo anal no existe demasiado lubricante. Es así.

Oye, ¿y de cuál lubricante compro? ¿Porque hay de varios materiales, no?

¡Sí! Existen, al menos, tres tipos comunes de lubricantes: de aceite, de silicona y de agua. Todos tienen sus ventajas y desventajas:

De silicona

Para prácticas vaginales no se recomiendan, pero prácticas anales puede que sean la mejor opción. Tienen la ventaja de ser hipoalergénicos y muy viscosos (lo que significa que son más resbaladizos),¡y además son compatibles con los condones! Todo bien.

Pero son difíciles de limpiar (necesitas usar jabón neutro) y no son compatibles con juguetes sexuales de silicona (y la mayoría son de este material).

De aceite

Su principal ventaja es que duran mucho, pero son un lastre para limpiar, pueden dejar manchas en la ropa y, lo más importante, no son compatibles con los condones de látex. No recomiendo, en general.

De agua

Son los más comunes y los más usados en el sexo vaginal. Tiene varias ventajas: los encuentras fácilmente, hay de buenos precios y son compatibles con los condones, peeeeero, tienen la gran desventaja de que hay que estar reponiendo constantemente, porque se seca rápido.

Si vas a tener sesiones muy largas e intensivas, esto puede ser un poco incómodo. Aparte de eso, son una gran opción.

Existen otros lubricantes que pueden tener efectos como adormecimiento o juego de temperaturas, por ejemplo.

Aunque pueden ser de agrado de algunas personas, yo sugeriría que para tus primeras veces te fueras por algo neutral, sin efectos añadidos, para que puedas concentrarte en las sensaciones naturales de tu cuerpo en lo que te acostumbras a ellas.

Te superinteresa: Juguetes sexuales que puedes comprar para sentir más placer

Súper. Ya compré lubricantes. VAMOS CON TODO.

¡Muy bien! Pues lo primero que debes hacer es…

ESPERA, ESPERA. Ah, qué pena me da preguntar esto pero… ¿qué hay con la higiene? ¿Podría tener un… accidente al tener sexo anal?

¡Que no te dé pena! Es una excelente pregunta la que haces.

  • En general, lleva una dieta ligera y alta en fibra.

  • El día que lo vayas a practicar procura comer y vaciar tus esfínteres al menos una hora antes de la interacción sexual. No te preocupes: los movimientos naturales de tu sistema digestivo se encargarán de limpiar tu recto.

  • Además de esto, lávate muy bien el ano cuando te bañes (ideal si te bañas después de vaciar tus esfínteres). Usa jabón neutro para evitar irritación.

  • Si practicas penetración es muy probable que sientas como que quieres hacerte popó en ese momento. Esta sensación no siempre va a aparecer y no siempre va a estar durante toda la relación, pero si la sientes recuerda algo: lo más probable es que no suceda, sobre todo si has comido ligero y si fuiste al baño un rato antes.

  • Sin embargo, sí es posible que haya un poco de popó. Si es el caso, tampoco te estreses: es normal y es, digamos, un riesgo natural de este tipo de práctica. Sobre todo si estás con otra persona, vale la pena aclarar: “hey, me limpié e hice todo adecuadamente, pero pues… es posible que esto suceda”. Y tomarlo de manera ligera.

  • Si no sientes comodidad con el estado de tu sistema gástrico ese día o si sientes demasiada inseguridad y crees que podrías ensuciar, relájate e inténtalo en otra ocasión.

Y si tienes un accidente, bueno… pues tenlo. Si vas a tener sexo anal de cualquier tipo tienes que estar consciente que, parafraseando a Gertrude Stein, un ano es un ano es un ano es un ano es un ano y tiene una función y está bien.

En otras palabras: es sólo caca, se limpia y no pasa nada.

Te interesa: Hombres, los juguetes sexuales no tienen por qué intimidarnos

Me parece muy bien, ¿pero qué hay de los enemas? ¿Son necesarios?

Los enemas son una opción a la que puedes recurrir, pero de ninguna manera son necesarios.

En internet hay muchas guías para aprender a realizarte uno y por eso no lo explicaré a detalle acá, pero sí mencionaré algo: si te los realizas con demasiada frecuencia puede ser peligroso porque podrías dañar tus tejidos y provocar un desbalance de electrolitos.

Por lo tanto tómalo como eso: una opción a la que no debes recurrir demasiado.

Ok. Ya me limpié. Ya comí fibra. Ya fui al baño. MI CUERPO ESTÁ LISTO. ¿Cómo inicio la autoexploración?

Acuéstate, respira y relájate: primero puedes masajear tus nalgas y acercándote poco a poco, luego estimular tu perineo (el área entre tu ano y tus genitales) y, finalmente, tocar tu ano suavemente con tu dedo.

No te apresures a introducirlo: primero sólo explora la parte externa y presta atención a las sensaciones que tengas, tanto físicas como emocionales (puede que sientas nervios, por ejemplo).

Conforme vayas sintiendo más comodidad prueba jugar con el movimiento o con la presión, hasta que vayas sintiendo confianza de iniciar la penetración.

Si esto no pasa la primera vez, ¡no te preocupes!

OMG, no, espera, sí tengo ganas, sí quiero iniciar la penetración, ¿qué hago?

¡Es momento de agarrar lubricante! Utiliza suficiente como para que sientes que tu dedo (o, pa’l caso, el pene, dildo o buttplug) está bien lubricado e inicia la penetración lentamente.

No te apures: pon atención en lo que sientes y poco a poco ve metiendo y sacando el dedo, despacio. Conforme más vaya entrando (y recuerda meterlo y sacarlo un poco, porque eso ayudará a dilatar el ano) deberías sentir más comodidad.

Cuando vayas a retirar el dedo, pene o juguete, hazlo lentamente. En serio: hazlo despacio.

¿Y si me duele?

La penetración anal no tendría por qué doler mucho. Es relativamente normal que pueda sentirse un poco extraña al inicio y que duela un poco, pero de ninguna manera debería de ser intolerable.

Si está doliendo tanto como para que sientas que quieres parar: para, respira y revisa cómo te sientes.

Otra cosa: si estás practicando penetración anal con un pene es normal que duela un poco al inicio, porque el glande (es decir, la cabeza del pene) es la parte más ancha. Cuando la cabeza esté completamente dentro, debería de sentirse mejor.

Otra cosa: es posible que sangres un poco. Es normal: la cavidad se puede rasgar muy fácilmente y generar pequeñas heridas que no siempre van a doler y no siempre van a sangrar, pero en ocasiones sí (de hecho, esta es la razón por la cual el sexo anal es una de las prácticas en donde más probabilidad hay de transmisión de ITS si se realiza sin condón).

Si sangras profundamente o si el sangrado no se detiene pronto ve al doctor porque puede ser un tema de urgencia médica. Pero si, por ejemplo, introduces tu dedo (o pene o juguete) y lo retiras y tiene poquitas manchas de sangre ni te asustes ni te preocupes.

¿Entonces puedo transmitir o me pueden transmitir alguna infección por practicar sexo anal?

¡Sí! VIH, VPH, clamidia, gonorrea, sífilis y Hepatitis B y C son algunas de las infecciones más comunes que se pueden transmitir vía anal.

Pero existen modos de prevención: utiliza condón y lubricante adecuado para el mismo. En caso de que por cualquier motivo no lo hayas usado, acude de inmediato a un centro de salud para saber si tienen disponible la profilaxis post exposición (PEP), que es un tratamiento que puedes tomar para prevenir la transmisión del VIH si has tenido una práctica de riesgo.

Y bueno, ten revisiones médicas de rutina para descartar infecciones.

Además de esto recuerda también que si estás con más de una pareja debes cambiar de condón cada que cambies de persona, y si estás teniendo sexo vaginal debes cambiar de condón si iniciarás penetración anal y viceversa.

En general es buena recomendación usar condón durante el sexo anal, pues ayuda a prevenir distintas infecciones.

Como dice un viejo proverbio árabe: cambia de condón cada que cambies de hoyo.

Ok, entiendo. Oye… y… ¿me puedo embarazar o puedo embarazar a alguien si practico sexo anal?

No.

¿Entonces por el ano no hay enano?

Por el chiquito no hay chiquito.

Oye… y… ¿si soy hombre y me penetran el ano, puedo volverme gay?

De. Ninguna. Manera.

De hecho, no existe nada que te pueda “volver gay” (y el miedo a esta posibilidad es homofobia pura y directa).

El machismo nos ha educado para creer que, como los hombres que tienen sexo con hombres practican el sexo anal con mayor frecuencia que los hombres que tienen sexo con mujeres, entonces es una práctica “gay” y que, por lo tanto, si la disfrutas ha de ser porque en el fondo eres homosexual o, peor, te podrías convertir en uno.

Pero esa es una noción falsa y, además, muy homofóbica. La orientación sexual es una cosa, nuestras prácticas sexuales son otras.

Tú métete el dedo por el ano y disfruta. Si te sirve de consuelo hasta puedes decir un “me voy a tocar la próstata, COMO LOS HOMBRES”. O lo que sea que te funcione. Pero por favor, suelta esa idea. Es falsa, machista y homofóbica.

Me encanta cuando usamos lenguaje científico. Oye ps agarrando más pragmatismo, ¿qué posiciones recomiendas?

Para iniciar con autoestimulación (o si alguien te va a masturbar), lo que yo recomiendo es que te acuestes boca arriba, abras las piernas y así lo hagas.

Para la penetración con otra persona puede que sea conveniente que te sientes sobre el pene/dildo que introducirás, de modo que seas tú quien tenga el control de la profundidad y la velocidad del movimiento.

Aunque, como en todo lo sexual, no hay fórmulas, sólo algunos caminos sugeridos. Al final, lo mejor siempre será que uses tu creatividad y sólo realices aquellas prácticas con las que sientas comodidad.

Bueno, a ver, vamos a intentarlo… así… poco a poco… despa-oh. Oh. OH. YA, YA YA YA, YA ESTÁ ADENTRO, ATENCIÓN A TODOS, YA ESTÁ ADENTRO… ¿ahora cómo le hago para estimular mi próstata si tengo pene?

Esta imagen lo explica todo:

Es decir: introduce tu dedo en dirección a tu pene y busca una zona que se sienta un poco distinta (como suave): ahí es la próstata.

Al estimular esa zona es posible que sientas ganas de orinar, pero no te preocupes, no va a pasar nada (si te incomoda mucho orina justo antes de estimularte para que tengas la seguridad de que tu vejiga está vacía).

Juega: intenta presionar, dar un masaje en círculos o de arriba a abajo, es decir, explora lo que se sienta bien para ti.

Inicia lento y con cuidado pero tampoco tengas miedo: la próstata aguanta más presión de lo que parece en un primer momento.

Después de un rato es posible que tengas un orgasmo (y puede o no que eyacules) que, por cierto, se siente muuuy distinto al de pene.

Recuerda que mientras estimulas tu ano con una mano también puedes estimular tu pene con la otra y así procuras doble diversión.

¿Y si tengo vulva también puedo sentir rico por la penetración anal?

¡Sí! Aunque el sexo anal por sí mismo no estimula tu próstata (que sí existe y que también es conocida como “glándulas de Skene” o “glándulas parauretrales”) recuerda que el ano tiene muchísimas terminaciones nerviosas que, al ser estimuladas, pueden producir muchísimo placer.

Y bueno, además de lo puramente biológico, también existe todo lo que asociamos al sexo anal, digamos, “la meta-analidad del sexo anal”…

A ver, a ver, ¿a qué te refieres con la “meta-analidad del sexo anal”? ¿Otra vez estás inventando palabras, verdad? QUE NO VES QUE SÓLO QUIERO QUE ME DES 5 PASOS PARA HACER ESTO, POR QUÉ ERES ASÍ, TE ODIO.

O seaaaa, a lo que me refiero es que el sexo anal puede ser placentero no sólo por la estimulación fisiológica, sino también por nuestras ideas respecto a la práctica.

Por ejemplo: la sensación de “llenado” al introducirse un pene o un dildo en el ano. O la sensación (y posible juego de rol) de sumisión (o dominación, sobre todo si eres quien penetra). O el gusto por realizar una práctica prohibida. O la excitación que produce la confianza necesaria para probar algo tabú. O el placer que genera la novedad.

El sexo anal es una de las prácticas sexuales más controversiales de todas y eso causa que lo mismo tengamos un montón de ideas que nos hacen temerle, como un montón de otras que nos hacen excitarnos por ella.

Y si hay tanto involucrado imagino que el consentimiento ha de tener especial importancia en esto, ¿cierto?

¡Así es! El consentimiento sexual debe procurarse en todas las prácticas sexuales, pero hay que poner particular atención en aquellas que puedan vulnerarnos más, como puede llegar a ser el sexo anal.

Por ejemplo: algunos hombres están obsesionados con el tema y en parte tiene que ver con que es una práctica que se asocia a la dominación y, por lo tanto, obtienen mucho placer de recrear la sensación de poder que se manifiesta en su fantasía.

De entrada, nada de malo con eso: si tu pareja disfruta tanto como tú la práctica, ¡adelante!

Sin embargo, en muchas ocasiones sucede que estos hombres (de cualquier orientación sexual, por cierto) terminan presionando para realizarla y, en el mejor de los casos, sólo generan situaciones incómodas, mientras que en el peor podrían abusar de alguien. Y esa sí es una cosa terrible.

Por lo tanto, creo que antes de realizar cualquier práctica anal, especialmente si es la primera vez, debe haber mucha comunicación y planeación del tema.

¿Por qué queremos hacer esto? ¿Qué nos excita? ¿Qué nos da miedo, nos genera ansiedad o nos vulnera? ¿Cómo nos vamos a proteger? ¿Cómo vamos a cuidar la higiene? ¿Qué nos gustaría hablar después de la práctica?

Como siempre: piensa en por qué deseas hacer lo que deseas, procura el consentimiento propio y el de tu pareja y haz disfrutar tu cuerpo de todas esas formas en que temen las buenas costumbres, morales y conciencias.