¿Qué hábitos nos ayudan a potenciar la memoria y retrasar enfermedades como el Alzheimer?

Entrenamos nuestro cuerpo, pero no siempre nos acordamos de una parte muy importante. Es más, fundamental: nuestro cerebro. Pues bien, los expertos lo tienen claro: se puede ralentizar el deterioro cognitivo siguiendo determinados hábitos. “Una de las cosas más importantes que hemos aprendido en los últimos años es que hasta un 40% de los casos de demencia en el mundo se pueden prevenir (Linvingstone et al., Lancet 2020)”, nos anticipa el Dr. Ignacio Illán Gala, especialista en Neurología en la Unidad de Memoria del Hospital El Pilar en Barcelona y miembro de Top Doctors.

“Esto se puede hacer evitando ciertos factores de riesgo que se conocen como modificables. Estos son: evitar el sobrepeso, hacer ejercicio aeróbico de forma regular, un control estricto de la presión arterial (que nunca debe sobrepasar los 120/80 mmHg), evitar fumar o el consumo regular de alcohol. Tratando de evitar estos conocidos factores de riesgo que podemos reducir no solo el riesgo de demencia sino también el riesgo de otras enfermedades graves, como los infartos de miocardio o los ictus”, nos explica el doctor. Y hace mención a otros factores de riesgo sobre los que podemos intervenir. “El llamado ‘aislamiento social’ tiene un importante impacto en el riesgo de desarrollo de demencia por lo que es recomendable fomentar actividades que aumenten nuestro contacto con otras personas. Solo de esta forma podemos hacer trabajar a nuestro cerebro social y evitar la soledad que es uno de los mayores enemigos de la memoria y aumenta el riesgo de padecer enfermedades mentales y desarrollar de demencia”, argumenta.

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pareja mayor que se mira
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Actividades que nos ayudan en enfermedades neurodegenerativas

Teniendo todo esto en cuenta le preguntamos al doctor cuáles son las actividades recomendables, en su opinión, para potenciar la memoria y retrasar, de esta forma, la aparición o el avance de dolencias como el Alzheimer. Y el especialista comienza explicándonos que la falta de actividad mental también se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo con la edad y es otro factor de riesgo importante sobre el que podemos actuar. “Por este motivo resulta muy recomendable mantenerse activo intelectualmente tras la jubilación. Participar en cursos sobre temas de nuestro interés, leer sobre determinados temas o implicarse en actividades que nos hagan aprender cosas nuevas, como por ejemplo la jardinería o el bricolaje. En definitiva, mantenernos activos mentalmente y evitar actividades sedentarias como ver todo el día la televisión”, apunta.

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Buscar las opciones que mejor nos van

Apunta también el doctor Illán Gala que con frecuencia en la consulta los pacientes y sus familias les preguntan qué pueden hacer para evitar la progresión del deterioro cognitivo. “Lo primero que suelo aclarar es que no existe una sola actividad que sea recomendable para todo el mundo. La estimulación cognitiva debe de adaptarse a las capacidades e intereses de cada persona. Esta es la clave del éxito para identificar la actividad que nos va a resultar más gratificante y que con toda seguridad podremos mantener durante largos periodos de tiempo. Por ejemplo, de nada sirve que forzar a una persona que odia las matemáticas a realizar cálculos cada día porque es probable que esta actividad le genere ansiedad y la acabe abandonando”, nos dice.

Por el contrario, detalla que si a esta persona le gusta el contacto social y disfruta leyendo, la participación en un taller de lectura o escritura en la que puede además conocer otras personas y mantener un contacto social podría ser mucho más beneficiosa. “Otro ejemplo. Si estamos ante una persona que disfruta de la naturaleza, unirse a un grupo para realizar excursiones o senderismo podría tener un impacto muy positivo en su salud. En definitiva lo esencial es pararnos a pensar sobre lo que siempre nos hubiera gustado hacer o conocer y buscar formas creativas para aprender sobre estos temas o actividades, a ser posible fomentando la interacción social”, nos explica.

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Actividad mental y física

Influyen, además, tanto la actividad mental como la física, que el doctor califica como dos caras de la misma moneda. “De nada sirve estar activo físicamente si nos mantenemos aislados socialmente y viceversa. Debemos buscar estrategias para trabajar el cuerpo y la mente potenciando siempre la interacción social con otras personas”, nos cuenta.

Nunca es tarde para ejercitar la memoria

Todo ello nos lleva a una conclusión: nunca es tarde para ejercitar la memoria. “Aunque lo más importante es la prevención, es importante recordar que en el caso de notar cambios en nuestra memoria reciente u otras funciones cognitivas (como el lenguaje) debemos consultar cuanto antes a un especialista en trastornos cognitivos para descartar causas reversibles de deterioro cognitivo y ayudarnos a definir una rutina de estimulación cognitiva que se adapte a nuestras capacidades e intereses”, concluye el especialista.

REFERENCIAS

-Gill Livingston, Jonathan Huntley, Andrew Sommerlad, David Ames, Clive Ballard, Sube Banerjee, Carol Brayne, Alistair Burns, Jiska Cohen-Mansfield, Claudia Cooper, Sergi G Costafreda, Amit Dias, Nick Fox, Laura N Gitlin, Robert Howard, Helen C Kales, Mika Kivimäki, et al. Dementia prevention, intervention, and care: 2020 report of the Lancet Commission. The Lancet, Vol. 396, No. 10248. Published: July 30, 2020. DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30367-6