¿Existe alguna manera de ‘hackear’ el amor verdadero?

Desencantados con las aplicaciones de citas, algunos usuarios han comenzado a culpar —y a manipular— a los misteriosos algoritmos que las impulsan. (Gill Button/The New York Times)
Desencantados con las aplicaciones de citas, algunos usuarios han comenzado a culpar —y a manipular— a los misteriosos algoritmos que las impulsan. (Gill Button/The New York Times)

Si juegas "Call of Duty", es posible que conozcas un ecosistema en línea abundante de trucos y trampas: atajos que los jugadores usan para aprovechar los fallos del juego y vencer algunos de sus obstáculos más difíciles.

Algo similar existe entre quienes buscan amor en aplicaciones de citas. El año pasado, Ali Jackson, una asesora de citas de 36 años de Nueva York, se sorprendió al ver cuántas personas acudieron a ella para preguntarle sobre los “hackeos” que habían visto en línea y que creían que los ayudarían a superar las barreras entre sus perfiles y el amor verdadero.

En realidad, estos no son consejos para las citas, sino para maniobrar y superar los obstáculos de las aplicaciones de citas. En TikTok y Reddit, los usuarios recomiendan desactivar y reactivar tu cuenta, rechazar una serie de perfiles atractivos o cambiar temporalmente tu ubicación a otra ciudad. Cada uno de estos movimientos, dicen sus promotores, podría alterar el algoritmo de la aplicación para ofrecer al usuario mejores opciones.

“Es como tratar de darle una limpieza de colon a tu vida amorosa”, dijo Lakshmi Rengarajan, exdirectora de Match Group y presentadora del pódcast “The Later Dater Today”. “Es preguntarse: ¿cómo limpio esto?”.

Tratar de encontrar atajos hacia la felicidad romántica es una tradición consagrada, pero la aparición de las aplicaciones de citas hace poco más de una década trajo nuevas promesas… y nuevos agravios. Los fundadores de aplicaciones de citas vendieron sus productos como cómplices capaces de seleccionar pretendientes en función de la compatibilidad con la ayuda de algoritmos potentes (una afirmación que fue recibida con mucho escepticismo en ese momento).

En la década que ha pasado desde entonces, muchos nos hemos vuelto menos amigables con los algoritmos. A medida que las recomendaciones algorítmicas se han filtrado en casi todas las facetas de nuestra vida digital, algunos usuarios de aplicaciones de citas sospechan cada vez más de los mecanismos ocultos que influyen en sus vidas amorosas. Agotados de tanto revisar perfiles, están mirando las plataformas que han mantenido a algunos usuarios interesados desde que la mayoría de los estudiantes de quinto grado están vivos.

“La primera reacción a ese agotamiento fue: ‘¿Cómo puedo mejorar mi perfil o mis mensajes para conectar con la gente?’”, dijo Jackson, quien ve menos esa preocupación en estos días y ha observado una nueva actitud que se está afianzando entre las personas desencantadas. “Dicen: ‘Ya estoy haciendo todo bien; debe ser culpa de la aplicación’”, dijo. “Entonces, ¿cómo puedo manipular esto?”.

Algunos usuarios ahora ven las aplicaciones no como cómplices sino como guardianes que obstruyen sus posibilidades románticas. Katie Nguyen, de 33 años, una reclutadora en Los Ángeles, dijo que cada vez tenía menos confianza en que Bumble, Hinge o Raya realmente estuvieran tratando de conectarla con una pareja a largo plazo. Se pregunta si lo que le aparece en pantalla luce sombrío porque realmente no hay opciones idóneas o porque las aplicaciones tienen un arraigado interés en mantenerla deslizando perfiles.

Las personas con las que más le interesaría salir a menudo están atrapadas detrás de muros de pago, dijo. A veces desliza perfiles de personas que ya ha visto en las aplicaciones, pero que tienen insignias de “miembro nuevo”, añadió.

No es la única que pasa por esta molestia. Los usuarios de Hinge han criticado una función que identifica a “las personas más de tu tipo”, en palabras de la aplicación, y limita a los usuarios que no pagan una suscripción a contactar solo a uno de ellos por semana con una “rosa” digital. Los usuarios de TikTok han rebautizado la función como “cárcel de la rosa” y han teorizado métodos para liberar posibles citas.

Los usuarios están asimilando un mensaje frustrante. “La persona ideal está aquí, pero no tengo acceso a ella”, dijo Rengarajan.

Las aplicaciones de citas, conocidas por ser poco abiertas respecto a los algoritmos patentados detrás de sus servicios, insisten en que ese no es el caso. Un portavoz de Hinge escribió que cada una de sus funciones fue diseñada para “sacar a las personas de la aplicación con el fin de que tengan citas geniales”. Un portavoz de Tinder dijo que su algoritmo tenía el objetivo de “lograr que los miembros entablen conversaciones significativas que, en última instancia, conduzcan a encontrarse en la vida real".

Pero el cambio en la mentalidad de los usuarios representa un creciente entendimiento de que las aplicaciones de citas, que por lo general tienen niveles gratuitos y de pago, son negocios que pueden limitar algunas de sus funciones para atraer a los usuarios que pagan. Un informe publicado por Morgan Stanley el año pasado estimó que la proporción de usuarios de pago en aplicaciones de citas se había duplicado en los ocho años anteriores, hasta cerca del 26 por ciento.

Khaled Alshawi, de 32 años, ha utilizado Hinge y Grindr de manera intermitente durante unos cinco años. Dijo que recuerda una época en la que podía llegar a tantas personas como quisiera por día, pero ese número se ha limitado en ambas aplicaciones. Al final compró suscripciones y, luego, abandonó las aplicaciones por completo y conoció a alguien en la vida real. Varios de sus amigos siguen utilizando las versiones gratuitas de las aplicaciones, contó, convencidos de que encontrarán algún truco que les permitirá eludir el muro de pago.

Esto puede deberse a que los muros de pago y los algoritmos son un objetivo más satisfactorio para la ira que el hastío romántico general, dijo Carolina Bandinelli, profesora asociada de medios e industrias creativas en la Universidad de Warwick que ha realizado una investigación etnográfica sobre usuarios de aplicaciones de citas.

Las aplicaciones de citas sugieren a los usuarios que podrán utilizar algoritmos para “reducir las complicaciones del amor”, dijo Bandinelli. Cuando eso inevitablemente no sucede —¡el amor es complicado por naturaleza!— los usuarios pueden enojarse e intentar tomar ventaja.

“El ‘hackeo’ es un modo de involucrarnos con el algoritmo: tratamos de revelar sus secretos o aprovecharnos de ellos”, dijo.

El mayor problema al intentar “hackear” una aplicación de citas quizás sea que no es posible ganar en cuanto a cultivar una conexión romántica de la misma manera que se puede ganar en un videojuego. Rengarajan sugirió que las personas que van en serio con esto de las citas redirijan su energía a cultivar mejores conexiones con las personas que ya conocen.

“Todo el mundo está intentando hackear la aplicación, en vez de hackear la cita”, aseguró.

c.2024 The New York Times Company