De los hamanes turcos a los balnearios eslovacos: cómo hacer una gran ruta por balnearios de Europa
Soy un gran bañista, pero soy del Reino Unido, donde no existe una cultura del baño muy arraigada. Vivo cerca de una 'casa de baños' victoriana que está abandonada, las piscinas públicas han cerrado en todo el país y nuestros ríos no son adecuados para los nadadores.
Así que, cuando voy de vacaciones, busco lugares donde pueda 'ponerme a remojo' o disfrutar del vapor, como es el caso de los hamanes de Estambul, los baños históricos de Budapest o las saunas de Helsinki.
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La cultura de los balnearios de lujo no es lo mío, ni tampoco lo es el llamado 'lujo de la soledad': quiero estar con gente haciendo calistenia y charlando. Quiero sumergirme en historias sociales, desde las personas con minusvalías del siglo XIX que se sumergían en las aguas en los balnearios alemanes hasta los influencers del siglo XXI que redescubren la natación en estado salvaje y las terapias con agua fría.
Puede que no haya mejor forma de hacerse una idea de un lugar que dándose un chapuzón. Así que, aquí tiene algunas experiencias relacionadas con la cultura del baño que puede probar.
Visite Budapest mientras nada
No me sentí como alguien que se hubiera saltado las típicas visitas turísticas cuando decidí pasar cada tarde de mi estancia en Budapest en un balneario diferente.
En Hungría hay 1.300 manantiales de aguas termales, y 123 de ellos están en la capital, donde existen baños que datan de distintos periodos de la historia de la ciudad. Abarcan desde el 'Baño Rudas', del siglo XVI y de estilo otomano, al 'Baño Gellert', con sus azulejos y mosaicos modernistas, y al enorme baño neobarroco 'Szechenyi', uno de los más grandes de Europa.
Si decide visitar alguno de ellos, admire la arquitectura, pero no olvide que lo más importante es observar a la gente, ya que se trata de enormes espacios sociales para relajarse y charlar.
Senderismo, baños termales y los manantiales más calientes de Europa
"Bulgaria es uno de los países más ricos en aguas minerales de Europa", afirma Lyubomir Aleksandrov, de la agencia de viajes Green Valleys, con sede en Sofía. Hay cientos de manantiales en el país, y algunos cuentan con las aguas más calientes del Viejo Continente, con temperaturas de hasta 100 grados Celsius.
Los romanos disfrutaban bañándose en lo que hoy es la actual Sofía. En la actualidad, es muy típico que los búlgaros utilicen los manantiales, señala Lyubo, para su bienestar físico, o simplemente para levantar el ánimo.
En el campo, las bondades minerales y el aire de la montaña se combinan: los visitantes que hacen senderismo por las montañas de Pirin o Rodophe pueden acabar sus jornadas de caminata remojando sus cansados músculos en hoteles balneario.
La cultura finlandesa de la sauna
"Creo que a los extranjeros que vienen a Finlandia les cuesta entender hasta qué punto la sauna forma parte de la cultura finlandesa", explica Petri Leinonen, guía de la empresa finlandesa de viajes relacionados con la naturaleza, Upitrek.
Aparte de la higiene, el calor y los beneficios para la salud, "es un lugar para ser honesto y abierto con sus sentimientos más profundos, y donde ser iguales, porque no hay signos de su estatus social. Todo el mundo es igual en los bancos de la sauna", señala.
El padre de Petri nació en una 'sauna de humo', una práctica que prácticamente ha desaparecido. Tradicionalmente, la sauna es también un lugar espiritual. "El vapor, conocido como löyly, es el espíritu de la sauna, y así puede conectar en la sauna con la parte espiritual de su vida", concluye.
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Cubrirse de burbujas en un hamán turco
Todo va de maravilla en el hamán. Se ha tumbado en la monumental losa de mármol de la 'sala caliente' (sıcaklık) y el vapor ha abierto todos sus poros. Le han exfoliado y ya está listo para que una 'sábana de burbujas' se vierta sobre su cuerpo.
Cuando esto ocurre, la idea de enfriarse bajo medio metro de espuma es tan absurda que lo echa todo a perder y se desternilla de risa. Este es el masaje tradicional kese-köpük: exfoliación con un paño áspero, seguido de masaje bajo el jabón espumoso.
En el siglo XVIII había unos 180 hamanes en Estambul, pero la ajetreada vida moderna ha hecho que estos lugares caigan en desuso, salvo para los turistas, aunque es posible que vea en ellos alguna despedida de soltera.
De lagos helados a fuentes termales en Eslovaquia
Con paisajes de estilo suizo, aunque más salvajes y menos visitados, los Altos Tatras eslovacos están salpicados de lagos helados y cumbres escarpadas, pero la campiña tiene un lado menos abrupto: las acogedoras aguas termales proporcionan un respiro después de hacer senderismo.
"Eslovaquia presume de prácticas de bienestar centenarias", señala Alena Dulakova, fundadora de Tatra Escapes. "Es conocida por sus fuentes termales y balnearios", indica.
Los baños, cuenta Alena, son muy populares en el país y los eslovacos los adoran. "La cultura del baño ofrece una forma única de conectar con las tradiciones y la belleza natural del país".
Relájese y enjabónese mientras observa las auroras boreales
Tierra de hielo y fuego, barro y algas: la actividad geotérmica de Islandia genera más de una cuarta parte de su energía y proporciona más de 600 fuentes termales, muchas de ellas con fantásticas vistas de las montañas durante el día y de las Auroras Boreales por la noche.
Entre ellas se encuentra la popular Laguna Azul, una de las atracciones más visitadas del país, donde los visitantes pueden cubrirse de barro blanco mientras se sumergen en aguas ricas en algas.
Aunque muchas piscinas están plagadas de turistas, hay muchos lugares tranquilos donde bañarse.
Las piscinas geotérmicas eran espacios de baño comunales para los islandeses que no disponían de instalaciones en sus propias casas, y cientos de pueblos aún conservan piscinas públicas calientes.
Eloise Barker es redactora en la empresa de viajes activista Responsible Travel.