Harrison Ford y Calista Flockhart, un amor que nació de un accidente

Un divo agreste, de rasgos marcados. Maduro codiciado. Sexy a los 77. ¿Por qué, no? Harrison Ford sigue seduciendo con talento y sex appeal. Estelar como pocos. Lejos de lo que puede suponerse para una celebridad de su talla, su vida personal es estable, casi conservadora. Tres parejas extensas. Matrimonios con mujeres con las que, luego de separado, continuó su vínculo y asistencia. Un caballero, aunque con algunos deslices en su historial.

Calista Flockhart, su actual esposa, tiene 22 años menos que él. "Me enamoré de ella cuando cumplí mis 60", confesó alguna vez. A la edad en las que muchos pasan a cuarteles de invierno, él sedujo y ganó. "El humor nos une, nos fortalece", definió Calista acerca de ese vínculo de la madurez que goza de juventud y no se trata de un juego de palabras. El protagonista de Star Wars, aquel recordado Han Solo que referenció a generaciones, acaba de celebrar su cumpleaños. Como cada 13 de julio, un deseo prima por sobre otros: el amor apapachado que ahuyenta toda posibilidad de soledad, acaso ese ogro al que tanto le teme y que pudo con la vejez de tantas estrellas abandonadas a su suerte.

Famosos que se casaron después de los 50 y siguen creyendo en el amorDel amor a la amistad

Mary Marquardt es una reconocida chef. Talentosa en lo suyo, ganó gran repercusión cuando se casó con quien sería una de las estrellas de Hollywood más codiciada de todos los tiempos. Ella se graduó en la Universidad de Artes Liberales de Wisconsin, Ripon College, donde se especializó en artes culinarias, y su relación con Ford no fue impedimento para que continuara con su actividad. Harrison y Mary contrajeron enlace el 18 de junio de 1964. Ella, por entonces, también intentaba ocupar un lugar en el universo del espectáculo, tal cosa no aconteció con trascendencia. Él, aún no había rodado cine, se conformaba con pequeños papeles en televisión y un grave accidente de automóvil -que hizo peligrar su vida- le dejó una marca en el mentón que se convertiría en un símbolo de la baby face más cotizada de la industria. Al momento del choque, el actor pensó que aquello sería el punto final para sus deseos de consagración. Nada más alejado para una carrera ascendente con ineludible estrella en el Paseo de la fama del Hollywood Boulevard. Ford y Marquardt tuvieron dos hijos: Benjamin y Willard.

Parecían la pareja ideal. Pero, el diablo metió la cola o, mejor dicho, Carrie Fisher. En su autobiografía, la actriz, fallecida en 2016, dio cuenta del affaire que tuvo con el astro. Corría 1976 y en una fiesta organizada por George Lucas, cayeron rendidos a la atracción. Juntos rodaban Star Wars, sin embargo, en el set, no había sucedido nada, como tantas veces acontece. Él la sedujo en esa fiesta, en medio de compañeros de rodaje, técnicos, productores y -se dijo- ante la complicidad del director. Ella tenía 22 y él, 34. Harrison ya era padre de dos hijos. El romance duró tres meses. Todo tiene un final, todo termina. No faltó quien asegurara que el fin de la relación fue luego de un encontronazo digno de un culebrón. Se dijo que Mary, la esposa del protagonista de Indiana Jones, habría encontrado a su marido entreverado en las sábanas con Carrie. Sin embargo, Ford era muy cuidadoso de sus pasos en falso y tenía muy en cuenta los horarios y los lugares de sus encuentros clandestinos. Al tiempo, el destino le jugó una mala pasada a Mary, quien enfermó de esclerosis múltiple. En 1976, el matrimonio se separó, pero no por eso Harrison cortó lazos con ella. El actor se hizo cargo de todos los gastos del tratamiento de la madre de sus hijos mayores, incluida una confortable residencia, en donde la atienden enfermeras durante todo el día.

Confiar en el matrimonio

Transcurrió bastante tiempo hasta que Harrison volvió a formalizar. No es que le faltaran candidatas ni mucho menos, pero el amor no había vuelto a sacudirlo realmente hasta que conoció a una de las más exitosas guionistas de Hollywood: Melissa Mathison. Corría 1982. Ella se acababa de hacer millonaria con las regalías de E.T., aquel guion que le tomó tan solo ocho semanas de trabajo y se convirtió en una de las grandes historias del cine mundial. "Es nada más ni nada menos, que la historia de un niño que se encuentra con un perro", así de simple su definición del fenómeno. En aquellos tiempos, Harrison había puesto su cuerpo para Blade Runner, se aprestaba a rodar el Episodio Vl de Star Wars, y un año después llegaría Indiana Jones. Evidentemente, la pareja no tendría problemas para llegar a fin de mes.

El 14 de marzo de 1983, Harrison y Melissa dieron el sí y en 1987 fueron padres de Malcolm. En 1990 llegó Georgia, la hija menor de la pareja. Conformaron una gran familia, fueron muy felices, sin sobresaltos. Incluso, y toda una rareza para semejantes trayectorias, la pareja no competía en sus respectivos oficios, sino que se complementaba. Estuvieron dos décadas juntos. Tiempos gloriosos en la carrera del actor. Se dijo que por su rol en K-19: The Widowmaker habría ganado más de veinticinco millones de dólares más regalías por la repercusión de taquilla.

A pesar de la armonía conyugal, el exceso de trabajo y la falta de horas dedicadas a la pareja, fueron mermando el vínculo. Intentaron, más de una vez, fortalecer el matrimonio. Se amaban. Ella se armó de paciencia infinita para consentir las ausencias de su marido. Cuando podían se escapaban al rancho rural para estar lejos de la mirada pública y vivir una vida normal y más saludable. Dos décadas unidos no es poco para personalidades de semejante gravitación en la industria. El 6 de enero de 2004 se divorciaron. Fue una de las separaciones más costosas de Hollywood y la comidilla de los gossip shows. El mundo habló de esta ruptura impensada. Se dijo que los reclamos de ella fueron tantos que Harrison estuvo a punto de caer en bancarrota, seguramente una exageración que sirve para dimensionar las cifras millonarias que se pusieron en juego luego de dos décadas, en donde él brilló, en todo el mundo, convocando multitudes en las boleterías cada vez que una película suya se estrenaba. En noviembre de 2015, Mathison murió víctima de un cáncer contra el que luchó algún tiempo. Moría la madre de E.T. y la mujer que ocupó un lugar importante y trascendente en la vida de Ford.

Harrison Ford, el héroe imbatible que vuelve al cine con un clásico y se prepara para retomar otro¿La vencida?

Entre cada amor formal de Harrison, se produjeron algunos baches importantes. No es que no le sucediera nada a nivel afectivo, pero él logró que permaneciera en su intimidad. Como sucedió tras la ruptura con Marquardt, luego de su divorcio de Mathison se tomó su tiempo para volver a confiar. Bueno, no tanto...

Corría 2002. En la edición de ese año de la entrega de los Globos de Oro, Harrison recibió el premio Cecil B. DeMille por su honorable trayectoria en el cine. Fue, precisamente, en esa gala donde conoció a su último amor. En medio del banquete organizado para celebrar a los premiados, un accidente casi doméstico unió a Ford con Calista Flockhart. Ambos estaban conversando sobre la entrega de los codiciados galardones, ella lo felicitó por el merecido reconocimiento a la trayectoria y el galán no dudó en ponderarla. La charla transitó por todos los temas de rigor correspondientes y, hay que decirlo, por algún que otro lugar común. La actriz le comentaba sobre la experiencia de personificar a Ally McBeal cuando él propuso un brindis que no salió bien: la copa de vino de la dama fue a parar directamente al esmoquin del caballero. Lejos de enojarse, el astro, en medio de las corridas de los mozos intentando limpiar la ropa, no paró de reírse. El cheers trunco unió a Harrison y Calista hasta el día de hoy. Parece ser que él, en aquel momento, sabía poco y nada de ella, pero se mostró fanático de Ally McBeal, es que el zorro pierde el pelo, pero no las mañas y conoce sus herramientas para seducir.

Convivieron un tiempo. Eran la comidilla de los amigos de él y de ella... ¡Y de la opinión pública, por supuesto! Recién en 2010, la pareja se conformó legalmente. Llevan una década casados y 18 años de relación. Hoy, disfrutan de un coqueto rancho en Wyoming. La trascendencia del vínculo dio por tierra los malos augurios, sobre todo aquellos que no veían futuro en un matrimonio donde los consortes se llevaran tanta diferencia de edad. Aquella boda de 2010, concretada en Nuevo México, fue la tercera de él y la primera de ella.

En medio de la árida llanura del oeste de los Estados Unidos, Harrison y Calista conviven con el hijo que ella adoptó hace 16 años. La pareja mantiene un perfil bajo a pesar de la estelaridad de los consortes. Prefieren recluirse en su casa, antes que ser el centro de las reuniones sociales de la farándula. Harrison, a tres años de llegar a los 80, disfruta más del campo y de su pasión por la aviación que de volver a posar frente a una cámara de cine. Sin embargo, lejos está de retirarse. Intenta equilibrar los tiempos, dándole más importancia a la vida personal en este otoño que lo sigue mostrando como un seductor nato. Si bien, la pareja transita el presente con armonía, algo desvela a ella: la pasión por la aviación de su marido no es de su agrado. El actor ya tuvo tres accidentes graves y se salvó de milagro. Por eso, cada vez que decide volver a pilotear, la actriz se encomienda a los dioses del universo. Aunque, más de una vez, sube y lo acompaña.

Otra afición más plácida que tiene la pareja es viajar. Barcelona es una de sus ciudades favoritas, al punto tal de pasar gran tiempo allí. Aunque es complejo que una figura de su estirpe pase inadvertida, lo cierto es que Ford y Flockhart se hospedan en hoteles de no más de tres estrellas. La visita a bodegones gastronómicos es uno de los pasatiempos preferidos. Los comensales no pueden creer estar disfrutando de una sangría a metros de él.

Mientras Harrison sortea los problemas de la quinta parte de Indiana Jones que viene complicada, disfruta de su vida marital. Los 22 años que le lleva a su mujer no parecen ser impedimento para gozar de todos, absolutamente todos, los placeres de la vida en pareja. El astro es de esos hombres a los que la edad le juega a favor y engañan el calendario. "Por momentos, me siento más grande que él", dijo ella ante la prensa.