Las hermanas Muzychuk: competir con la mente en la guerra

Barcelona, 13 nov (EFE).- Las hermanas ucranianas Anna (Lviv, 1990) y Mariya Muzychuk (Lviv, 1992) son dos de las mejores ajedrecistas del mundo y con el inicio de la invasión rusa decidieron abandonar su país para ponerse a salvo y poder seguir con su carrera deportiva en España, desde donde se comunican con su familia y amigos, que continúan en Ucrania.

“Es difícil pensar en jugar al ajedrez cuando ves las malas noticias que llegan. Evidentemente, no te afectan en un sentido positivo. Pero somos jugadoras profesionales e intentamos dar lo mejor de nosotras mismas. Hablamos con nuestra familia y amigos a diario e intentamos darnos apoyo mutuo desde la distancia”, explica Mariya en una entrevista con EFE realizada en la sede de la Diputación de Barcelona.

Ambas visitaron este organismo con motivo de El Llobregat Open Chess Tournament, que se disputará en Sant Boi de Llobregat (Barcelona) del 30 de noviembre al 8 de diciembre y en el que competirán 56 grandes maestros del ajedrez. Anna y Mariya son las embajadoras del campeonato.

“Después de que empezara la guerra dejamos nuestra casa y vinimos a vivir a España. Desde marzo, estamos aquí. En Ucrania es imposible trabajar. Para nosotras es una situación difícil, porque toda nuestra familia está allí”, dice Anna, tres veces campeona del mundo y la cuarta mujer en la historia en superar los 2.600 puntos Elo.

Anna sentencia que el inicio de la guerra “fue un shock”. Y añade: “No sabías qué hacer, qué podías esperar del día siguiente. Estamos vivas. Ahora siguen llegando malas noticias y lo único que esperamos es que todo vuelva a la normalidad lo más pronto posible. Pero no vemos el final”.

La situación sigue siendo muy complicada. “Psicológicamente es muy difícil sobrellevarlo. No veo a mis padres, amigos y resto de familiares desde hace muchos meses”, dice Mariya, campeona mundial femenina de ajedrez en 2015.

Cuando empezó la invasión el 24 de febrero, las dos hermanas, que vivían en Lviv (a 70 kilómetros de la frontera con Polonia) se sentaron para tomar una decisión sobre su presente y su futuro. “Con mi hermana lo hablamos y nos fuimos”, explica Mariya. Tan solo se llevaron una bolsa y un ordenador portátil cada una.

“Decidimos que España era el lugar al que debíamos ir, porque aquí ya habíamos estado en el pasado y conocíamos a gente. Nos han ayudado, estamos muy agradecidas”, sigue relatando Mariya. Pero, antes de llegar, tuvieron que pasar por una travesía, llena de nervios, complicaciones y frío. Con un viaje en autobús de 20 horas para poder refugiarse en Polonia, una parada días después en Alemania y la llegada, finalmente, a Valencia.

A pesar de todo, en agosto lograron un hito en Chennai (India). Anna y Mariya se proclamaron, con el equipo ucraniano, campeonas de la Olimpiada de ajedrez. “Vencer en la Olimpiada era uno de mis sueños y, finalmente, lo hemos conseguido este año”, dice Mariya con una sonrisa en el rostro.

Por su parte, Anna relata cómo la guerra también está presente a la hora de competir: “Obviamente, la situación en Ucrania ha afectado a mi carrera porque estás preocupada y empleas mucho tiempo en ello. Tu situación psicológica no es normal. Pero sigo jugando torneos, también con el equipo de Ucrania en la Olimpiada, con mi hermana Mariya y tres jugadoras más. Y, a pesar de todos los problemas, logramos ser las vencedoras”.

Este título se resistió hasta este 2022 para las hermanas Muzychuk, que juntas, con el equipo ucraniano fueron segundas en la Olimpiada de Batumi (Georgia) en 2018; y terceras en la de Tromso (Noruega) en 2014 y en la de Bakú (Azerbaiyán) en 2016.

Anna y Mariya tomaron una decisión heroica en 2017, cuando se negaron a disputar los campeonatos mundiales de ajedrez en Riad (Arabia Saudí) para quejarse del hecho que se organicen torneos en países en los que los derechos de las mujeres son violados.

Este lado reivindicativo y solidario también lo están mostrando este año con Ucrania. “Hemos organizado diferentes eventos para ayudar a nuestro país. Por ejemplo, hicimos uno en Valencia a comienzos de abril en el que recogimos 25.000 euros para ayudar a los refugiados ucranianos en España. Todo el mundo está haciendo lo que puede para sumar”, asegura Anna. Dos hermanas nada corrientes.

Sergi Escudero

(c) Agencia EFE