Es hija de un prócer del humor que llevó una doble vida, pero ella quiso tanto a su mamá como a la famosa amante de su padre

"Cheeee". Orgullosa de su padre, no duda en imitar el famoso latiguillo que identificó al querido humorista que fue adorado por niños y adultos - Créditos: @Tadeo Bourbon
"Cheeee". Orgullosa de su padre, no duda en imitar el famoso latiguillo que identificó al querido humorista que fue adorado por niños y adultos - Créditos: @Tadeo Bourbon

“¿Te hago un ´cheeee´?”, le pregunta Rosa “Coqui” Marrone al fotógrafo de LA NACIÓN. A metros del bar de la localidad de Martínez, en donde su padre tomaba café y jugaba a las cartas, la hija del recordado José “Pepitito” Marrone imita el famoso gesto con el que el humorista cerraba sus gags. El parecido es indisimulable.

“Mi papá y mi mamá eran muy unidos porque, a pesar que estaba Juanita, había algo que los unía que era el juego. Eran muy jugadores de póker, si hubieran vivido ahora, habrían participado del póker internacional y ganado mucha plata porque jugaban muy bien. Iban a los casinos o armaban la ruleta en casa. A la quinta de Tortuguitas hasta venía a jugar el comisario”, sostiene sin filtros esta mujer de hablar cautivante y pura simpatía que cuenta lo inusitado con total naturalidad.

Vamos por parte. Como en todo primer acto, corresponde presentar a los personajes. José Carlos Marrone fue uno de los grandes próceres del humor nacional, con un talento que le permitía desdoblarse y trabajar para los niños -cómo no recordar su famoso circo- o para el público adulto, segmento al que se dirigía desde sus inicios en la “rascada” -como él definía a piringundines del Bajo y a los balnearios de la Costanera Sur donde comenzó a desandar su vocación- y, posteriormente, como estrella del picaresco teatro de revista. “Como Benny Hill”, lo define la hija orgullosa.

Las otras actantes de esta dramaturgia, tan realista como una pieza de Henrik Ibsen, son Rosa, la primera esposa del actor y madre de Coqui. Pero, en este entramado familiar también figura la bailarina y vedette Juanita Martínez en un rol no menos protagónico. La recordada artista, de caballera portentosa, también fue mujer del humorista. Nada fuera de lo habitual, a no ser que Marrone desdoblaba su amor por ambas damas al mismo tiempo .

Sin embargo, no hay escena destinada al adulterio. Se trata de una historia de pasiones compartidas, de una bigamia oficializada por las partes , aunque de manera ad hoc. Secreto a voces.

Inolvidable. José
Inolvidable. José "Pepitito" Marrone fue uno de los mayores exponentes de una época dorada del espectáculo popular en nuestro país

Naturalmente

“Mi papá no tenía muchos amigos del ambiente, se daba más con médicos, profesores como el doctor Raúl Matera; buscaba lo que no había tenido, educación, porque debió dejar en tercer grado. En sus monólogos siempre decía ´mirá la plata que hice habiendo estudiado hasta tercer grado, si dejaba en primero, hubiera ganado más´”, rememora Coqui Marrone, aunque reconoce que al humorista “le gustaba saber, era un autodidacta, me preguntaba sobre el significado de las palabras, porque le importaba mucho cómo contar sus chistes”.

-Tu padre, ¿no tenía ningún amigo perteneciente al ambiente artístico?

-Puedo mencionar a Armando Bó y a Pedro Quartucci, con quienes compartían la pasión por el boxeo. En ese tiempo, Pedro Quartucci era novio de mi mamá .

-Pero me acabás de decir que era amigo de tu papá...

-Mi mamá sabía hablar francés y hacía papelitos chiquitos en las películas cuando algún personaje debía hablar ese idioma, así conoció a Quartucci, pero después “lo rajó”. Bailaba tango con El Cachafaz, tenía mucho carácter. Una vez, en una feria, le dio un cachetazo a una señora que había dicho algo sobre mi papá. Era brava y grandota , como Moria Casán. Yo soy chiquita como los Marrone.

-Pero sigo sin entender. Marrone era amigo de Pedro Quartucci, quien noviaba con tu mamá, pero ella termina casada con tu padre.

-Cuando mi papá se enteró que mi mamá lo había dejado a Quartucci, le insistía “preséntame a Rosita”. Quartucci no quería saber nada, le decía “cómo te voy a presentar a mi exnovia”. Ninguno era conocido en esa época, hacían bolos.

-Finalmente, tu papá se salió con la suya.

-En un baile, invitó a salir a mi mamá, pero mi vieja lo rechazó. “Salí de acá, ridículo”, le dijo porque lo veía muy chiquito. Pero mi viejo era terco como una mula, insistió tanto que terminó saliendo con ella.

-Quartucci, ¿se enojó con tu papá?

-No, se ve que ya estaba mirando a quien fue su mujer.

Pedro Quartucci, un reconocido actor de radio, cine y teatro que amaba el boxeo
Pedro Quartucci, un reconocido actor de radio, cine y teatro que amaba el boxeo

Rosa Gillidoro terminó conformando un dúo artístico con Marrone que se llamó “Rulito y La Gorda”. Se casaron y fueron padres de Coqui, como el actor había apodado a la única hija del matrimonio.

Marrone y su mujer ocupaban cuartos separados. “Cuando eran pobres y vivían en pensiones, mi papá dormía en un colchón en el piso y mi mamá en la cama; lo que sucede es que él se movía mucho y tenía miedo de hacerle daño, patearla o tirarla”.

La “otra”

-¿Cómo llega Juanita Martínez a la vida de tu papá?

-Trabajaban juntos en el Teatro de la Comedia, ella era muy buena bailarina, ya que era recibida en la Escuela Nacional de Danza. Mi papá era conocido y hacía los chistes en el intermedio del espectáculo. Lo gracioso fue que el director le propuso a Juanita hacer un sketch con él, pero ella dijo: “No, con ese ordinario no, es una persona muy bruta”.

-¿Eso respondió?

-Lo que sucede es que era hija de escribano, estaba muy formada, venía de otro ámbito. Finalmente, hicieron el sketch y fue una bomba, el rubro artístico fue muy exitoso, al punto tal que no dejaron de trabajar juntos.

-El éxito se trasladó al ámbito personal.

-En un comienzo, mi papá le acercaba comida, ayudaba a su familia porque Juanita llevaba una vida personal muy complicada, tenía un hermano con discapacidad mental y una hermana que sufría de pánico y no le gustaba salir a la calle.

-Tu padre y Juanita, ¿comenzaron a salir rápidamente?

-No, tardaron cerca de tres años; él la ayudaba sólo como amigo.

-Además, tu padre estaba casado.

-Era otra traba.

-¿Cómo se enamoró de Juanita?

-El éxito ayudó, pero creo que mi papá la vio siempre muy sola, era una mujer desamparada.

Juanita Martínez, una querida figura del espectáculo argentino que se destacó como bailarina y vedette
Juanita Martínez, una querida figura del espectáculo argentino que se destacó como bailarina y vedette

-¿Qué decía tu mamá sobre la presencia de Juanita?

-Al principio, se enojó, pero después se calmó. Inclusive, Juanita me contó que, en el teatro, no la querían a ella porque a mi mamá la conocían muchísimo en el ambiente artístico y la amaban.

-Veían a Juanita como una “amenaza”.

-Mi vieja iba al teatro a llevarle la comida a mi papá y hacía buñuelos para toda la compañía.

-¿Participaba Juanita en esas obras?

-Sí, pero, cuando llegaba mi mamá, se escondía en el camarín .

-Es infrecuente la actitud de tu mamá, ¿cómo fue que aceptó la presencia de otra mujer en la vida de su esposo?

-Mi mamá era moderna, al punto tal que tanto ella como mi padre me hablaban sobre sexo. Yo iba al colegio de monjas, así que lo que podía saber sobre el tema me lo explicaban ellos.

Está claro que los padres de Coqui eran de mentalidad avanzada. Por sugerencia de un médico amigo, llevaron a su hija a una clase sobre sexo en la Facultad de Medicina: “Me sirvió tanto, no tenía nada que ver con lo que se explicaba en el colegio”.

-¿Qué edad tenías?

-16 o 17 años. Gracias a eso, siempre me supe cuidar, quedé embarazada cuando quise, nunca tuve problemas. A mi nieta hoy, nadie le explica lo que yo aprendí en aquella clase, pero mi hija me puso un límite, porque yo soy más desenfadada que ella.

Coqui es viuda desde hace tres años, es madre de dos mujeres y un varón, con quienes mantiene una excelente relación, y se encuentra de novia con un caballero, un novio de la madurez. “Mis hijos están chochos”.

Coqui Marrone con LA NACIÓN en el bar de Martínez que frecuentaba su padre
Coqui Marrone con LA NACIÓN en el bar de Martínez que frecuentaba su padre - Créditos: @Tadeo Bourbon

-Volvamos a tu infancia y juventud. Cuando tu padre ya salía con Juanita Martínez, ¿tu madre no se lo increpaba?

-Discutían todos los días, pero por otros temas. Mi mamá jamás le reprochó que tuviera otra, sólo le pedía que no saliera en las revistas con Juanita.

Organización familiar

A pesar de sus particularidades, la vida de los Marrone era apacible. Cada cual parecía atender su juego y saber qué lugar le tocaba ocupar en la escena. Sin problemas de cartel, cada estrella sabía qué posición se había ganado en la marquesina.

-¿Es cierto que tu padre dividía el día en dos y pasaba doce horas con tu madre y el resto con Juanita Martínez?

-No, eso es mentira.

-Coqui, sin caer en prejuicios ni juzgamientos, convengamos que no era tan normal esa validación de la bigamia que había en tu familia.

-No lo era, pero yo viví una vida normal . Iba al colegio a las ocho de la mañana y, cuando volvía, almorzaba con mi papá, porque él dormía y amanecía en mi casa. Con Juanita tendría encuentros de amantes, se verían durante pocas horas, no sé cómo hacían . Mi papá tenía en mi casa la ropa particular y el vestuario de trabajo. Mi mamá lavaba y planchaba, era una vida normal.

-Es decir que fue un padre presente.

-Muy presente, incluso, más de una vez, me solía ir a buscar al colegio y se armaba un revuelo bárbaro, le gustaba invitar a todas mis compañeras con un helado. También me llevaba al médico, estaba al tanto de mi peso, de mi altura, de cosas que, en esa época, los varones no sabían tanto y relegaban en las esposas.

-Tu mamá, ¿te hablaba sobre Juanita?

-No y, como te dije, el pacto entre mis padres era que él no se debía mostrar con Juanita.

Coqui Marrone y Rosa, su mamá, una mujer muy querida por los compañeros de trabajo de
Coqui Marrone y Rosa, su mamá, una mujer muy querida por los compañeros de trabajo de "Pepitito"

El relato de Coqui Marrone por momentos es desopilante, digno de un vodevil, aunque no hay escenas con contrafiguras villanas. Siempre reinó la paz, jamás un escándalo. La manera de contarlo hace aún más atractivo este ménage à trois, en donde las tres partes nunca compartieron el espacio.

“Cuando mi papá le compraba un lavarropas a mi mamá, compraba otro igual para Juanita. Así hacía con todo, no había privilegios para una por sobre la otra. Cuando compró el piso de la calle 11 de Septiembre para que fuéramos a vivir nosotros, adquirió otro, a pocas cuadras, sobre Teodoro García, para Juanita ”.

-Ganaba muy bien tu padre, acorde a su rango estelar.

-Muy bien. Aunque él no quería hacer el circo porque sentía que lo suyo era trabajar para los grandes. Una vez que aceptó, fue un suceso. Cuando llevaron la carpa a Mar del Plata, llegaron a hacer tres funciones por día, pero él ni sabía lo que ganaba, lo “afanaron” mucho .

Cuando Coqui comenzó a desempeñarse en producción, terminó trabajando con Juanita Martínez. “Nunca me gustó ser actriz”, aunque su padre le veía “pasta” para el escenario. “Preferí casarme, tener hijos, formar una familia”.

La imagen de José Marrone no podía faltar en el bar de Martínez que frecuentaba y que recuerda a los ilustres de nuestro espectáculo
La imagen de José Marrone no podía faltar en el bar de Martínez que frecuentaba y que recuerda a los ilustres de nuestro espectáculo - Créditos: @Tadeo Bourbon

El encuentro tan temido

-Tu mamá y Juanita Martínez, ¿nunca conversaron?

-Jamás, sólo una vez se encontraron en un semáforo.

-¿Cómo fue?

-Sucedió en la esquina de La Pampa y Cabildo, en Belgrano. Mi mamá la vio y le dijo “¿qué hacés Juana?”. Juanita se asustó, tenía miedo que mi mamá le pegara . “Hola Rosita, ¿cómo estás?”, le respondió muerta de miedo.

-¿Qué sucedió?

-Mi mamá le preguntó, “¿qué le pasa a Pepe que está tan nervioso?”

-Tu madre le preguntó eso a Juanita Martínez, amante de tu padre.

-Sí.

-¿Qué le respondió Juanita?

-Le dio la razón, “yo no sé qué le pasa, ¿viste qué nervioso que está?”. Yo ya era grande y me acuerdo que le dije a mi mamá, “lo único que falta es que se tomen un café juntas” y mi vieja me dijo “casi” .

José Marrone era un estupendo comediante que se había formado de manera autodidacta
José Marrone era un estupendo comediante que se había formado de manera autodidacta

Duelo y casamiento

“Mi papá gastó mucha plata en mi mamá, que estuvo varios años enferma. Llegaron a viajar a los Estados Unidos y hasta consultaron con un médico suizo, pero hubo un momento en donde ya no se podía hacer más nada”, recuerda la hija del cómico. “Mi mamá era tan querida que, cuando murió, se cortó la calle Córdoba debido a los carros llenos de flores y a la cantidad de gente que fue al velatorio”. Corría 1972 y Coqui tenía 18 años.

Cuando Rosita falleció, José Marrone sufrió el impacto. Fue un gran dolor que le costó superar. “Iba al cementerio, golpeaba el nicho como llamándola, lloraba y le decía ´gordita acá estoy, te traje flores´. Le hablaba como si estuviera viva , tenía una llaga en su corazón que no podía cerrar”.

A pesar del sincero dolor de José Marrone por la pérdida de su esposa, apareció la posibilidad lógica de blanquear públicamente su vínculo con Juanita Martínez, su otro gran amor, con quien terminó uniéndose de manera formal.

-A esa altura, la situación estaba blanqueada.

- Me vino a pedir permiso para casarse con Juanita y yo le dije “hacés bien” .

-¿Te llevabas bien con ella?

-Sí, muy bien. Nos gustaban los perros.

-Estando tu mamá viva, ¿no la veías como una competencia?

-No, hablábamos sobre perritos, dietas, maquillajes, y baile, porque yo estudiaba danza en el Teatro Colón.

Por una disposición legal, “Pepitito” y Juanita recién pudieron casarse a los tres meses, aunque la convivencia demoró algo más debido a las reticencias de la comediante de risa franca y bien simpática en sus modos. “Cuando vas a venir a vivir a casa?”, le recriminaba Marrone.

Estaba claro que para Juanita Martínez no era sencillo mudarse al hogar que su ahora esposo había construido con su mujer fallecida. Al tiempo, la bailarina aceptó y terminó durmiendo en el cuarto que había habitado Rosita .

Juanita Martínez y José Marrone en una entrevista realizada por Pipo Mancera en Sábados circulares, el programa ómnibus que se veía por Canal 13
Juanita Martínez y José Marrone en una entrevista realizada por Pipo Mancera en Sábados circulares, el programa ómnibus que se veía por Canal 13

-¿Cómo era vivir con Juanita?

-Vivimos juntos desde 1972 hasta 1978, cuando yo me casé. Siempre estábamos en obra porque a ella le gustaba reformar todo. “Esta chica me va a echar”, decía.

Años después, el matrimonio dejó el histórico departamento de Belgrano y se mudó a un caserón estilo inglés en las Lomas de San Isidro, una forma de dar vuelta, definitivamente, una página con mucho pasado.

Coqui muestra algunas fotografías que, a la vieja usanza, suele regalarles a los fanáticos de su padre. Ese hombre que formó parte de una industria del entretenimiento pujante, de multitudes que idolatraban a sus estrellas.

Aunque prefirió no seguir una carrera artística, Coqui Marrone lleva el histrionismo en la sangre
Aunque prefirió no seguir una carrera artística, Coqui Marrone lleva el histrionismo en la sangre - Créditos: @Tadeo Bourbon

Adiós al “cheeee”

-¿Cómo fue el fallecimiento de tu papá?

-Fue muerte súbita. Recuerdo que se había ido a pasear con mi hijo, que tenía nueve años, y, cuando lo trajo de regreso a casa, se despidió muy tranquilo. Lo raro fue que, ese día, yo me había sentado en su falda, como si fuese una criatura, lo abracé y él me preguntó “Coqui, ¿sos feliz?” . Le dije que sí, que era muy feliz con mi casa, mi familia. A la madrugada me llamaron y me avisaron que había fallecido.

-Se despidió.

-Me preguntó si era feliz para poder irse tranquilo.

-¿Tenía algún problema de salud?

-Ninguno. Una semana antes se había hecho todos los controles médicos y el doctor René Favaloro le dijo: “Marrone, está mejor que yo”.

Fue otra eminencia, el neurocirujano Raúl Matera, el que le confirmó a Juanita, “su esposo tuvo una muerte súbita y, en este momento, la ciencia aún no puede evitarlo”. Con el fallecimiento de Marrone llegó una nueva mudanza para Juanita Martínez. Esta vez, para ocupar su morada definitiva en la localidad de Martínez.

La exvedette conservaba las cenizas de José Marrone en su casa . Incluso, solía elegir partidos de fútbol y encuentros de boxeo para que su marido “los pudiera ver”. “Una vez fue el veterinario y ella le habló a la urna, le dijo; ´Coco, llegó el veterinario´. Les hablaba a las cenizas ”.

Escena final

-Cuando tu padre falleció, continuaste el vínculo con Juanita.

-Sí, por supuesto, para ella mis hijos eran sus nietos, se quedaban a dormir en su casa.

-Tus hijos, ¿le decían “abuela”?

-No, era coqueta como Susana Giménez, no le gustaba esa palabra.

-¿Nunca hablaste del vínculo de ella con tu padre estando tu madre viva?

-No, jamás me metí. Ni siquiera me metía cuando mi papá y mi mamá se peleaban.

-¿Tenés un buen recuerdo de Juanita?

-Sí, era una buena persona, muy dedicada a sus hermanos. Su hermana, que padecía Alzheimer, la sobrevivió y yo la iba a visitar. A la única que reconocía era a mí.

Juanita Martínez se suicidó el 12 de mayo de 2001 a sus 75 años, utilizando un arma de fuego . Su fallecimiento enlutó al mundo del espectáculo y al público, ya que era una mujer muy simpática, carismática y querida por todos: “Me dolió mucho, la lloré un montón”.

-¿Podés esgrimir alguna razón a semejante decisión?

-Había sido una gran fumadora, así que terminó con cáncer de pulmón. Siempre dijo que, si enfermaba de cáncer, se mataba. Y eso hizo. Además, estaba a favor de la eutanasia.

Por decisión de su hija, las reliquias de Marrone fueron arrojadas al mar en Villa Gesell, “porque a él le gustaba el mar”.

Coqui y sus hijos conviven, en espacios separados, en la casa que habitara Juanita Martínez en la localidad de Martínez. Las cenizas de la artista están enterradas allí . “Al costado de la pileta”.

-Tu vida es para escribir un libro, todo es atípico.

-Es que Juanita me pidió que, cuando muriera, enterrase sus cenizas en el fondo, cerca de la pileta y, a través de un escribano, dejó un escrito para que nosotros viviéramos acá. Con sus cenizas en el jardín tenía la fantasía que nos iba seguir viendo . Te aclaro algo, no somos Los locos Addams.