El hijo de Silvio Soldán y Silvia Süller presenta a su novia y habla del negocio que tienen juntos: “Damos trabajo a más de 130 personas”
“Soy demasiado perfil bajo. Las veces que aparecí fue más que nada por un homenaje o cosa parecida para alguno de mis padres; si no, trato de evitar la exposición, no me gusta”, admite Christian Soldán, el único hijo fruto del amor tumultuoso que en el pasado unió nada menos que a sus papás, Silvio Soldán y Silvia Süller, relación que luego terminó de la peor manera...
Así se presenta a LA NACIÓN y cuenta que a sus 32 años es Máster en Administración de Empresas con varios posgrados realizados, que trabajó en varias firmas internacionales como auditor financiero y analista de cuentas, pero también aclara que en determinado momento sintió que su potencial y ansias de crecimiento se encontraban limitados... Hasta que un gran amigo lo tentó simplemente con una frase: “¿Y si ponemos un hotel?”. Se miraron y fueron para adelante sin dudar. Así nació 70 30 Hostel en Palermo, su primer emprendimiento comercial. “Fueron un par de años vertiginosos porque la actividad es 24/7, no parás, pero es una excelente experiencia principalmente porque esta actividad me permitió conocer varios rubros que brindan esencialmente servicio, con todo lo complicado que esto resulta”, explica.
El hostel abrió el camino a una nueva propuesta, 70 30 Bar, primero a cuadras de allí. Luego dio paso a un par de sucursales más en Núñez, Recoleta... aún en plena pandemia siguieron adelante. “Lo vi como una oportunidad, los alquileres habían bajado y además había locales disponibles, cosa que antes era casi imposible conseguir. Y nos fue muy bien”. Tan bien que puso en marcha un restó de pastas y vino y otro al que llamó Piedra Pasillo al Fondo, en Núñez, al que él mismo califica como “el mejor restaurante de Buenos Aires que hace poco fue incluido en la Guía Michelin”, instalado en una vieja casona de principios de siglo XX.
Una historia de amor
Mientras habla con LA NACIÓN aparece en escena Denise, su novia, a quien conoció hace ocho años cuando ella estudiaba ingeniería química, luego pastelería y terminó recibiéndose de chef en el Instituto Gastronómico Argentino. Desde 2023 también es su socia, ya que juntos abrieron Deniks Bakery en el Bajo Belgrano, cafetería con centro de producción propio: “La historia empezó en pandemia cuando ella hacía tortas para enviarles a amigos; luego fueron cajas de desayunos. Fue creciendo hasta que abrimos este local con atención al público y también nos contratan para el catering de mesas dulces en todo tipo de fiestas. Entre todos los locales damos trabajo a 130 personas, eso nos pone muy contentos en un momento duro y nos ayuda a todos a progresar, a crecer”.
-¿Con Denise se casaron?
-No todavía, aunque a ella le encantaría. Todavía somos jóvenes (sonríe). Somos socios hace menos de un año cuando pusimos este centro de producción. Así que estamos aprendiendo a transitar una nueva etapa que es la de ser socios además de pareja, que no es lo mismo.
-Decís que a ella le encantaría casarse, ¿entonces?
-Sí, a mí también, estoy analizándolo, jajaja. Vivimos juntos hace tiempo, ya va a llegar la hora.
-¿Cómo es la relación con tu padre? Se acaban de cumplir 20 años de su detención, ¿tenés recuerdos de eso?
-Era muy chico, fue un momento difícil para todos. Pero después se demostró su inocencia. Tenemos excelente relación. Yo vivo en el mismo edificio que él. Si bien nos vemos casi todos los días, la visita obligatoria a su casa es cuando juega Boca y aprovechamos para comer juntos. Hace poco fue su cumpleaños y también estuvimos juntos festejando sus 89 años.
-¿Quién es el más fanático de los dos, el que grita y hasta se le escapa algún insulto?
-Mi viejo se calienta. Yo no grito los goles hasta que el rival saca del medio. Y hasta que el partido no se gana no festejo.
-¿Van juntos a la cancha?
-Fuimos varias veces. La última hace bastante, con Palmeiras... Benedetto hizo dos goles. Los dos somos fanáticos de Riquelme. Cuando mi abuela vivía, veíamos los partidos con ella también. Era fan de Palermo, eso sí. Nosotros la chicaneábamos con que Román era mejor y se enojaba, lo defendía. Tenía dos ídolos, Martín y El Zorro, no se perdía un programa.
-¿Vos te criaste con ella?
-A mí me crió Nélida, mi otra abuela, la mamá de mi madre.
-¿Y hasta qué edad estuviste con tu abuela materna?
-Hasta que terminé el secundario, más o menos, muchos años.
-¿Qué recuerdos tenés de de tus abuelos maternos?
-Los mejores. Mi abuela me llevaba al colegio y a mí me gustaba, me ayudaba con la tarea, me cocinaba, una genia. Mi abuelo Hugo era de pocas palabras pero siempre muy presente también.
-¿Con tu tío Guido te ves?
-No, desde hace mucho. Sí con mi tía Norma, mi tío y sus tres hijos. Mis primos Sebastián, Yamila y Barbie siempre fueron como hermanos para mí. Nos vemos siempre, para Pascuas, cumpleaños, para festejar. Navidad, Año Nuevo, lo que sea.
-¿Con Marilyn tu hermana también te llevás bien?
-Sí, con mi hermana y con ellos, los cinco somos todos como hermanos. Tengo dos sobrinos de ella: Francisco y Benjamín, del que soy el padrino.
-¿Con tu mamá tenés relación?
-No tengo relación hace muchos años.
-¿Te gustaría recomponer el vínculo?
-Pasaron muchas cosas. Prefiero no decir más para no generar polémica.
-¿Pero hay alguna posibilidad de reencuentro?
-No lo creo, por el momento estamos así.
-¿Como emprendedor pensaste alguna vez en irte a vivir fuera del país?
-No, nunca. Me encanta viajar y visitar hoteles, restaurantes y bares para aprender. Pero me gusta vivir acá, hay momentos más estresantes, pero siempre se sale. Eso sí, hay que tener la mente bien fría para no tomar decisiones en caliente y saber que es un juego de largo plazo. Un montón de veces se pusieron las cosas difíciles, pero no hay que salir corriendo, hay que aguantar porque después las cosas mejoran, eso lo aprendí de mis abuelos y de mi viejo...