Historia de la chaqueta Barbour, amada por la realeza británica y resucitada las famosas
Esta prenda cuenta con más de 130 años de historia y además de a la Princesa Diana o Kate Middleton, cautiva a nuevas generaciones como Alexa Chung o Dua Lipa.
Aunque la moda cambia cada día y las tendencias van y vienen, hay prendas que son eternas y atemporales. Es el caso de la clásica chaqueta Barbour.
Corría el año 1894 cuando John Barbour abrió en South Shield, en la costa noreste de Inglaterra, una tienda homónima especializada en prendas para la húmeda campiña británica.
Barbour era un empresario dedicado a la importación de textiles y su especialidad era una tela encerada, perfecta para crear prendas resistentes y duraderas. En sus inicios, se vinculó a la vida campestre y de la caza, dirigido a un público masculino. Aún tuvieron que pasar algunos años para que naciese su icónica chaqueta.
En 1936, cuando Duncan Barbour, nieto del fundador y motorista por afición, diseñó una línea específica de acabado encerado, pensado para motoristas que se convirtieron en un éxito inmediato que se prolongó durante décadas.
Por ejemplo, se colaron en el armario de Steve McQueen, gran amante del motor, y del duque de Edimburgo, quien siempre vestía de Barbour para sus viajes de caza. Así recibió su primera autorización como proveedor oficial de la Casa Real británica.
Después de varias décadas dedicados al armario masculino, en 1983 Margaret Barbour diseñó un abrigo que revolucionó el mercado y la historia de la firma. Se trata de la famosa chaqueta Beaufort, que se incluyó en el catálogo de Barbour, una de las primeras marcas en vender de esta forma.
La chaqueta, de algodón encerado, del color verde clásico de otras prendas Barbour, cuenta con un forro de tartán y cuello de pana. Cuando el encerado se desgastaba, se podía volver a aplicar.
Después del duque de Edimburgo, la reina Isabel II y el por aquel entonces príncipe Carlos, también se unieron a la pasión por la marca, gracias a su marcado estilo clásico británico, que combinaba un material de alta calidad, muy resistente y los diseños aptos para el campo.
En actos oficiales, Isabel II siempre iba vestida de manera impecable, habitualmente con abrigo y sombrero del mismo color en tonos brillantes. Pero para pasear por los terrenos que rodean sus castillos, era habitual verla en su chaqueta Barbour y con un pañuelo en la cabeza. Según Daily Mail, tuvo la misma prenda durante 25 años. Cuando la marca le ofreció una nueva por su jubileo, la monarca insistió en que le volvieran a encerar y remendar la suya.
La princesa Diana y Kate Middleton, han continuado con esa estrecha relación entre la marca y la monarquía británica.
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Pero esta icónica chaqueta no pertenece solo al exclusivo guardarropa de las royals. En el famoso festival de Glastonbury de 2007, la cantante Lily Allen, cabeza de cartel, estaba actuando con un vestido fucsia cuando se puso a llover y... ¡se puso una chaqueta Barbour! Eso multiplicó las ventas de la prenda y de estar considerada para pijos, pasó a ser cool entre los más rebeldes.
La presentadora e influencer Alexa Chung ha realizado varias colaboraciones con la firma, creando colecciones cápsula en las que reinventa las prendas clásicas de Barbour y les da un aire más urbano.
De ahí, la lista de celebridades fanática de Barbour no ha dejado de crecer. Sienna Miller, Millie Bobby Brown, Keira Knightley, Lily James, Emily Ratajkowski, Dua Lipa... han demostrado que no hace falta vestir como si fuéramos a pasear por un castillo escocés para lucirla.
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