La historia de Lee, el gato que quieren sacrificar en Bélgica por su origen

El 5 de junio se decidirá al fin el destino de "Lee", el gatito peruano que ha provocado la ira de una agencia sanitaria belga luego de que ingresara al país sin la documentación correspondiente. La resolución del pedido de eutanasia quedó en manos de una corte que escuchó los cargos a favor y en contra. Universidades peruanas, veterinarios reputados y, hasta, diplomáticos han salido en su defensa.

La odisea intercontinental, de 10.800 kilómetros de distancia, que ha generado titulares en varios idiomas, líos burocráticos y tiempo diplomático tiene como protagonista al personaje más insospechado de todos: un lindo gatito cusqueño. Lo llaman "Lee", tiene cinco meses y es, desde hace semanas, un dolor de cabeza para las autoridades belgas que lo acusan, con fundamento, de haber ingresado a su país de una forma irregular, sin respetar los exigentes protocolos que requiere la Unión Europa.

A "Lee" se lo acusa también, esta vez sin mayor fundamento, casi por discriminación, de ser un sospechoso portador del virus de la rabia. ¿Su pecado? Ser peruano, por lo visto. Es decir, haber nacido en un país que, según cierta imaginación europea, es algo así como una tierra salvaje, llena de peligros varios y en la que la rabia campea. Por todo ello, han decretado que "Lee" sea puesto a dormir de inmediato. El sueño eterno.

Como lo han dicho muchos veterinarios, la rabia es una enfermedad rara en el Perú, y está prácticamente ausente en ciudades. Solo se le encuentra en algunos lugares muy recónditos del país, en cuevas de murciélagos o en algunos poblados perdidos del interior. Peor aún, sostienen los expertos que la prevalencia de esta enfermedad en gatos sería nula desde hace décadas, y es por ello que en el Perú no se exige que se vacune a los felinos, como sí sucede con los perros, cuya inmunización se realiza todos los años con grandes campañas nacionales.

"Si el gatito en verdad estuviese enfermo de rabia, como las autoridades belgas suponen, se habría muerto a los diez días", afirma el Dr. Rodrigo Rondón, pues ese sería el lapso que el virus se toma para acabar con su huésped. La supervivencia comprobada del gato aventurero a más de un mes de haber recibido su vacuna contra la rabia es la prueba más concluyente de que se trataría de un animal sano.

Sin embargo, lo que la Agencia Federal para la Seguridad de la Cadena Alimentaria (FASFC, por sus siglas en belga) reclama, además de denunciar que se burlaron de sus protocolos, es que se entregue el cadáver del gato para poder analizarlo. Rondón explica que la eutanasia y el examen post mortem en animales son procedimientos comunes, pero solo se aplica en los casos de "fuerte sospecha" de contagio de rabia, es decir cuando el animal presenta los síntomas notorios.

Ante ese pedido, las asociaciones internacionales de defensa de los derechos de los animales, peruanas como Proyecto Libertad, los activistas y catlovers de todo el mundo se muestran indignados. "Quieren matarlo para recién ver si tiene rabia. ¡Es de locos!", dice al teléfono desde Canadá Gabriela Alburquerque, fundadora del Catfetin Cat Café, el primer café gatuno de Perú. Este fue el primer hogar que acogió a "Lee", antes de que empezara su odisea, cuando fue adoptado por su actual dueña, la estudiante belga Selena Ali.

El cominezo de la odisea de Lee

Selena Ali, una estudiante de Amberes de 23 años, llegó al Cusco en febrero y en su primera visita al Catfetín Cat Café se enamoró de Lee. Así lo recuerda la dueña del catfetín, que funciona en el país desde el 2018 y ya ha dado en adopción a 103 gatos. Precisamente, "Lee" fue el gato número 100 en su registro de adopciones, un cifra que los llena de orgullo. "Él no era un gato callejero. A "Lee" lo encontró una niña de 13 años de Cusco y era cría de la gata de su vecina. Todos sus antecedentes están comprobados", dice Alburquerque.

La niña lo entregó al Catfetín Cat Café para que lo den en adopción y estos admitieron su ingreso, previa presentación de certificados de desparasitación y vacunas. Selena lo adoptó y lo demás ya se sabe: con la llegada del coronavirus los extranjeros fueron repatriados en vuelos humanitarios. Selena salió en abril y ella es la primera en admitir que no pudo cumplir con todos los requisitos. Vacunó al animal en Perú, pero por disposición de la Unión Europea, tenía que haber esperado tres meses en el país de origen, luego de la vacuna, para poder ingresarlo. Tenía que presentar además, antes de viajar, certificados serológicos que demuestren que el gato ya tiene los anticuerpos. Sucede que tales análisis no se hacen en Perú, dice el veterinario Rondón. El país más cercano es Chile y entre el envío de muestras y la espera de resultados pueden pasar varios meses.

La urgencia de volver a su país le impidió a Selena cumplir con toda la cadena de trámites. Como finalista del concurso de belleza Miss Bélgica, Selena fue entrevistada hace semanas y contó qué ocurre con su mascota y alertó a la FASFC. De inmediato le enviaron una carta exigiéndole la eutanasia del animal. Ante la negativa de la dueña, el 12 de mayo allanaron su casa pero "Lee" ya estaba en la clandestinidad, escondido por su dueña. Se le asignó entonces una multa de 5.000 euros por cada hora que no entregue a su mascota y mil euros más si es que hablaba con la prensa. Estas dos sanciones han sido puestas en pausa hasta que una corte determine el futuro del animal.

"No hay rabia en los gatos de Cusco"

El ministro de Bienestar Animal flamenco, Ben Weyts, ha abogado públicamente por la vida del felino, en el fuerte debate que se celebra en Europa, reportó la agencia EFE. Por su parte, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos se ha pronunciado y dicho que no existen casos de rabia conocidos en Cusco en los últimos 10 años. Y esta semana el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Perú ante la Unión Europea, Gonzalo Gutiérrez Reinel, intervino en el debate, según detalla el medio belga HLN, señalando que "no hay rabia en los gatos de Cusco". Esto se lo dijo al abogado de Selena, Anthony Godfroid.

La posición a favor del procesado pide, ante todo, que se le perdone la vida, que le permitan cumplir una cuarentena en Bélgica de 3 meses, en estricta observación virológica, y que su dueña pague todas las multas correspondientes por una falta admitida. La otra posición, que pide que el gato sea repatriado al Perú, ha sido desestimada porque algunas autoridades peruanas no lo habrían permitido, un hecho que está en discusión. Y la posibilidad de que "Lee" haga una cuarentena allá ha sido rechazada por la FASFC, pues afirman que no cuentan con lugares especiales que permitan esto. La única vía posible que ven es la eutanasia.

Este viernes un juzgado de Amberes escuchó la posición de ambas partes. Selena llegó al lugar con una gran canasta rosa, la misma con la que ingresó al animal a su país. Su abogado Godfroid sostuvo en la audiencia: "Si mi cliente hubiera sido una contrabandista de animales sin escrúpulos, como afirma la FASFC, habría elegido una canasta menos llamativa". La decisión final sobre la vida del gato peruano se resolverá este 5 de junio. Sea una buena noticia o una mala, sin duda pasará mucho tiempo para que un caso con tintes similares, que tocan al mismo tiempo y de formas tan nuevas la sensibilidad humana por la indefensa vida animal y el orgullo nacional, vuelva a llamar la atención del mundo.