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La historia real de ‘Vigilante’ está basada en hechos reales pero con pinzas

Después del éxito de Dahmer y la historia real del asesino caníbal, su creador Ryan Murphy vuelve a la plataforma de Netflix con otra serie inspirada en un caso de la crónica negra. Se trata de Vigilante (The Watcher), una apuesta que juega entre el drama y el thriller para contar la historia de una familia que tras comprar la casa de sus sueños empieza a ser acosada por las cartas amenazantes de un extraño. Sin embargo, por más que la descripción oficial de la serie explique que está “basada en una historia real”, les aconsejo que se la tomen con pinzas.

Porque por más que el acoso haya sucedido en la vida real, la trama de Vigilante tiene tanta ficción como ‘true crime’.

Vigilante. Cr. Eric Liebowitz/Netflix © 2022
Vigilante. Cr. Eric Liebowitz/Netflix © 2022

En esta serie de siete episodios, Naomi Watts y Bobby Cannavale interpretan a Nora y Dean Brannock, una pareja que invierte todos sus ahorros para mudarse, junto a sus hijos, a una mansión de Nueva Jersey buscando empezar una vida más tranquila, lejos del bullicio de Nueva York. Sin embargo, la mudanza no augura la paz que esperaban dado que enseguida comienzan a recibir cartas inquietantes de un extraño que dice ser el protector de la vivienda y parece estar observándolos muy de cerca.

A todo esto se suma un aquelarre de vecinos siniestros, un jefe de policía desinteresado en ayudarles y la sucesión constante de situaciones aterradoras, que obliga a la pareja a contratar a una detective privada para intentar encontrar al responsable. Con este popurrí de arcos dramáticos, Ryan Murphy termina creando una serie rocambolesca con aires más similares a su otra obra exitosa, American Horror Story, que a un buen ejemplo de crónica negra. Y esto se debe precisamente a que la historia real es muy, pero que muy, diferente.

Para empezar, la serie está basada en un reportaje de New York Magazine publicado en 2018, titulado ‘The haunting of a dream house’ (algo así como ‘La maldición de la casa soñada’) donde el periodista Reeves Wiedeman repasaba todo el caso a través del relato de la propia pareja. Que, en realidad, se llaman Maria y Derek Broaddus. En 2018 se vivió una puja feroz en Hollywood por conseguir los derechos, siendo Netflix el ganador de la contienda. Sin embargo, según contó el autor a Vanity Fair a raíz del estreno, no tuvo ninguna implicación en el desarrollo de la serie más allá de responder algunas preguntas de la producción. Y creo que eso mismo se nota. Porque Vigilante se toma tantas licencias creativas que la noción de estar basada en una historia real se tambalea un poco.

Naomi Watts como Nora Brannock y Bobby Cannavale como Dean Brannock en 'Vigilante'. Cr. Eric Liebowitz/Netflix © 2022
Naomi Watts como Nora Brannock y Bobby Cannavale como Dean Brannock en 'Vigilante'. Cr. Eric Liebowitz/Netflix © 2022

La casa en cuestión existe y está ubicada en 657 Boulevard, en Westfield, Nueva Jersey. Fue construida en 1905, tiene seis habitaciones, cuatro baños y fue adquirida por Maria y Derek Broaddus en junio de 2014 por casi $1.4 millones. No obstante, el entusiasmo cayó en picado cuando comenzaron a recibir cartas amenazantes de alguien que se hacía llamar ‘el vigilante’. En ellas, el acosador proclamaba que la casa había sido objeto de obsesión de su familia durante décadas y que desde la muerte de su padre, él era el encargado de observarla. En la primera sugería conocer detalles de la propiedad, como que tenía seis habitaciones y estaba a punto de celebrar su 110 aniversario. Pero en la segunda era más específico, dirigiéndose a los propietarios por nombre, incluyento a los tres hijos y ordenados por fecha de nacimiento. Las cartas estaban escritas con máquina de escribir y firmadas por 'The Watcher' (El vigilante). Ante la impotencia de no saber de quién se trataba, la pareja se obsesionó con descubrir su identidad, contratando ayuda e intentando encontrar al responsable. Pero nunca lo lograron.

Es decir, la serie mantiene la premisa inicial, la obsesión, falta de ayuda policial y la contratación de un detective. También algunos detalles sueltos que aparecen a medida que avanzan los episodios, como que encontraron ADN femenino en uno de los sobres o que Derek envió cartas a los vecinos a raíz de su frustración. Pero todo lo demás son licencias creativas.

¿No hubo un culto sangriento como explica uno de los supuestos dueños de la casa en la serie? ¿No eran los vecinos tan bizarros como parecen? ¿No hubo un asesinato brutal dentro de la vivienda? ¿Ni un fantasma nocturno deambulando por una habitación? Pues, que se sepa, no. En la historia de la casa no existe ningún detalle que hable de nada semejante, solo se conoce el nombre de un vecino que fue interrogado por la policía -Michael Langford- pero no terminaron de encontrar nada concluyente.

A su vez, los dueños que vendieron la vivienda a los Broaddus contaron más tarde que habían recibido una carta similar unos días antes de confirmar la venta. Pero que no les pareció amenazante y la tiraron a la basura. Esto derivó en que Maria y Derek demandaran a la familia por no haberles contado antes de la compra, llevando a una contrademanda. Pero el juez desestimó el pleito al completo.

La gran diferencia en todo esto, y que termina haciendo que la etiqueta de ‘historia real’ se termine nublando, es que la familia jamás se mudó a 657 Boulevard. Comenzaron con las renovaciones poco después de adquirirla y, mientras tanto, seguían viviendo en otro lado. Las cuatro cartas que recibieron en total llegaron cuando ellos ni siquiera vivieron dentro. Es decir, los momentos de terror y suspense que vive la familia dentro de la casa no habrían sucedido.

Terry Kinney como Jasper Winslow, Mia Farrow como Pearl Winslow en 'Vigilante'. Cr. Eric Liebowitz/Netflix © 2022
Terry Kinney como Jasper Winslow, Mia Farrow como Pearl Winslow en 'Vigilante'. Cr. Eric Liebowitz/Netflix © 2022

Al final, menos de un año después de comprarla, la familia protagonista decidió venderla. Estuvo en el mercado desde febrero de 2015 a 2019, con una venta que se fue complicando a medida que el caso se iba tornando mediático. Tuvieron que pedir ayuda financiera a familiares para poder comprar otra casa donde vivir, pero lo hicieron a través de una compañía para poder mantener en secreto la nueva localización. Llegaron a pedir permisos para demolerla y vender el terreno en dos partes, pero el ayuntamiento local no lo permitió.

Finalmente consiguieron deshacerse de la casa en julio de 2019, vendiéndola por $959.000 y perdiendo casi medio millón de dólares en el camino. Muy diferente a los más de tres millones que los personajes de la serie dicen haber pagado por ella.

Es decir, ni fuerzas sobrenaturales, ni cultos sangrientos o túneles secretos. Si bien la idea de que alguien observe tu vivienda resulta aterrador, la historia real dista bastante de las cotas de ciencia ficción que la serie de Ryan Murphy incluye. Y es que en lugar de contar un true crime fiel al caso, Vigilante se inclina más hacia el sello habitual de este creador, con momentos de terror centrados en personajes secundarios pintorescos, arcos narrativos sobrantes, personajes que no llevan a ningún lado y que solo funcionan como elemento estético. Existen muchos momentos que generan incredulidad, incluso diría que molestia, al llevar la trama por derroteros que no hacen más que estirar la serie sin llegar a ningun lado.

De todos modos, si algo funciona en Vigilante es su intento de entrar en la moda del whodunit, creando un juego detectivesco con el espectador donde todos los personajes son sospechosos. Y, en definitiva, es lo que más se asemeja a la historia real, más allá de la evidente premisa central, al tratarse de un caso todavía sin resolver.

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