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La historia de la gran Thelma Biral, recopilada en un libro

Thelma Biral, junto a Claudio García Satur, en Dos a quererse, una telenovela de canal 13, de 1974
Thelma Biral, junto a Claudio García Satur, en Dos a quererse, una telenovela de canal 13, de 1974

Seguramente pocas figuras del espectáculo argentino sean tan famosas como Thelma Biral. De forma añadida, tan desconocida acerca de su vida personal, sus gustos, inquietudes y anhelos que conforman el horizonte desde el cual, junto a los azares de la vida, se construye una carrera que –en su caso específico- se agiganta en el reconocimiento de su impresionante trayectoria. Al ser definida como “Sonriente, cálida, pero dueña de un mundo que es difícil de invadir”, fue cuando a Mario Gallina, un investigador de fuste del espectáculo argentino , trocó su admiración por la estrella al interés por la biografía. Ese diálogo que el autor de Thelma Biral, historia de una actriz confiesa desde el prólogo que mantuvo con la inolvidable China Zorrilla (quien además la calificó como “una profesional como conocí pocas”), es el comienzo de un recorrido por el fino detalle archivístico unido a su calidez narrativa.

La tapa del libro escrito por Mario Gallina
La tapa del libro escrito por Mario Gallina - Créditos: @Gianni Mestichelli


La tapa del libro escrito por Mario Gallina (Gianni Mestichelli/)

Conocido y reconocido por sus aproximaciones a Carlos Hugo Christensen, Osvaldo Miranda, Lolita Torres, Virginia Luque, José Martínez Suárez y Alfredo Alcón , entre otros trabajos de relieve, el libro dedicado a Thelma Biral puede acuñarse como una auténtica producción del mundo del espectáculo donde están cuidados los más ínfimos detalles: desde una tapa luminosa con una espléndida fotografía de la actriz, obra del gran Gianni Mestichelli, hasta cincuenta páginas de ajustada cronología artística y un puntilloso índice onomástico . Añadiendo la opinión de críticos y colegas; tres separatas con fotos a todo color en papel ilustración, y un prólogo del director Oscar Barney Finn, elementos que enmarcan las 291 páginas de esta notable labor donde su autor vuelve a echar luz sobre consagrados nombres del panorama artístico argentino.

Thelma Biral, en Doña Rosita la soltera, uno de sus memorables trabajos teatrales
Thelma Biral, en Doña Rosita la soltera, uno de sus memorables trabajos teatrales - Créditos: @Jorge Fama


Thelma Biral, en Doña Rosita la soltera, uno de sus memorables trabajos teatrales (Jorge Fama/)

La fama, en obras de convocatoria masiva y popular, hace olvidar muchas veces la sólida trayectoria de una actriz de la que muchos recuerdan esos perfiles como cara de teleteatros que paralizaban la ciudad y hacían explotar el rating (Teleteatro Palmolive, El amor tiene cara de mujer), o de éxitos teatrales como El camino a la Meca o Brujas que colgaban el cartel de “no hay más localidades” con acostumbrado impacto. Pero Thelma Biral, ahijada artística de la gran Margarita Xirgu y nombre de la Comedia Nacional del Uruguay (donde interpretó obras de Florencio Sánchez, Lope de Vega, Wilde, Gogol, Pirandello y Goldoni), acuño su primera ovación en Buenos Aires con Yerma, de Federico García Lorca, como punto de inflexión de una trayectoria artística y una vida personal que la llevarían a afincarse en Buenos Aires luego de nacer en esta ciudad pero criarse en Montevideo.

Thelma Biral, en Coqueluche
Thelma Biral, en Coqueluche - Créditos: @Gianni Mestichelli


Thelma Biral, en Coqueluche (Gianni Mestichelli/)

Quedan para la historia sus papeles en Coqueluche, en diversas temporadas –pero la primera junto a Niní Marshall–; su reemplazo en el personaje de Elizabeth Proctor para Las brujas de Salem que dirigió Agustín Alezzo; Tupac-Amaru con dirección de Fernando Ayala; Doña Rosita, la soltera, con dirección de Cecilio Madanes o La herencia de Eszter, con dirección de Oscar Barney Finn, tan solo parte de una trayectoria que también incluyó clásicos del cine argentino como La maffia y Los siete locos, de Leopoldo Torre Nilsson; Triángulo de cuatro, de Fernando Ayala; El muerto, de Héctor Olivera o Desde el abismo, nuevamente con Ayala. Resumir su carrera parece una labor imposible aunque Mario Gallina consigue un auténtico trabajo de orfebrería que incluso dialoga con otros libros suyos permitiendo así establecer un mapa de décadas del espectáculo argentino a través de sus más renombrados artistas. “Thelma Biral es como un Stradivarius, siempre se descubren en ella nuevos, mágicos sonidos”, es citada la gran Alejandra Boero, desde una declaración de 1990, donde brindaba sus consideraciones sobre la actriz que construyó su carrera acompañada con el amor de Oscar “Titino” Pedemonti.

Thelma Biral, en La zapatera prodigiosa
Thelma Biral, en La zapatera prodigiosa - Créditos: @Gianni Mestichelli


Thelma Biral, en La zapatera prodigiosa (Gianni Mestichelli/)

Actualizada hasta en los más ínfimos detalles, en Thelma Biral, historia de una actriz incluso se revela la conversación que en plena pandemia del Covid-19 permitió el retorno a la escena teatral de la exitosísima Brujas entre la actriz y el empresario Carlos Rottemberg. Pero no es un texto que descanse en la exaltación de los acontecimientos sino, muy por el contrario, en la minuciosa revelación de una trayectoria fielmente documentada e hilvanada en un relato cálido y emotivo que permite encontrar a una actriz en toda su dimensión sensible. “¿Cuánto hace que nos conocemos? No lo sé. Para mí, es una amistad que se me hace “eterna como el agua y el aire”, dice Oscar Barney Finn parafraseando a Borges pero, además, resumiendo las posibles palabras que los lectores consiguen gracias a este fino trabajo de Gallina. Porque así Thelma deja de ser un admirado enigma para pasar a ser esa “primera actriz” que siempre fue, pero que ahora se siente mucho más cerca.

Thelma Biral y Alfredo Alcón en la película Los siete locos, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson
Thelma Biral y Alfredo Alcón en la película Los siete locos, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson


Thelma Biral y Alfredo Alcón en la película Los siete locos, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson