Homenaje: la histórica entrevista de Rafa Hernández a Los Redondos, semanas después del asesinato de Walter Bulacio

La histórica entrevista de Rafa Hernández a Los Redondos, semanas después del asesinato de Walter Bulacio
La histórica entrevista de Rafa Hernández a Los Redondos, semanas después del asesinato de Walter Bulacio

Rafael “Rafa” Hernández murió este martes, a los 66 años. Desde el momento en el que se dio a conocer la noticia de su deceso, las redes sociales se llenaron de homenajes, con mensajes que le dedicaron tanto sus oyentes como sus compañeros y las emisoras radiales en las que se desempeñó a lo largo de su extensa carrera. La Rock & Pop, señal que formó parte durante años, desde sus inicios, eligió compartir uno de los momentos más recordados: una entrevista a los miembros de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota luego del asesinato de Walter Bulacio.

La entrevista, realizada en 1991 por Hernández y Claudio Kleiman en el programa Piso 93, da cuenta del clima que se vivía dentro de la banda, en pleno proceso de grabación de La mosca y la sopa, que saldría a la venta ese mismo año. “Estamos bien. Estamos muy unidos, y eso es bueno”, asegura Carlos “El Indio” Solari al comienzo de la charla. Además del cantante, se encontraban en el estudio Eduardo “Skay” Beilinson, Sergio Dawi y Walter Sidotti. Daniel “Semilla” Bucarelli no pudo estar presente por problemas en uno de sus ojos.

Además de hablar sobre su presente y responder cada uno de los mensajes de sus fanáticos, los cuatro se encargaron de elegir los temas musicales que se escucharían durante el programa. El primer tema, escogido por Solari, fue la versión de “Gimme Some Lovin’”, de The Blues Brothers. La charla estuvo amenizada por una ronda de lo que llamaron “trago dinamita”: jugo de naranja, y un vodka importado aportado por Skay.

“Estamos terminando de grabar el disco y ya viene el rollo de la gráfica, de la tapa, de todo eso... [Sale] en cualquier momento, nosotros no sabemos cuándo, tampoco, no hay ningún misterio en eso. Vamos a sacarlo cuando veamos que estamos conformes. Está casi listo, pero como estamos tocando, vamos a grabar de a un tema. No hacemos una internación como hicimos en el disco anterior”, reveló Solari, sobre el proceso de grabación de La Mosca y la Sopa. Y agregó: “Esta es una banda independiente, y el tiempo lo usamos como nos viene bien”.

“Vamos aprendiendo a grabar, que es el máximo problema que hemos tenido siempre”, continúa explicando el cantante. “Me siguen gustando las canciones viejas, y la prueba está en que las hacemos, las tocamos, las recreamos, las disfrutamos. Pero estamos haciendo una mejora en la grabación; creo que cada disco que hemos hecho arrimamos el bochín un poquito más. Creo que el último [¡Bang! ¡Bang! Estás liquidado, de 1989] es el mejor grabado. Escucho los primeros discos y descubro que están muy mal mezclados. Siempre jodemos con Skay que las peores cosas que hemos grabado son los rockanroles”, se sinceró Solari.

Entre los miles de mensajes que los llenaban de halagos, uno llamó la atención: un oyente les reclamó la falta de reacción ante la muerte de Walter Bulacio, el adolescente de 17 años que fue detenido el 19 de abril de 1991, en inmediaciones del Estadio Obras Sanitarias, en Núñez, donde se iba a desarrollar el recital de Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota. Quienes detuvieron al joven en su momento invocaron el “Memorando 40″, una disposición pergeñada por dos jueces correccionales en 1967, que autorizaba a los comisarios no dar intervención a la Justicia por la detención de un menor de edad (siempre que no fuera por un delito), cuando el propósito era entregárselo a los padres. Bulacio murió una semana después en el Sanatorio Mitre como consecuencia de un “aneurisma no traumático” tras ser alojado en la comisaría 35a. Recién en 2013, el ex comisario de la Policía Federal Miguel Ángel Espósito fue condenado a tres años de prisión en suspenso por haber privado de la libertad al joven.

“Para hablar sobre esto hay que tratar de ubicarse en cómo es la manera y el estilo de la banda. Ya hace tiempo que nosotros decidimos sacar el culo de esta sopa rara. (...) La muerte de Walter para Los Redondos es un dolor. Y con ese dolor todo el mundo tiene el derecho de hacer lo que quiere; nuestro estilo no es meterlo en esta licuadora (...). No tenemos por costumbre meter los sentimientos en esto que para nosotros está claro, que es este estilo político televisivo que degrada todo dolor, que se apropia de todo dolor, lo transforma en una doble página un día y a la semana no es nada porque apareció otro chico muerto y a otra cosa. Walter es nuestro. Walter es un redondito. Ese es un sentimiento y un dolor que seguramente vamos a ver la próxima vez que toquemos de qué manera repercute en el estado de ánimo de la gente que va a ese único lugar que tenemos para decir lo que sentimos”, expresó Solari.

Hernández, entonces, le preguntó qué es lo que se debe hacer frente al problema de la represión en los recitales. “Yo creo que se está haciendo... Fuera de lo que opine uno, eso está sucediendo. Creo que cuando uno está preso de un estilo social, lo primero que tiene que hacer es darse cuenta de que eso está pasando. Nosotros hacemos hincapié en eso para que esos dolores perduren más allá de la necesidad de los medios de comunicación y de los notables. Eso es lo que me interesa”, respondió el cantante.

“A partir de que Patricio Rey tuvo que salir de los pubs, comenzó a tocar en estadios, y ya ahí la situación es diferente. En los estadios, donde hay una aglomeración de gente, es lógico que el estadio prevé eso por una cuestión de tráfico, las casas que hay cerca. Entonces, hay una seguridad. En todo estadio de fútbol, por ejemplo, la policía va. Pero logramos algo: que la policía no entre nunca al recital. Eso se pudo establecer: que de adentro del recital jamás se llevase a un solo pibe”, sumó la Carmen “Negra Poli” Castro, manager de la banda. Y Solari sumó: “Cosa que en resto de los recitales no sucede. En algún lugar termina la protección. A lo que tienen que acostumbrarse los chicos es que quienes tienen que cuidar su culo son ellos en esta ciudad. El recital termina en la puerta y uno no puede salir a protegerlo a su casa, a los barrios, a los bares... Esa es una protección imposible de pedir a una banda”.