Idris Elba se llevó la peor parte de la polémica por un James Bond negro

Idris Elba credit:Bang Showbiz
Idris Elba credit:Bang Showbiz

Idris Elba ha sido uno de los actores que cada cierto tiempo vuelve a acaparar titulares por la posibilidad de que vaya a heredar el personaje de James Bond. Henry Cavill ya explicó a la perfección por qué resulta tan importante ser considerado siquiera para ese papel cuando él mismo estuvo cerca de convertirse en el nuevo 007: la publicidad que otorga sirve de carta de presentación para una estrella en ciernes y aumenta la proyección internacional de cualquier intérprete británico que consiga entrar en esa lista de candidatos, lo cual le allana el camino para protagonizar otros proyectos.

Indris Elba era muy consciente de todas estas ventajas cuando su propio nombre comenzó a sonar con fuerza tras la salida de Daniel Craig de la franquicia, y se lo tomó como un gran cumplido, aunque también experimentó el lado más amargo de la fama.

"La verdad es que me halagaron mucho durante mucho tiempo. Me parecía una locura. Porque James Bond... Todos somos actores y entendemos lo que representa. Es uno de esos papeles que todos queremos. Que me pidieran ser James Bond fue como decir: 'Vaya, has llegado a la cima'", ha explicado en el podcast 'SmartLess'.

"En esencia, fue un gran cumplido que en todos los rincones del mundo estuvieran muy contentos con la idea de que me tuvieran en cuenta, excepto en algunos lugares, de los que no vamos a hablar".

Al igual que sucedió cuando se anunció que Halle Bailey sería la protagonista del remake de 'La Sirenita', la idea de que Idris Elba se convirtiera en el nuevo 007 también causó un gran revuelo porque suponía cambiar un personaje que ha sido interpretado hasta ahora por actores exclusivamente blancos.

"Los que no estaban contentos con la idea lo convirtieron todo en algo repugnante y desagradable, porque se convirtió en una cuestión de raza. Era una tontería, y yo me llevé la peor parte", ha lamentado.

En realidad, el intérprete tiene experiencia de sobra a la hora de lidiar con las críticas y con la discriminación que aún sufren las estrellas de color en la industria cinematográfica. Idris tocó ese tema indirectamente cuando declaró que dejaría de referirse a sí mismo como "actor negro"; a principios de este año causó una gran polémica al anunciar en una entrevista con Esquire que ya no se aplicaba esa etiqueta porque consideraba que le encasillaba, y la reacción a sus palabras fue desmedida.

"El racismo debe ser un tema de debate, claro. El racismo es muy real", matizó entonces. "Pero, desde mi punto de vista, sólo es tan poderoso como uno se lo permite".

Lo más irónico de toda la situación, en su opinión, fue que otras personas se consideraran en posición de juzgar sus decisiones y también su propia relación con el concepto de raza y con su ascendencia negra: "No hay un alma en esta tierra que pueda cuestionar si me considero un hombre negro o no. "Ser 'actor' es una profesión, como ser 'arquitecto', no se definen por la raza. Sin embargo, si tú defines tu trabajo por tu raza, esa es tu prerrogativa".