Iman se sincera sobre el caos que reinó en su vida tras la muerte de David Bowie

Iman y David Bowie en una foto de 2008 credit:Bang Showbiz
Iman y David Bowie en una foto de 2008 credit:Bang Showbiz

La exmodelo Iman, esposa del fallecido David Bowie, siempre se ha caracterizado por su hermetismo y su deseo de vivir lo más lejos posible de los focos, al menos desde que se casara con el ídolo de la música en el año 1992 y abandonara definitivamente el mundo de las pasarelas.

Tanto es así, que los dos enamorados se recluyeron en la ciudad de Nueva York y se dejaron ver en público con cuentagotas, en ocasiones enfundados en diversas capas de ropa, gorras y gafas de sol, a fin de pasar desapercibidos ante los fotógrafos y el público general. Su deseo era precisamente el de llevar una vida tan corriente, discreta y sencilla como les permitiera su fama, lo cual consiguieron con mayor o menos éxito hasta la trágica muerte del artista en enero de 2016.

El deceso de una de las grandes leyendas de la cultura popular generó, comprensiblemente un torrente de reacciones en las redes sociales y un caudal informativo de gran intensidad, lo que sin duda contrastaba con la tranquilidad que, hasta ese momento, dominaba el día a día de Iman y su familia. Además de tener que procesar la dura pérdida de su esposo, la maniquí también sufrió un notable hostigamiento mediático en los alrededores de su vivienda, unido al de aquellos fans que quisieron dejar flores y demás muestras de cariño a las puertas de la casa.

"Llegó hasta tal punto, que tuvimos que dejar nuestro hogar en Nueva York porque la gente no dejaba de agolparse en la entrada. Y lo entiendo, y me parece admirable, pero hubo un momento en el que era como: 'Ya está bien, marchaos a casa'", ha confesado Iman en su última entrevista a la edición estadounidense de Vogue.

La que fuera una de las modelos más icónicas y demandadas de la industria en las décadas de los 80 y 90, no comprende, sin embargo, que ciertos fans de su marido, así como los paparazzi y demás curiosos, fueran capaces de traspasar determinados límites ligados a su derecho a la intimidad, especialmente en semejantes circunstancias, al tiempo que le ofrecían sus condolencias.

"Había gente que se acercaba para sacarme una foto, que luego iban a vender. Y luego te decían: 'Siento mucho tu dolor'. Y eso me enfurecía, y decía: 'No, imbécil, tú no sientes mi dolor, aléjate de mí'", ha revelado en la misma conversación.