La importancia de decir lo que pensamos, sin miedo al rechazo

Todos conocemos a alguien que dice las cosas claras, como las piensa o las siente. Puede que nos pase incluso a nosotros mismos. Una costumbre, sin duda, beneficiosa, siempre que no dañemos al otro. “Para empezar, cuando decimos lo que pensamos, nos mostramos tal y como somos, lo que nos permite vivir de manera genuina y alineada con nuestro sentir. Vivir con esta coherencia entre lo que pensamos, decimos y actuamos es muy importante porque, de no hacerlo, creamos confusión y malestar interno. Se crea lo que en psicología llamamos una disonancia cognitiva que es muy incómoda. Es como querer disfrutar de un rato de música mientras están sonando dos canciones totalmente diferentes a la vez: crean tanta discordancia que puede afectar a todo nuestro sistema”, nos detalla Maribel Jiménez (conocida como Aguamarina), psicóloga y terapeuta holística, que añade que, además, si queremos tener relaciones verdaderas y auténticas, es imprescindible fomentar una comunicación honesta.

Lee también: Tu manera de comunicarte con los demás dice mucho de ti

Motivos para no decir lo que pensamos

Sin embargo, no siempre lo hacemos, ¿cuáles cree la experta que son los motivos? “Hay una gran parte de miedo al juicio o al rechazo. Todos los seres humanos necesitamos sentir que somos aceptados y reconocidos por los demás, necesitamos esa conexión social, por lo que hay un miedo interno, que viene desde nuestra infancia, a no serlo, y por eso enmascaramos nuestro verdadero sentir, es como un mecanismo de defensa y protección”, detalla. Y añade que, por otra parte, puede ser también que queramos evitar conflictos con los demás, que no nos sintamos muy seguros de lo que realmente sentimos o bien que no sepamos cómo expresarlo por falta de habilidades comunicativas.

Miedo al rechazo

La experta mencionaba el miedo al rechazo, que puede ser un sentimiento difícil de afrontar. “Es profundamente humano y está arraigado en nuestra psicología evolutiva. Como te decía antes, es natural querer pertenecer y ser aceptado y reconocido por los demás. El abordaje de este miedo al rechazo debería ser holístico, y eso comienza en observar y comprender cómo nuestras experiencias pasadas, creencias, emociones, relaciones e incluso el entorno en el que vivimos están interfiriendo, pues todo eso juega un papel en la forma en que enfrentamos nuestros miedos”, nos cuenta.

No podemos perder de vista que el miedo siempre es una emoción desagradable que queremos evitar, pero, tal y como apunta la experta, es importante comprender que todo miedo, en realidad, está enmascarando un tema profundo que está pendiente de ser elaborado y resuelto. Por eso, nuestras emociones siempre son nuestras maestras, y su intensidad nos habla de cuán profundas y arraigadas son.

Lee también: Sigue estos consejos y estrategias que te ayudan a vivir sin miedo

amigas hablando
amigas hablando

¿Cómo podemos superar ese temor?

En opinión de Maribel Jiménez, hay que tener en cuenta que el miedo al rechazo suele venir de experiencias tempranas en la vida, en las que hemos vivido probablemente situaciones de desamparo, abandono, rechazo, desvalorización o injusticia. “Por eso, una de las primeras recomendaciones para afrontar este miedo sería hacer un trabajo interno de conexión y sanación con el niño interior, y sanar nuestra autoestima y autovalía personal. En paralelo, como apoyo, podemos incorporar técnicas de autosoothing, que son pequeñas prácticas para calmarte cuando sientes que el miedo al rechazo está surgiendo, como podrían ser la respiración consciente o mindfulness”, recomienda.

Tratar de decir lo que pensamos

¿Cuáles son sus recomendaciones para que optemos por seguir esta saludable costumbre de decir lo que pensamos? La experta nos dice que podemos hacer varias cosas a nuestro favor que nos ayudarán a ganar seguridad y vivir nuestra vida con más coherencia y autenticidad.

  • Para empezar, siempre que hay un tema de miedos, considero fundamental hacer un trabajo de reconexión con el niño interior, para entender de dónde vienen esos miedos y darle a nuestro niño interior el lugar, el amor y la aceptación que necesitó y que sigue reclamando, para que no siga buscándolo fuera en el reconocimiento externo.

  • Además, las emociones, incluido el miedo, se almacenan en el cuerpo, por lo que todas las prácticas de liberación corporal como yoga, meditación, respiración consciente, danzaterapia, aromaterapia…, pueden ayudarnos a liberar tensiones y emociones encerradas en el cuerpo.

  • Y algo muy importante es no luchar contra el miedo, aceptar que está ahí, pero desapegarse de él a través de reevaluar nuestras creencias limitantes, reconocer qué historias nos estamos contando sobre el rechazo y desmitificarlas con otras creencias positivas y que nos beneficien.

  • No obstante, a veces necesitamos la ayuda de un profesional que pueda acompañarnos a hacer un trabajo más profundo y terapéutico.

Lee también: ¿Y a ti, el miedo a equivocarte te paraliza?

Evitar hacer daño

Otra vertiente interesante que hay que tener, además, en cuenta, es que, en ocasiones, al decir lo que pensamos, podemos hacer daño a la otra persona, ¿hay estrategias para hacerlo de forma sana sin llegar a herir al expresar nuestra opinión?

  • Primero, si estamos emitiendo una opinión que afecta a otra persona, es conveniente pedir permiso, entonces puedes decir algo como “¿Estás abierto a escuchar mi perspectiva de esto?”.

  • Después habla siempre desde la primera persona, desde el “yo”. En lugar de decir “Tú estás equivocado”, dices “yo siento que…”. Cuando hablamos desde la primera persona, la otra persona no se siente atacada y se crea un espacio seguro para el diálogo.

  • Además, es importante hablar estando presente, siendo consciente de nuestras palabras y emociones, para ello nos puede ayudar hacer una respiración profunda antes de hablar y conectar con el corazón, que es nuestro centro energético de la empatía y la relación con los demás.

¿Es la asertividad una cualidad indispensable en este caso? “Ser asertivo significa expresar lo que sientes y piensas de manera clara y respetuosa, sin ser agresivo pero tampoco sin ser pasivo. Es como encontrar el equilibrio entre el Yin y el Yang, donde no te sobrepasas, pero tampoco permites que te sobrepasen. La asertividad, desde un lugar de amor y respeto, permite una comunicación auténtica y saludable que honra tanto al que habla como al que escucha. Es un pilar en el camino hacia la autenticidad y la coherencia interna”, concluye la experta.